Un beato que dejó huella en La Línea

La Línea

La iglesia de la Inmaculada acoge hoy una misa en honor del padre Arnáiz, que fue beatificado el pasado sábado en Málaga

Una plaza del barrio de La Colonia lleva su nombre

La plaza del Padre Arnáiz, en el barrio de La Colonia
La plaza del Padre Arnáiz, en el barrio de La Colonia / Rafael Cerpa

El santuario de la Inmaculada Concepción acoge hoy una misa para celebrar la beatificación del padre Tiburcio Arnáiz, misionero de la Compañía de Jesús que llegó a La Línea en 1918 en misión. De su paso por la ciudad queda una plaza que lleva su nombre en el barrio de La Colonia. Además, puso las bases de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús y propició que las Hijas de la Caridad establecieran una escuela gratuita sostenida por otra de pago.

La llegada del padre Tiburcio Arnáiz a la consideración de beato, culminada el pasado sábado con una multitudinaria ceremonia oficiada en la catedral de Málaga, es el culmen de una etapa vivida por miles de personas que profesan su fe en uno de los ejemplos que la Iglesia Católica toma desde ahora como referencia en su calendario de santoral. A esta ceremonia asistieron unas 8.500 personas según la organización.

El cardenal Angelo Becciu, prefecto de la Sagrada Congregación de las Causas de los Santos, fue el encargado de presidir la eucaristía. La reliquia del beato Tiburcio Arnáiz , un metatarso del religioso, se encuentra la iglesia del Sagrado Corazón de Málaga. Curiosamente lleva el mismo nombre de la parroquia que puso en pie en La Línea a partir de un garaje.

El padre Arnáiz nació en Valladolid el 11 de agosto de 1865 y recibió la ordenación sacerdotal el 25 de abril de 1890. Fue párroco, primero de Villanueva de Duero, en Valladolid y posteriormente de Poyales del Hoyo, en Ávila. Entró en la Compañía al morir su madre, en el Noviciado de Granada, el 30 de marzo de 1902, después de dejar a su única hermana como religiosa en las Dominicas de Valladolid.

Fue destinado a Málaga al terminar la Cuaresma del año 1912 y permaneció aquí hasta su muerte, el 18 de julio de 1926, salvo el curso 1916-1917, que lo pasó en Cádiz. Entre 1912 y 1916 comienza sus Doctrinas en los corralones malagueños, ayudándose de un grupo de señoritas que colaboran en sus catequesis y misiones. Al volver a Málaga inicia lo que había de ser característico de su apostolado: las Doctrinas Rurales. Sus catequistas pasan meses en aldeas o cortijadas, donde no había llegado la cultura, enseñando las nociones más elementales, leer y escribir, y la doctrina cristiana, preparando a los niños a la Primera Comunión, etc. El padre Arnáiz se desplaza continuamente, de un lado a otro, para sostener estas Doctrinas y alentar a sus colaboradoras. Lo que en un principio fue criticado, posteriormente es reconocido como un método eficaz de apostolado rural.

Fue en esta etapa cuando se interesó por realizar una misión en La Línea, que tuvo lugar finalmente en marzo de 2018. En su biografía, escrita por Antonio García, penitenciario de Málaga, y recogida por Luis Javier Traverso en la web La Línea en blanco y negro, se cuenta que en las misas que ofició en su estancia en la ciudad consiguió congregar a mucha gente. Además, reorganizó el apostolado, que a partir de entonces comenzó a celebrar una comunión mensual.

También se encargó de fundar doctrinas en los por entonces alejados barrios de La Colonia y La Atunara. El padre Arnáiz también consiguió que las Hijas de la Caridad pusieran una escuela gratuita en la ciudad, con un externado de niñas con una floreciente congregación de las Hijas de María. Las hermanas se pusieron al frente de esas doctrinas, se encargaron de visitar a los enfermos y tenían un comedor para niñas pobres.

Los orígenes de la iglesia del Sagrado Corazón están en un garaje que cedieron al padre Arnáiz, donde ofrecía misa. Allí fue el fundador de la Adoración Nocturna, una asociación de católicos que, como su nombre indica, tiene como fin adorar a Jesús Sacramentado en las horas de la noche y en comunión con la Iglesia. La hermandad de la Amargura tiene su origen en este colectivo cristiano, que fundó la cofradía en 1955.

Durante la beatificación del pasado sábado se recordó el milagro obrado por intersención de Arnáiz. En 1994 el malagueño Manuel Antonio Lucena sufrió un infarto de miocardio que le mantuvo diez minutos sin oxígeno. Debido a esto el equipo médico del entonces hospital Carlos Haya esperaba que se produjeran daños físicas o psíquicas. Sin embargo, Lucena abandonó la UCI sin ninguna secuela después de que su hermana le pidiese a la familia que encomendasen su recuperación al padre Arnáiz. El equipo médico no pudo encontrar una explicación científica y el papa Franciso ratificó el milagro a finales de 2017, paso previo para la beatificación del jesuita.

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