Instituto de Estudios Campogibraltareños

Los búnkeres del Estrecho y los prisioneros republicanos (I)

  • Franco creó la Comisión de Fortificación de la Frontera Sur que fue dirigida por el general de brigada de artillería Pedro Jevenois Labernade

  • Esta comisión elaboró varios informes que dieron lugar a las obras de fortificación y artillado del Estrecho

Un bunker en el parque Princesa Sofía de La Línea.

Un bunker en el parque Princesa Sofía de La Línea.

Apenas meses después de terminada la Guerra Civil, dentro de la estrategia del nuevo estado, Franco creó la Comisión de Fortificación de la Frontera Sur, que fue dirigida por el general de brigada de artillería Pedro Jevenois Labernade. Esta comisión elaboró varios informes que dieron lugar a las obras de fortificación y artillado del Estrecho. Durante muchos años estas importantes obras de fortificación fueron prácticamente ignoradas, pese a que fueran miles los hombres que participaron en su construcción.

Organización defensiva en el área del Estrecho de Gibraltar

Uno de los proyectos estrella del constituido régimen fue fortificar el área del Estrecho. Ya el 10 de mayo de 1939, en el contexto de preguerra mundial, se le da mayor actividad a los proyectos de fortificación dinamizando el envió del material necesario, personal director y de trabajos e inspección constante, dedicando singular atención a la costa sur de Andalucía, organizando la costa en la forma dispuesta, si bien dándole una mayor profundidad a la fortificación, constituyendo varias líneas en las playas de posibles desembarcos, los Lances de Tarifa y las líneas de penetración que conducen hacia el interior; carretera Tarifa a Vejer de la Frontera, camino que asciende por el cauce del río de la Jara a la ermita de la Virgen de la Luz (Tarifa), puerto de la Torre del Rayo, río Almodóvar a Casas Viejas y carretera de Tarifa a Algeciras. Este entramado estaba motivado por la opinión predominante en el Estado Mayor franquista de la posibilidad de un desembarco de las fuerzas aliadas en las costas al oeste de Tarifa en caso de conflicto, a fin de tener aseguradas la posesión de la costa Sur de España en el Estrecho y que en unión de la costa norte de África en el mismo Estrecho, le darían a Francia e Inglaterra la posesión de este paso llave del Mediterráneo y la clave del triunfo en la próxima contienda, caso de que estallase.

La estrategia llevada a cabo por el ejercito franquista, desarrollada en una serie de documentos “secretos y reservados” fue dividir el área comprendida desde Conil hasta el río Guadiaro, en tres sectores, aunque con mayor presencia defensiva en la franja costera Bolonia–Gibraltar.

Los sectores que se constituyeron para la supuesta defensa del área del Estrecho fueron: Sector de Tarifa, guarnecido por el 1º Regimiento, que debería impedir el desembarco entre Punta Camarinal y Punta de Canales debiendo ser la vigilancia permanente, “hasta que la superioridad ordene la ocupación con mayor densidad”.

El segundo sector, Sector La Línea-San Roque, del que se encargaría un segundo Regimiento que se ocuparía de la vigilancia y defensa de la costa desde Guadiaro hasta Guadarranque y el interior de esta zona.

El denominado Sector de Algeciras, que aglutinaba al tercer Regimiento y realizaría la vigilancia entre el Rinconcillo y el río Pícaro y del Rinconcillo a Guadarranque, además del punto estratégico de Punta Carnero (entrada natural de la bahía de Algeciras).

Dentro de cada sector, los jefes militares que lo guarnecían tenían por misión realizar un estudio pormenorizado de su zona de influencia, “desde el mar hasta la sierra que cierre el horizonte”. En cada zona se estudiarían todos los senderos, caminos vecinales, comunicaciones de todas clases, vistas y ocultas desde el mar. Todos los estudios estaban dirigidos a elegir tres líneas defensivas para contener posibles desembarcos y hostilizar el paso por las carreteras antes citadas. Estas líneas estarán compuestas por la designación de puntos sobre el terreno, “escaqueados”, en los que se pudieran organizar los puntos de apoyo y elementos de resistencia. La primera línea deberá poder batir con fuego de arma automática, la carretera de Algeciras a Cádiz y accesos a ésta desde la playa.

La segunda línea sensiblemente paralela a la primera y a unos seiscientos metros de distancia constituirá posiciones más fuertes que prohíban la progresión enemiga por los valles perpendiculares al mar.

La tercera línea, a unos ochocientos metros o mil de la segunda debía ser la más fuerte, apoyándose en accidentes del terreno dominantes y seguros. Se estudiará el enlace por el fuego de cada una de las líneas defensivas citadas con las análogas de los subsectores contiguos. Se estudiarán las vías de comunicación que existen paralelas al frente, o caso de no existir, la posibilidad de abrirlas y siempre ocultas desde el mar.

Se estudiarán lugares para habitarlos como puestos de munición y de socorro, e itinerarios para evacuaciones y aprovisionamiento.

Se indicarán las posibilidades de cruce de la sierra y enlace con el centro estratégico de Gaucín y el de Ronda, así como caminos que existan y conduzcan a ambos lugares. Se levantarán croquis del terreno indicando en ellos los punto elegidos para su defensa, se harán itinerarios de todos sus caminos existentes en el subsector, con horarios, es decir, indicando tiempo preciso para llegar a los diversos puntos del subsector tanto de día como de noche. También se tendrá estudiado un servicio de vigilancia de la costa compuesto por patrullas ligeras de observación. Debido a la premura en el tiempo, ya desde abril se suceden telefonemas y escritos del General Jefe del Ejército del Sur pidiendo a los jefes que pidan cuantos prisioneros necesitan para dar la máxima rapidez a las obras.

Franco: Objetivo invadir Gibraltar

Para el general Franco, Gibraltar fue siempre un punto de máximo interés, al menos desde que es designado Jefe del Estado Mayor del Ejército en 1935. Acabada la guerra civil Gibraltar vuelve a ser un problema preferente para Franco y su Estado Mayor.

En agosto de 1939, a los cuatro meses de acabar la guerra civil y con un país absolutamente devastado, el Estado Mayor del Ejército elabora un plan, en el contexto de la recién creada Comisión de Fortificación de la Frontera Sur, para atacar la base británica de Gibraltar y cerrar el Estrecho al tráfico marítimo, pues era ésta la misión asignada a esta Comisión.

Esta operación militar se plantea bastantes meses antes que las sucesivas operaciones para ocupar el Peñón por parte del Eje italo-alemán como la Operación Félix en julio-agosto de 1940, la operación Illona de 1942, o la Operación Gisela en 1943. En todas estas operaciones se partía de cierto apoyo por parte de España, sin la cual estas operaciones no podrían ser válidas. La singularidad del plan de agosto de 1939 es, por un lado, su momento en el tiempo, y por otro, que se trata de un plan en el que solo tenían cabida las fuerzas del ejercito español.

Las obras de fortificación del Estrecho se realizaron con carácter defensivo, al menos esta era la idea que planteaba el gobierno de Franco ante los ingleses y la opinión internacional; aunque la realidad, como claramente se expone en uno de los informes secretos de agosto de 1939, era “intentar mantener la ficción de que nuestras obras de fortificación son defensivas no siendo esto exacto más que para la fortificación, pues el plan de empleo de la artillería es netamente ofensivo y de anulación de la plaza inglesa”, o, por otra parte, cuando alude a una conversación donde el gobernador general de Gibraltar decía al cónsul general español “que esperaba que todo cuanto hiciéramos fuera defensivo” y se le contesto “que así era”, siendo, según el citado informe, solo exacto en las fortificaciones del istmo.

Interior de un bunker en La Línea. Interior de un bunker en La Línea.

Interior de un bunker en La Línea.

Los principios básicos de este proyecto giraban entorno a emplear el menor número posible de baterías fijas, y utilizar baterías semimóviles y móviles con varios asentamientos previamente preparados para conducir los materiales en el momento oportuno. La labor de la Comisión constaba de dos partes: “una previa e inexcusable, que es la de asegurar la defensa de nuestras costas inmediatas al Estrecho, impidiendo en ellas, bien una ampliación de la ocupación inglesa en Gibraltar, bien un desembarco en las proximidades de la Bahía que nos obligue a retirarnos; la otra, principal y primordial, de incalculable importancia internacional, es lograr el cierre del Estrecho”.

En el informe nº 3 de esta comisión de agosto de 1939, se nos asegura que “es un plan cuya ejecución está en curso”. El proceso para las ordenes de ejecución de los trabajos comienza el 1 de mayo de 1939 con ordenes expresas del Cuartel General del Generalísimo, que con urgencia contempla una serie de obras; desde establecer una primera línea fortificada, entre la Verja y La Línea de la Concepción, efectuar obras interiores de defensa que corten las avenidas y líneas de penetración en La Línea de la Concepción, establecer una segunda línea de fortificación de igual fortaleza al sur de Campamento y la Atunara, a cargo de dos centros de resistencia, y con un tercero apoyado en Sierra Carbonera, fortificar una línea en el trozo de costa entre La Línea de la Concepción y el río Guadiaro y de Punta Carnero por la bahía de Algeciras, y establecer otra similar en la costa de Tarifa a Punta Paloma. Posteriormente, a través de la orden de 23 de diciembre de 1939 se plantea construir un potente sistema defensivo en el Campo de Gibraltar denominado Plan defensivo del Campo de Gibraltar. Este Plan defensivo del Campo de Gibraltar pretendía fortificar esta zona costera del sur de España desde Conil hasta el río Guadiaro, aunque con mayor presencia defensiva en la franja costera Bolonia-Gibraltar. Estas fortificaciones se realizan durante los años 1939 a 1943. Se trataba de un total de 324 obras sin contar con la reparación y construcción de pistas para la movilidad del ejército y la llegada de materiales a las zonas donde se situarían las distintas fortificaciones.

Con un estilo propio de aquellos años donde se veía el fantasma de un imperio resurgido, sin duda inexistente, el informe nos muestra con gran lujo de detalles la preparación de este plan, donde además de las obras de fortificaciones, plantea planes de evacuación de la población civil de La Línea de la Concepción y Algeciras, por un posible ataque o uso de gas contra el Peñón, el minado del Estrecho, Artillería de costa móvil, iluminación del estrecho, una base de refugios de submarinos y lanchas rápidas en el puerto de Tarifa, etc.

Esta comisión que emitió sus informes entre agosto de 1939 a febrero de 1940, fue la que le dio forma a las obras de fortificación y artillado del Estrecho, que por la premura en el tiempo fueron realizadas con mucha rapidez, fueron en su amplia mayoría finalizadas a finales de 1941 y principios de 1942, fecha en que comienza el proceso de liquidación de los Batallones disciplinarios de soldados trabajadores.

Batallones de trabajadores y batallones disciplinarios de soldados trabajadores

Para que las obras fueran realizadas con la mayor rapidez dada la premura de tiempo, el gobierno dictatorial utilizó mano de obra que podíamos denominar esclava. Esta mano de obra provenía de los batallones de trabajadores y posteriormente de los batallones disciplinarios de trabajadores. Durante los años 1939-40 a 1943 en la zona del Campo de Gibraltar trabajaron haciendo los trabajos más duros; construcción de pistas, descarga y acarreo de materiales, etc. Aproximadamente unos 15.000 prisioneros republicanos (provenientes del ejército republicano vencido). Estos presos estaban organizados en batallones de aproximadamente unos 700 a 1.000 presos cada uno.

De este modo y con asesoramiento técnico alemán se construyen una serie de obras de fortificaciones, baterías de costa, caminos militares, senderos, puestos de vigilancia, obras de defensa, aeródromos, hospitales, pantallas de roca artificial, observatorios, etc. El ambicioso proyecto comenzó a decaer, aun habiéndose realizado bastantes actuaciones, cuando el ejército alemán comienza a perder la II Guerra Mundial.

Una vez que dejaron de estar vigentes estas operaciones se continuaría la fortificación frente al Peñón, con la inicial y exclusiva intención de impedir la posible invasión aliada de las costas del Estrecho. España continuó representando el papel de neutralidad, aunque pendiente de las evoluciones del Eje. Si las fuerza alemanas e italianas hubieran llegado a cerrar el canal de Suez, es muy posible que España hubiese cerrado el Estrecho y atacado Gibraltar.

Durante estos años la política exterior franquista tuvo su fundamento en demostrar su importancia geoestratégica lo que le permitió jugar con una neutralidad vigilante capaz de romper, pese a su bajo potencial militar y económico el equilibrio de Europa. Esta consideración estratégica y de no beligerancia se vería reforzada con la concentración de fuerzas y construcción de fortificaciones en las zonas consideradas de importancia estratégica.

La importancia de estas obras defensivas es fundamental, en cuanto a su significación histórica y por el hecho de que fueron hechas con mano de obra perteneciente al vencido ejército republicano en unas condiciones de esclavitud y de extrema miseria moral y humana.

El continuo avance de las fuerzas nacionales en la conquista del territorio, produjo un aumento en el número de prisioneros y condenados, por lo que fue apremiante crear un conjunto de normas, regulando sus destinos y el tratamiento que se le iban a dar, comenzando a constituirse el consiguiente entramado represivo.

El régimen franquista se dio cuenta que tan útil era un soldado luchando en el frente como otro prisionero en la retaguardia, e ideó diversos sistemas y aprobó varios decretos para utilizar esta inmensa fuerza de trabajo, que sin apenas costes se pudiera rentabilizar y sacarle su “jugo”.

En el fondo, las diversas denominaciones (destacamentos, colonias, batallones) no fueron más que eufemismos que el régimen utilizó para designar de manera suave lo que en realidad no eran sino campos de concentración, campos de trabajo forzado. En esencia no había ninguna diferencia entre unos y otros.

Artículo publicado en el número 36 de Almoraima, Revista de Estudios Campogibraltareños (2008).

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