Multitudinario adiós a Juan Luis Muñoz, rodeado de vecinos y amigos
El templo de San Mateo se queda pequeño durante el sepelio del querido personaje popular · Numerosas personalidades acuden a despedir al tarifeño
El conocido empresario Juan Luis Muñoz recibió en la tarde de ayer un multitudinario adiós que le tributaron sus vecinos y una infinidad de amigos que quisieron despedirse del "sabio de Tarifa", que en la tarde del pasado domingo fallecía en su domicilio de la calle Santísima Trinidad a la edad de 68 años.
El cuerpo sin vida del genial personaje fue velado durante toda la tarde y noche del domingo y buena parte del lunes en el tanatorio local, hasta donde se acercaron numerosos vecinos y personalidades de la talla de la cantante Pasión Vega o el candidato a la Junta del Partido Popular, Javier Arenas, quien ayer sobre las dos de la tarde interrumpía su campaña para estar un rato con la abatida familia de Juan Luis Muñoz.
El tanatorio tarifeño fue un ir y venir de personas que quisieron estar con la familia en estos trágicos momentos. En su féretro, su característico sombrero "panamá" que tanto cobijo dio a su aguda y mordaz mente.
Sobre las cinco de la tarde, con puntualidad taurina acorde con su afición, el coche fúnebre enfilaba los pasos hacia el templo de San Mateo acompañado de un mar de gente. En la calzada más gente para despedir a Muñoz Alonso. Gente anónima y numerosas personalidades del mundo del toreo como José Tomás, Curro Romero y su mujer Carmen Tello, o Álvaro Domecq.
Su amigo de andanzas televisivas, Jesús Quintero también quiso como Los del Río o el humorista Manu Sánchez estar en el sepelio que congregó a cientos de personas que dejaron pequeño el templo mayor de San Mateo. El ex ministro, Jaime Mayor Oreja o el Subdelegado de la Junta en el Campo de Gibraltar, Ángel Gavino y la mayoría de concejales con el alcalde a la cabeza también estuvieron presentes en el multitudinario oficio religioso.
Tras el sepelio, y cantado el himno de "su" Virgen de la Luz como una esencia más con tintes de oración más que de cántico, el féretro era de nuevo conducido al coche fúnebre que trasladó su cuerpo hasta el tanatorio de Botafuegos en Algeciras para su incineración.
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