Los ecologistas denuncian que la fiebre del aguacate está dejando secos los ríos del Campo de Gibraltar
Verdemar–Ecologistas en Acción alerta que el cultivo masivo de aguacates en secano roba agua al Guadiaro, al Genal y al Hozgarganta, todos dentro de la Red Natura 2000, mientras la Junta “mira hacia otro lado”
Los productores de aguacates del Campo de Gibraltar, contra la "leyenda urbana" del excesivo consumo de agua
Donde antes pastaban vacas y crecían acebuches, hoy se alinean árboles de aguacate. Filas verdes y brillantes que, a simple vista, podrían parecer símbolo de prosperidad, pero que esconden una sed insaciable. El auge de este cultivo tropical en el valle del Guadiaro está dejando tras de sí un paisaje cada vez más seco, y unos ríos que agonizan.
Verdemar–Ecologistas en Acción ha vuelto a dar la voz de alarma este domingo ante lo que califican de “grave sobreexplotación hídrica” en la cuenca del Guadiaro y sus afluentes, el Genal y el Hozgarganta, todos incluidos en la Red Natura 2000. El colectivo apunta directamente a la Junta de Andalucía, a la que acusa de “estar del lado de los especuladores” y de alimentar “un modelo agrícola depredador que pone en riesgo el agua, los ecosistemas y el futuro del territorio”.
“Donde antes había vacas y acebuches, ahora hay pozos ilegales y aguacates. La Junta es cómplice de que el río Guadiaro muera. Está alimentando a un ogro que acabará devorando nuestros ríos y nuestros pueblos”, denuncia la organización ecologista.
El agua que se escurre bajo tierra
El colectivo explica que la desecación progresiva del río Genal, unida al agotamiento de su acuífero, está provocando un fenómeno preocupante: el caudal del Guadiaro se infiltra bajo tierra para rellenar el vacío del subsuelo. Un desequilibrio hídrico que amenaza con colapsar toda la cuenca.
Además, recuerdan que la pérdida del caudal ecológico mínimo establecido en el Plan Hidrológico de la Demarcación supone un incumplimiento de la Directiva Marco del Agua, acelerando el deterioro de los ecosistemas fluviales y de las especies que dependen de ellos.
La ecuación es sencilla y dramática: donde antes una hectárea de naranjos necesitaba unos 5.000 metros cúbicos de agua al año, los aguacates consumen hasta 6.000. A cambio, ofrecen una rentabilidad muy superior: el kilo de naranja apenas llega a los 13 céntimos; el de aguacate ronda los 2,5 euros.
Capitales foráneos y fincas compradas
Verdemar alerta también del papel de grandes inversores y fondos de capital extranjero que están comprando fincas históricas en la zona para transformarlas en monocultivos intensivos. “Están desplazando a la población local y acabando con la economía sostenible del entorno”, advierte el colectivo.
“El paisaje rural del valle del Guadiaro está cambiando a una velocidad brutal —añaden—. La Junta de Andalucía está al lado de los especuladores y no de quienes cuidan el territorio”.
Ante esta situación, Verdemar–Ecologistas en Acción reclama una respuesta inmediata tanto a la Junta de Andalucía como a la Confederación Hidrográfica de las Cuencas Mediterráneas Andaluzas. Entre sus exigencias, destacan tres medidas urgentes:
- Paralizar de inmediato los pozos y captaciones ilegales.
- Restaurar los terrenos forestales y de secano degradados.
- Instalar contadores individuales de consumo en cada finca de riego.
“Seguimos denunciando esta situación desde hace años, y todo empeora. No hay control, no hay inspecciones y los ríos se mueren ante la pasividad de las administraciones”, concluye Verdemar en una nota de prensa.
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