Ladrones, malhechores, asaltadores de caminos y contrabandistas que se multiplicaban sin control en una España eminentemente rural y sacudida por las consecuencias de sucesivas guerras, la inestabilidad política y la recesión económica. Este desolador panorama, propio del convulso siglo XIX, fue el contexto histórico del que partió el coronel de la Guardia Civil Jesús Núñez Calvo durante la conferencia que el martes ofreció en la Academia de San Romualdo de San Fernando. 

El jefe de la Comandancia de Algeciras y doctor en Historia ahondó así en el grave problema de seguridad pública que aquejaba a la España de hace 200 años y que, tras varios ensayos sin éxito, condujo finalmente a la creación de la Guardia Civil en 1844.

La pervivencia del cuerpo hasta nuestros días da probada muestra de la eficacia que tuvo la solución propuesta. Ahora bien, como ha detallado el coronel Jesús Núñez, llegar hasta ahí en una España marcada por la Guerra de la Independencia, el retorno del absolutismo que vino con los Cien Mil Hijos de San Luis y las guerras carlistas que estallaron tras la muerte de Fernando VII, no fue precisamente un camino de rosas. 

El acto, que ha llenado el auditorio del centro de congresos, fue todo un guiño al 175 aniversario que la Guardia Civil celebra en 2019. Precisamente, Núñez Calvo, que fue presentado por  Teodoro López de Moratalla, se ha centrado en esos antecedentes o prolegómenos que llevaron a la creación del cuerpo.

Conferencia sobre el 175 aniversario de la Guardia Civil celebrada en el centro de congresos.

Orígenes históricos de la Guardia Civil fue, de hecho, el título de la ponencia que además se ha encargado de abrir los actos de noviembre en la Academia de San Romualdo. 

El coronel, desde el primer momento, aludió tanto al problema de seguridad pública que se vivía en este contexto como a las evidentes consecuencias que tenía para la economía y el comercio que derivaban del contrabando. "Tampoco había ningún cuerpo por parte del Estado que persiguiera a ese contrabando, a esos defraudadores de la Hacienda", precisó al contextualizar los hechos.

Esa policía fiscal -explicó- llegaría con el cuerpo de carabineros, que un siglo más tarde, en 1940 pasó a integrarse en la Guardia Civil "con lo que se aunó un cuerpo policial encargado de la seguridad ciudadana con un cuerpo de vigilancia fiscal, de represión del contrabando". 

Pero lo habitual en aquella época del siglo XIX fue recurrir de la respuesta militar, lo que sin embargo quedó demostrado en reiteradas ocasiones que no era una solución válida "porque era un problema que necesitaba una respuesta policial no militar". 

El coronel Jesús Núñez y el presidente de la Academia de San Romualdo, José Enrique de Benito.

El coronel Núñez Calvo se detuvo también en algunos de los precedentes directos que tuvo la Guardia Civil, tales como la Legión de Salvaguardias Nacionales, "cuya filosofía se parecía bastante a la de la Guardia Civil y que además creó el primer duque de Ahumada, padre del creador de la Guardia Civil”.

El Cuerpo de Celadores Reales, la Policía General del Reino o el Cuerpo de Salvaguardias Reales fueron también otros de esos antecedentes, pero ninguno llegó a prosperar. A menudo por la situación de inestabilidad política que se vivía. Y a veces también por su implicación política, "que nunca debe ir de la mano de la seguridad pública". Eso es -dijo- "una lección aprendida".

Lo peor, como ha explicado Jesús Núñez, era que durante todos esos años los sucesivos gobiernos españoles eran perfectamente conscientes del problema de seguridad pública que sufría España y de la acuciante necesidad de tomar medidas al respecto.

El conferenciante finalizó así aludiendo al reinado de Isabel II y a los sucesivos decretos que en 1844 llevaron a la creación de la Benemérita. También ha hecho referencia a la célebre cartilla del guardia Civil, "que se escribió en la finca del Rosalejo" y los acertados párrafos que el novelista Benito Pérez Galdós le dedicara al cuerpo en una de las novelas de sus Episodios Nacionales.