La imagen que sobrevivió al derrumbe
sociedad
Los guadiareños recuerdan el desplome de la iglesia en 1983
Vecinos de Guadiaro recordaron el pasado lunes el derrumbe que se produjo en la iglesia de Guadiaro hace ahora 34 años. El 29 de mayo de 1983, instantes después de la conclusión de una misa en la que se celebraba la primera comunión de 52 niños, el edificio se derrumbó. No hubo ningún herido a pesar de que asistieron 500 personas, lo que se consideró entonces como un milagro. Ese afortunado día volvió a celebrarse como cada año con una misa y la posterior procesión de la virgen de los Dolores por las calles del pueblo de Guadiaro.
Al acto asistieron los niños que este han hecho la primera comunión, así como cientos de fieles. En los actos conmemorativos estuvo presente el teniente de alcalde del Valle del Guadiaro, Oscar Ledesma, y otros ediles.
Durante la misa, el párroco rememoró los acontecimientos de aquel año y dio gracias a Dios por salvar a todos las personas que ese día acudieron a la iglesia.
Aquel 29 de mayo los niños que hicieron la primera comunión, así como el resto de personas que llenaban la antigua iglesia de Guadiaro, no salieron de su asombro al ver cómo la misma se derrumbaba apenas unos minutos después de abandonarla.
Como consecuencia del considerado "milagroso suceso" en el que nadie resultó herido, los ciudadanos de la localidad guadiareña llevan todos los años por estas fechas en procesión a la Virgen de los Dolores como señal de agradecimiento.
Aquella mañana, días después de la construcción de la iglesia, la eucaristía se desarrolló con total normalidad y cuando salió la última persona cayó el primer ladrillo y se derrumbó el templo, quedando en pie tan sólo la imagen de la virgen y la luz encendida del sagrario. Es a esta devoción a quienes muchos atribuyen que el derrumbe no provocara ningún herido.
La crónica de Antonio Pérez del 31 de mayo del año 2000 relataba en este mismo diario que aquel día, tras celebrar la misa, el sacerdote salió presto para la Almoraima, donde tenía un compromiso para dar la primera comunión a un niño. Se había negado en varias ocasiones debido a que tenía también citas con otros niños en San Enrique y Sotogrande, pero fue la insistencia del padre la que provocó que accediese finalmente. Subió a su vehículo y se marchó. La catequista y el fotógrafo cerraron la puerta del nuevo templo y solo pasaron seis minutos cuando el techo del templo se hundió por completo.
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