El primer arte, arte arcaico en el extremo sur peninsular
OBSERVATORIO DE LA TROCHA – NUESTRO ARTE PREHISTÓRICO
El descubrimiento de pinturas rupestres de más de 64.000 años en cuevas del sur peninsular revoluciona la historia del arte prehistórico y sitúa a los neandertales como pioneros en la creación simbólica mucho antes de la llegada del homo sapiens a la Península Ibérica
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En los últimos años, se ha dado un vuelco a todo lo relacionado con el arte rupestre prehistórico. Los últimos hallazgos y dataciones han posicionado el extremo sur peninsular y sus cuevas, entre los pioneros en las últimas dataciones con fechas muy antiguas. Fechas que relacionan no ya al homo sapiens con la pintura en las cuevas si no que van más allá, situando este primer arte arcaico en un punto en el que la Península Ibérica estaba dominada por el homo neandertalensis.
Estos primeros estudios se han llevado a cabo por el equipo de First Art, liderado por Hipólito Collado Giraldo, muestreando en un gran número de cuevas de la Península Ibérica, Italia, Sudáfrica y Turquía. Los motivos que se han muestreado siempre han estado ahí, lo único que no se les prestó atención, tal como los definía el abate Breuil, denominándolos como ruido, o sea, manchas, trazos y puntos alrededor de lo que él y otros investigadores consideraban el auténtico arte rupestre, como las inequívocas representaciones de caballos, ciervos y otros animales.
Estos primeros resultados, muy próximos a nosotros, los podemos encontrar en las cuevas de la provincia de Málaga, como la cueva del Toro, Nerja, Árdales y Victoria. Obteniendo dataciones muy antiguas en las muestras de calcitas que se han obtenido en los diferentes muestreos realizados. Estas calcitas normalmente se localizan sobre las pinturas, formándose con el paso del tiempo una capa calcítica que cubre las paredes de las cuevas y que contiene elementos radioactivos de Uranio y Torio.
La datación uranio-torio, también conocida como datación por torio-230 o por series de uranio, es un método científico que se utiliza para calcular la edad de materiales ricos en carbonato de calcio, como los corales o las formaciones minerales dentro de las cuevas (espeleotemas). A diferencia de otros métodos de datación que se basan en medir cuánto producto final se ha acumulado tras una desintegración radiactiva (como en el caso del uranio-plomo), este método funciona de otra manera: mide cuánto tiempo ha pasado desde que se rompió el equilibrio natural entre dos elementos radiactivos —el uranio-234 y el torio-230— dentro de una muestra. A medida que pasa el tiempo, ese equilibrio se va restaurando, y al analizar ese proceso, los científicos pueden estimar cuántos años han transcurrido desde que se formó el material.

Esto nos da la edad de la capa de calcita, nunca del pigmento, siendo así el pigmento como mínimo igual a esa datación, que en la mayoría de los casos sería siempre más antigua que la formación de la capa de calcita, ya que esta se localiza encima del pigmento.
¿Qué es el famoso “ruido” que Breuil denominó así? Se considera ruido como hemos dicho, a todas esas manchas, trazos o puntos, presentes en algunos enclaves con manifestaciones gráficas, pero carentes de un código lógico. ¿Qué queremos decir con esto? Es muy fácil, no podemos pensar que el primer homo que pintó en las paredes automáticamente realizó una obra de arte como podemos todos pensar, y siempre se nos viene a la mente algo tan maravilloso como el salón de los policromos de Altamira o más próximo a nosotros, los caballos grabados de la cueva del Vencejo Moro.
Para llegar a ese proceso de arte, hubo un inicio en la pintura, primero el descubrimiento de la aplicación de un pigmento en una pared de una cueva, con intención o sin ella. El querer representar algo o simplemente marcar algo, todo ese proceso lo llamaremos ruido, pues lo que se representa no define nada figurativo, sino que lo podemos llamar inicio del arte rupestre, debido a la relación con las pinturas figurativas en las cuevas.
Todo este ruido o conjunto de grafismos aparentemente sin sentido, se reparte por muchas de nuestras covachas y abrigos en el extremo sur peninsular, siendo el Campo de Gibraltar un punto importante en toda esta materia, pues está muy localizado entre las pinturas paleolíticas y postpaleolíticas de nuestros emplazamientos. Los factores principales de este primer arte o arte arcaico, están muy entrelazados con los enclaves con arte paleolítico, principalmente por la conservación de estos, por suponer que son los trazos más antiguos o con más tiempo con diferencia del arte paleolítico trazado en los abrigos.
Estas representaciones antiguas las podemos simplificar en varios grupos, según la tipología que empleó Pedro Cantalejo, tal como podemos observar en la lámina de las diferentes tipologías, donde se localizan; barra, barras paralelas, barras convergentes, barras cruzadas, tangentes, en ángulo, paralelas, punto, dos puntos, tres puntos, puntos lineados, serie de puntos triples, o agrupaciones de puntos, manchas sobre pared, manchas sobre espeleotemas, y por último trazos curvados.

Como se ve en las representaciones arcaicas, nuestras cavidades del Campo de Gibraltar además del arte paleolítico y postpaleolítico, localizamos manchas, trazos y puntos, además de las famosas manos aerografiadas en negativo, otro de los elementos que conforman parte de este arte más antiguo por las dataciones obtenidas en diferentes cavidades de España.
Un ejemplo donde encontramos todos estos elementos gráficos representados, es la cueva de las Palomas en su abrigo número IV, donde además de las manos aerografiadas en negativos localizamos varios trazos anchos muy antiguos, junto a varias agrupaciones de puntos pareados, estando todas estas representaciones siempre por debajo o infrapuestas a las representaciones postpaleolíticas o paleolíticas.
Otro referente de este posible arte arcaico o primer arte es la cueva de las Estrellas o Abejeras, ya publicada por el abate Breuil en 1929, aunque en su descubrimiento no localizó arte paleolítico, esta cavidad fue la primera en la comarca del Campo de Gibraltar donde se encontraron manos aerografiadas en negativo, además de arte figurativo con algunos caballos pintados sumándose el patrón que buscamos en este arte arcaico o primer arte, puntos pareados y trazos anchos. Todas estas grafías siempre repiten el mismo patrón.
Continuando con las cavidades de la comarca del Campo de Gibraltar, hay que destacar también dentro de este arte arcaico o primer arte, la plataforma superior de la cueva del Vencejo Moro, donde se localizan centenares de puntos, agrupados, sin un sentido lógico. Estos patrones repetidos en varias de las cavidades que se localizan en la provincia de Málaga, y que actualmente están siendo estudiadas por equipos de investigación, arrojan el mismo patrón que nuestras cavidades, las manchas, barras de los diferentes tipos, y los famosos puntos, siendo este ruido gráfico con las dataciones muy antiguas lo que situó todo este arte arcaico en un momento muy posterior de la llegada del homo sapiens a la Península Ibérica.
Actualmente el equipo de First Art está llevando a cabo diferentes trabajos de investigación con un equipo interdisciplinar para datar las costras de calcita en estas grafías antiguas. Los primeros estudios realizados en las cuevas de Árdales, Pasiega y Maltravieso, revelaron un descubrimiento sorprendente que cambia nuestra comprensión del origen del arte en Europa.
Los investigadores han logrado fechar con precisión tres yacimientos en distintas regiones de España, y los resultados apuntan a que el arte rupestre apareció en la Península Ibérica mucho antes de lo que se creía hasta ahora. Según los datos obtenidos, estas expresiones artísticas tienen una antigüedad de aproximadamente 64.800 años, lo que las convierte en algunas de las manifestaciones artísticas más antiguas conocidas en el mundo. Este hallazgo sugiere que los primeros habitantes de la región, posiblemente los neandertales y no solo los homo sapiens, ya eran capaces de crear arte simbólico, rompiendo con la idea tradicional de que esta capacidad era exclusiva de nuestra especie.
Los últimos trabajos realizados en las cuevas de Nerja, (Nerja), Victoria (Rincón de la Victoria), Calamorro o Toro (Benalmádena) y Pecho Redondo (Marbella), datando estas costras calcíticas, están arrojando resultados sorprendentes, mandando las dataciones a momentos muy antiguos, cuando el homo sapiens sapiens aún no poblaba la Península Ibérica, siendo la autoría de estos grafismos, del homo neandertalensis.
La dificultad que acompaña a nuestros abrigos y covachas de arenisca en la comarca del Campo de Gibraltar, es su imposibilidad de poder datar calcita, pues no se genera la costra calcítica como en una cueva profunda, siendo esto un impedimento para poder obtener una datación de uranio/torio, por lo que hoy en día es imposible conseguir el material de muestreo necesario para la datación.

Vamos a pensar que tal como está evolucionando todo, llegue el momento de que se pueda —mediante algún método— obtener una datación fiable con unas fechas absolutas, y así salir de dudas de si el denominado ruido fue realizado como arte, tal y como lo conocemos en la actualidad. Aunque no es tan atractivo como los caballos, ciervos, bisontes etc. tienen un gran valor, por el momento en el que fueron pintados, y más por quienes fueron realizados. Esto es un completo vuelco a lo escrito hasta la fecha, ya que nunca se pensó que el arte rupestre fuese creación de otra especie que diferente a la de los humanos anatómicamente modernos, o lo que es lo mismo como nosotros.
Durante mucho tiempo, los neandertales fueron retratados como brutos primitivos, inferiores a los homo sapiens en inteligencia y capacidades culturales. Sin embargo, en las últimas décadas, numerosos descubrimientos científicos han desmontado esa imagen simplista y revelado una realidad mucho más compleja: los neandertales poseían una notable capacidad cognitiva, comparable en muchos aspectos a la nuestra.
Uno de los indicios más reveladores es su capacidad para crear arte. Pinturas rupestres halladas en cuevas de España, con una antigüedad de unos 64.800 años, sugieren que los neandertales fueron los autores de estas obras. Este arte, que incluye símbolos geométricos, trazos abstractos y huellas de manos, implica no solo destreza técnica, sino también pensamiento simbólico, una de las características fundamentales del comportamiento humano moderno. Además del arte, hay otras pruebas que respaldan su desarrollo cognitivo: enterraban a sus muertos, cuidaban de los miembros enfermos del grupo, fabricaban herramientas complejas, utilizaban pigmentos y posiblemente incluso tenían formas de comunicación simbólica. Estos comportamientos indican empatía, memoria, planificación, aprendizaje social y capacidad para transmitir conocimientos.
Hoy sabemos que los neandertales no fueron una especie atrasada, sino una humanidad paralela, con una forma de pensar y sentir que, aunque distinta, era sorprendentemente avanzada. Su legado, de hecho, sigue presente en nuestro ADN: muchas personas en Europa y Asia aún conservan un pequeño porcentaje de genes neandertales, prueba de que hubo contacto y mestizaje entre ellos y los homo sapiens.
En definitiva, estudiar el avance cognitivo de los neandertales no solo cambia nuestra visión del pasado, sino que también nos invita a ampliar nuestra comprensión de lo que significa ser humano.
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