¡Larga vida a la Guardia Civil!

CLXXV Aniversario Fundación Guardia Civil (1844-2019)

El coronel Jesús Núñez repasa la historia de la Benemérita, que cumple hoy 175 años

El II Duque de Ahumada, fundador de la Guardia Civil.
El II Duque de Ahumada, fundador de la Guardia Civil. / E.S.
Jesús Núñez - Coronel de la Guardia Civil y doctor en Historia

13 de mayo 2019 - 06:00

Una de las frases más célebres dedicada al benemérito Instituto, que hoy cumple 175 años, se debe al insigne escritor Benito Pérez Galdós. Fue publicada en 1900, con motivo de su décima y última novela de la tercera serie de los Episodios Nacionales, titulada Bodas Reales. Estaba dedicada al enlace matrimonial en 1846 de nuestra joven reina Isabel II con su primo Francisco de Asís.

Pérez Galdós, en pleno arremetimiento contra Luis González Bravo, presidente del Consejo de Ministros entre diciembre de 1843 y mayo de 1844, dejó para la posteridad una histórica y premonitoria frase dedicada a la Benemérita: “Y no fue su gobierno de cinco meses totalmente estéril, pues entre el miserable trajín de dar y quitar empleos, de favorecer a los cacicones, de perseguir al partido contrario y de mover, sólo por hacer ruido, los podridos telares de la Administración, fue creado en el seno de España un ser grande, eficaz y de robusta vida: la Guardia Civil”.

Y así fue. Grande por ser la fuerza de seguridad del Estado español con el mayor despliegue territorial, dentro y fuera de la nación, así como en número de efectivos. Eficaz porque consiguió que los caminos del país fueran seguros, posibilitando la libertad de movimientos de personas y mercancías, lo cual nunca antes se había conseguido. Y de robusta vida porque sobrevivió, saliendo siempre fortalecida, a pesar de los sucesivos cambios de gobierno, regímenes políticos y guerras civiles.

Y así es, porque la Guardia Civil sigue siendo en 2019, grande, eficaz y de robusta vida. Continúa manteniendo el mayor despliegue territorial y número de efectivos, complementada con una potente proyección en el exterior, siendo la institución más valorada por los españoles y más solicitada por los organismos internacionales. Sigue siendo la más eficaz como lo demuestra ser el artífice principal de la derrota de la banda criminal y terrorista ETA. Y continúa gozando de robusta vida porque manteniendo desde su fundación la misma denominación, sin renunciar a su naturaleza militar ni a los principios y valores que la forjaron, ha sabido adaptarse al devenir de los tiempos, actualizándose y modernizándose constantemente para servir más y mejor a la Sociedad que protege.

Todo ello comenzó a caminar un 13 de mayo de 1844. Sin embargo, llegar hasta esa fecha histórica, supuso recorrer un largo y complejo camino. Para entender el grave problema de seguridad pública existente y ser conscientes de la necesidad de crear la Guardia Civil, hay que conocer el escenario en que se encontraba sumida España.

Desde finales del siglo XVIII se necesitaba una institución de seguridad pública estatal, con carácter permanente, integrada por profesionales y desplegada por toda la nación. Pero la situación, desde principios del XIX, se fue complicando. Primero fue la Guerra de la Independencia (1808-1814), que dejó devastado al país. Después vino la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis en 1823, para restaurar el absolutismo de Fernando VII en su estado más puro, acabando con el Trienio Liberal que había recuperado la derogada Constitución de 1812.

En medio de todo ello, entre 1810 y 1826, se produjeron las guerras por la independencia de la mayor parte de los territorios hispanoamericanos de Ultramar, con el consiguiente desgaste económico para España.

Por último, tras la Década Ominosa (1823-1833), que concluyó con el fallecimiento del rey, se inició un conflicto sucesorio entre los partidarios de que la corona recayera sobre su hija Isabel, y los que defendían a su tío Carlos, provocando la Primera Guerra Carlista (1833-1840).

Toda esta serie de conflictos contribuyeron a aumentar la delincuencia y la inseguridad en una España eminentemente rural. Ello obligaba a recurrir con frecuencia al Ejército, para vigilar caminos y despoblados, así como perseguir a los delincuentes que actuaban organizados en bandas criminales.

Al grave problema de la seguridad pública se añadía otro, con vinculaciones directas con la delincuencia y que perjudicaba tremendamente a la Hacienda del Reino: la defraudación y el contrabando. Dicha actividad ilícita, ampliamente extendida también por todo el país, especialmente en costas y fronteras, causaba grave daño al Tesoro, al dejarse de ingresar los tributos correspondientes.

Al igual que ocurría con la seguridad pública, tampoco existía un cuerpo armado específico de ámbito estatal, que persiguiera fraude y contrabando, recurriéndose también con frecuencia al Ejército. En ambos escenarios hubo numerosos intentos de crear instituciones ejecutivas, pero todas desaparecieron, bien por nacer viciadas o por ser víctimas del juego político.

Precisamente hoy también se cumplen 192 años de un proyecto poco conocido pero que pudo haber sido la solución a ambos problemas. Por real decreto de 13 de mayo de 1827, se dispuso que el Ministerio de la Guerra crease, “una fuerza especial separada de la del Ejército, que vele sobre los caminos, que asegure la tranquilidad del Reino, haga respetar la justicia, y persiga o contribuya a la persecución de los defraudadores de la Real Hacienda”.

Es decir, al margen del Ejército, cuya misión según artículo 356 de la Constitución de 1812 era “la defensa exterior del estado y la conservación del orden interior”, debía existir otra fuerza militar dedicada exclusivamente a mantener la seguridad pública y luchar contra el fraude.

Poco podía pensarse en 1827, que más de un siglo después ello sería finalmente realidad, cuando por Ley de 15 de marzo de 1940, se integró en la Guardia Civil el Cuerpo de Carabineros. Éste fue creado por real decreto de 9 de marzo de 1829, hace 190 años, para vigilar costas y fronteras y perseguir el contrabando.

Abolida la Policía del Reino por real decreto de 2 de noviembre de 1840, sin que al igual que el resto de instituciones de la época hubiera podido desarrollarse, hubo que esperar más de tres años a que se volviera a crear un nuevo cuerpo de seguridad pública.

El 26 de enero de 1844, bajo el gobierno de González Bravo, se creó por real decreto, en el Ministerio de la Gobernación, el Ramo de Protección y Seguridad, disponiéndose “la organización de una fuerza especial destinada a proteger eficazmente las personas y las propiedades”.

El 28 de marzo siguiente, se dictó un real decreto creando el “Cuerpo de Guardias Civiles”, dependiente del Ministerio de la Gobernación, “con el objeto de proveer al buen orden, a la seguridad pública, a la protección de las personas y de las propiedades, fuera y dentro de las poblaciones”.

Dos semanas después, por real orden de 12 de abril, se dispuso que se procediera a organizarse por el Ministerio de la Guerra, comisionándose tres días más tarde al mariscal de campo y II Duque de Ahumada, Francisco Javier Girón Ezpeleta. Presentadas enmiendas y reparos al decreto de 28 de marzo y ya con el teniente general Ramón María Narváez Campos en la presidencia del gobierno se aprobó su propuesta.

Finalmente, el 13 de mayo de 1844, se dictó el real decreto que definitivamente daría carta de naturaleza a la Benemérita, convirtiéndola así en la institución policial española más antigua que existe actualmente. ¡Larga vida a la Guardia Civil!

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