Dios guarde al IECG (y IV)

Campo Chico

La creación del Instituto supuso la definición de la estructura natural que albergaría 'Almoraima'

Dios guarde al IECG (I)

Dios guarde al IECG (II)

Dios guarde al IECG (III)

Sello con La Línea y Gibraltar (1969).
Sello con La Línea y Gibraltar (1969).

En Sevilla hay cinco puentes de una extraordinaria belleza. El de Isabel II, conocido como el de Triana, que tiene una de sus embocaduras en el Altozano, la plaza de Juan Belmonte y de la Farmacia Santa Ana, fueron el escenario entrañable más frecuentado de mi primer año de investidura universitaria. Rio arriba, el cauce se interrumpía pronto.

En vísperas de la exposición universal de 1992, motivados por su celebración, los organizadores y las autoridades decidieron devolver al Guadalquivir su vieja senda. Pero antes y con esa intención se construyó el puente del Cristo de la Expiración, conocido por el Cachorro. El puente fue primero y luego se hizo pasar el río, así que los sevillanos llaman a este puente, el de los leperos, aludiendo a la bellísima ciudad de Lepe, en la costa onubense, donde el pueblo llano ha situado el peregrinaje de los chistes de barra.

Lo he recordado ahora por dos razones, ajenas a mi enamoramiento permanente de aquellos parajes inolvidables que viví con animada intensidad. La primera de ellas es la coincidencia de fechas: el Instituto de Estudios Campogibraltareños se creó oficialmente el mismo años que el puente del Cachorro, 1991, y la segunda es que el Instituto nació en el ambiente consolidado de la publicación de Almoraima, cuyo número cero es de 1988. El horno, qué duda cabe, fue el mismo.

Pinturas rupestres en la Laja Alta.
Pinturas rupestres en la Laja Alta.

Nuestros pensadores, artistas e investigadores fueron acercándose al proyecto común de crear arte y conocimiento, a la llamada de la revista, y el encuentro fue determinando la estructura física y el contenido de lo que, en casos como éste, va encontrando su realidad. Pero no deja de ser paradójico que el medio de expresión –la revista– viera la luz tres años antes que su envoltura: el Instituto.

La política no siempre produce títeres y esperpentos, también fomenta la creatividad y acoge iniciativas dirigidas a la generación de saberes. Los políticos son personas sujetas a las miserias humanas y a las carencias propias de su naturaleza, y unos son más o menos que otros según sea el sentido común que tengan y el del reto que les presenta el ejercicio del poder.

En general, los presidentes de la Mancomunidad han estado a la altura de los pioneros de la institución y han entendido la importancia del IECG y de Almoraima. Si no fuera así, estos habrían desaparecido. No digo yo que no haya habido momentos de esos a los que no se les ve salida, ni personajes que no hayan jugado a la contra, pero no ha llegado la sangre al río ni pasado los conflictos de asemejarse a una tormenta de verano, pasajeros, de ruido sin nueces; el balance es, a mi parecer, altamente positivo.

Grabado alemán (1835).
Grabado alemán (1835).

La gran fortuna que hemos tenido es haber podido disponer de personas de gran talla intelectual y, sobre todo, de una generosidad admirable, que estaban ahí, ajustados a sus saberes y dedicaciones, pero sin tener a mano un elemento aglutinador. Instituciones como el IECG son esenciales y escasas, colectivizan a creadores, sabios y divulgadores en territorios donde no hay disponibles medios de asociación y expresión en los que pueda ser viable el ejercicio y proyección de sus habilidades, destrezas o saberes.

Invitación presentación 'Almoraima' (Junio 1989).
Invitación presentación 'Almoraima' (Junio 1989).

Ya me he referido a la amplia oferta de áreas de conocimiento consideradas en la definición del Instituto, pero es lo que conviene que sea; la especialización es impropia de entidades tan localizadas y la localización es imprescindible para despertar el interés por incidir en lo próximo y por animar a la investigación de las particularidades del entorno. Me permito la libertad empero de advertir que hay disciplinas en las que restricciones territoriales no tienen sentido; todas las que conciernen a las ciencias positivas. Debieran en el IECG tenerlo en cuenta y no ser demasiado exigentes cuando se trata de saberes universales. Aun siendo, desde luego, muy importante hacer referencia explícita, al fomento, la difusión e investigación de lo que concierne directa o indirectamente al ámbito territorial.

Curiosamente, los primeros años de vida de este periódico, no sólo guardaron cierto paralelismo con la aventura cultural emprendida por la Mancomunidad, sino que influyeron en sus características. El Diario de Cádiz, fundado nada menos que en 1867, es, como se sabe, el buque insignia del grupo de comunicación, el Grupo Joly, al que pertenece este periódico en el que escribo y del que soy ya ¡el más antiguo de los colaboradores! Hasta bien avanzados los ochenta, el Diario de Cádiz residía en la comarca con una delegación y corresponsalía en Algeciras, y dos personalidades históricas: Andrés Macías y José Luis Tobalina.

Tras el Diario de Jerez con el que el grupo inició en 1984, su diversificación en cabeceras que se extendería en nueve por la geografía andaluza, sale a la calle, en 1989, con una fuerza y expectativas extraordinarias, Europa Sur. A lo largo del año anterior, 1988, se están pues gestando la aparición del periódico y la de Almoraima. La más que presumible consolidación de un diario de información general que llegaba para quedarse, puso a cavilar a aquellos pioneros de Almoraima. La Redacción de Europa Sur, en el edificio de nombre equívoco, “Los Gálvez”, era espectacular. Una empresa consolidada con muchísimo rodaje, lo garantizaba. Almoraima había sido proyectada como un semanario ilustrado sobre la comarca, pero la inminente salida de un diario sugería una orientación distinta. Así fue como sus promotores redirigieron los contenidos hacia lo que podríamos llamar alta divulgación; una publicación semanal dedicada a la geografía, la historia y, en general, la investigación y divulgación de asuntos relacionados con el Campo de Gibraltar. A Rafael García Valdivia, se le ocurrió el nombre, se llamaría Almoraima.

Almoraima 5 (abril 1991).
Almoraima 5 (abril 1991).

Téllez optaría por el periódico, al que accedió como redactor jefe y del que sería, unos años después, director, y se quedaría en el Consejo de Redacción de la revista, que ya en el número 3 (1990) y bajo la dirección de García Valdivia, incorpora a algunas de las personalidades más relevantes de la comarca y a un gibraltareño, como Javier Criado Atalaya, Luis Alberto del Castillo, José Chamizo de la Rubia, Martín Bueno Lozano, Trino Cruz Seruya, José Riquelme Sánchez, Cristóbal Delgado Gómez, Francisco Tornay de Cózar, José A. Casaus Bolao y José Regueira Ramos; todas ellas imprescindibles para acercarse a las esencias geohistóricas y sociales del Campo de Gibraltar.

El Instituto se crea al tiempo que se celebran las Primeras Jornadas de Historia del C. de G. en la sede de la Mancomunidad, dedicadas al Prof. Michel Ponsich, director de la sección de arqueología de la Casa de Velázquez y estudioso de Baelo Claudia. Las Actas que recogen las ponencias y comunicaciones constituyen el número 5 de Almoraima y este hecho puede ser considerado la elevación a la categoría de científica de la revista, que ya entonces había editado doce cuadernos, entre números y monografías.

La creación del Instituto supuso no sólo la definición de la estructura natural que albergaría Almoraima. También la de la entidad encargada del acervo cultural que generaría la sabiduría y las habilidades de quienes dedican sus esfuerzos al conocimiento y a la creación literaria y artística. Luis Alberto del Castillo Navarro, Mario Ocaña Torres, Ángel J. Sáez Rodríguez y el actual director, Eduardo Briones Villa, son el mejor cartel para entusiasmar a cualquiera y aún más a los que deseamos que nuestra tierra sea vista como merece su historia y su capacidad creativa.

Pero no sólo es el cartel, porque lo que hay detrás de él es un mundo fascinante de saberes, experiencias, historias y descubrimientos que añaden muchos más nombres a la de esos grandes paisanos nuestros en los que se sintetiza tanta buena gente empeñada en que todos sepamos más de lo que nos concierne por pasión, nascencia o estancia. Dios les guarde, a ellos y a su obra. Y dé larga y fructífera vida a todos.

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