Los panaderos culpan a la venta ambulante de la crisis
La panificadora 'La Espiga de Oro' cerrará sus puertas el 1 de enero y otro establecimiento lo hará antes de final de mes
La Asociación de Panaderos de Ceuta volverá a denunciar la entrada de pan de Marruecos que está haciendo que la crisis en el sector sea "cada vez más grave". Como consecuencia de la misma, la panificadora La Espiga de Oro cerrará el día 1 de enero después de más de 50 años de actividad, al igual que otro establecimiento de la ciudad, que también lo hará en los primeros días de enero. De esta manera, quedarían un total de diez panificadoras en la ciudad, según indicó el presidente de la agrupación, José Manuel Ruiz.
Esta crisis que lleva arrastrando el sector desde hace más de dos años "sin que las autoridades hagan nada", va a obligar a los empresarios a "tirar la toalla en cuanto a este hilo productivo de la ciudad".
La Asociación de Panaderos de Ceuta ha denunciado en varias ocasiones la entrada de pan del país vecino, recibiendo por respuesta que "el pan de consumo no se puede prohibir".
"¿De cuántas personas que pasan a diario pan por la frontera hablamos, de 20.000 ó 30.000? Póngale piezas a esas personas en bolsas. Es una barbaridad y la situación se hace cada vez más insostenible", explicaba Ruiz.
Uno de los motivos por el cual no se puede hacer la competencia al pan que traen de Marruecos es porque "los precios no se pueden equipar".
Con motivo del cierre de'La Espiga de Oro, una de las panaderías emblemáticas de la ciudad, la Asociación ha solicitado una reunión con la Delegación del Gobierno y con la Ciudad Autónoma para explicarle lo que ha ocurrido y solicitar que se tomen "más medidas y que se prohíba la entrada de pan de Marruecos, ya que es un producto sin ningún control sanitario, al margen del perjuicio económico que conlleva".
Según indicó Ruiz, la mayor inquietud de los panaderos ceutíes es el futuro de sus negocios. "Cada vez es más negro y no vemos que el cierre de la frontera para este tipo de productos sea real y se van cerrando panificadoras y no ocurre nada. Las que se encuentran en la zona exterior de Ceuta están machacadas, ya que una pieza de pan entra en esas barriadas a diez céntimos, la misma que aquí vale 40 ó 50. Los suelos siguen subiendo, al igual que la harina", añadió.
Por otra parte, los trabajadores de La Espiga de Oro (tres cooperativistas y dos empleados) destacaban ayer la dificultad que supone mantener abierto el establecimiento. "El negocio está muy mal desde hace tiempo. Si se estropea una máquina ni podemos arreglarla", apuntaban.
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