A una Paloma que nos hace volar con sus palabras

Tribuna libre

El autor elogia la figura de la escritora Paloma Fernández Gomá, reconocida con la Medalla de San Isidoro de Sevilla por la Unión Nacional de Escritores de España

Paloma Fernández Gomá.
Paloma Fernández Gomá. / Claudio Palma
Juan Antonio Palacios

03 de diciembre 2025 - 04:01

Paloma Fernández Gomá no es solo una amiga y compañera en el arte de jugar con las palabras para hacer poesía o narrativa, sino alguien que nos estimula para que descubramos nuevas ideas y nos hace volar con lo que dice y como lo hace. La Unión Nacional de Escritores de España, a través de su presidente, Juan Carlos Heredia, una vez más ha acertado de plano concediendo con todo merecimiento a esta escritora que forma parte de la gran familia de la UNEE la Medalla de San Isidoro de Sevilla, máximo galardón de esta institución que me honro compartir como Juan Antonio Palacios, con ella y otros paisanos como Juan Emilio Ríos y Juan José Téllez.

Conozco desde hace tiempo a Paloma y recuerdo los primeros pasos de la Asociación de Mujeres Progresistas Victoria Kent y la revista cultural y literaria que aquel entonces era Tres orillas, y que con el transcurrir de los años dio lugar a Dos orillas.

Paloma no ha dejado de volar con sus palabras para que las dos orillas de este lugar mágico que está entre dos continentes, África y Europa, separados por la calle marítima más transitada del mundo, el estrecho de Gibraltar se acerquen cada día más.

Podemos decir que a través de medios nacionales e internacionales ha acercado las historias de los pueblos de las dos orillas, habiendo sido traducida sus obras a diversos idiomas y logrando el ingreso en la Real Academia de Nobles Artes de Antequera.

Es una excelente comunicadora, con un currículum amplio y riquísimo y numerosos e importantes premios y reconocimientos como poeta, escritora y crítica literaria. Sus propuestas, palabras e historias nos conmueven y despiertan nuestra imaginación, nos emocionan y nos hacen reflexionar.

Paloma, en sus vuelos literarios y sus deseos y loables ánimos de mejorar el mundo, es también una gran articulista, que está al loro de la actualidad, y que con su estilo personal sabe escoger las palabras justas y precisas para cada momento sin caer en la simplificación mediante la glorificación o la satanización de lo que le interesa o fastidia.

La vida de nuestra protagonista se nos presenta como un jeroglífico que ha de resolver un enigma que en sus vuelos va difundiendo palabras, que intenta desentrañar día a día sin precipitaciones, transmitiéndonos sus pensamientos con rigor sin dejarse arrastrar de intuiciones o rumores, acusar sin pruebas o premiar sin buenos resultados, pasarse de lista o pecar de ingenua, parándose a observar y dándose tiempo para comprender y hacernos entender lo que está pasando y por qué.

Nos pinta y retrata nuestras fortalezas y debilidades, nuestros retos y necesidades en cuanto al agua, al tren, las carreteras y la electricidad, y la necesidad de estar vertebrados con el resto de la provincia y con España.

Nuestra Paloma conoce y reconoce que detrás de cada personaje, en sus poesías y en sus historias, hay una persona, porque en parte no hay personaje que responda a la realidad ni a la ficción en un cien por cien.

Se puede aprender de cualquiera y en cualquier circunstancia, sería pretencioso negarlo. Paloma, en sus vuelos, ha aprendido que escribir es un proceso largo y difícil, que nunca se acaba, y en ese camino hay dos grandes escuelas, la observación y la lectura.

Me gustaría seguir este volar de Paloma con una frase de un gran escritor, Ernesto Sabato: “Un buen escritor expresa grandes cosas con pequeñas palabras; a la inversa de un mal escritor, que dice cosas insignificantes con palabras grandiosas”. Y nuestra amiga y compañera de aventuras literarias continuó volando mientras nos regalaba palabras.

stats