Un viaje al centro de las emociones
Reseña literaria
La gaditana Hilda Martín desgrana su pasado intimista en 'La memoria de Olivia'
El cambio de registro literario de Hilda Martín
'Las crónicas de Cádiz' en un libro
Hilda Martín García nació en Cádiz y estudió en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Cádiz. Es profesora, historiadora y escritora. Ha realizado trabajos de investigación sobre la época doceañista en España. De esta labor resultaron libros como Las Crónicas de Cádiz. Diario inédito de un relator apócrifo, Los lugares del Doce o Un mar de libertades. Fruto de su trabajo de investigación en el Archivo de Indias, publicó la obra titulada El libro de las Mareas, historias de náufragos. También ha realizado labores de colaboración en la prensa y en distintos medios de comunicación.
Ficha
La memoria de Olivia.
Hilda Martín García.
Ediciones Mayi.
Cádiz, 2023.
La memoria de Olivia representa, en forma de novela, una vuelta a sus recuerdos más profundos, a un pasado intimista que la condicionó durante toda su vida. Con una lectura fácil y deliciosa, el libro te traslada a los olores y los sabores de la infancia, a lugares comunes, parecidos y compartidos por todos los que pertenecemos a esa generación nacida en los 60 en el sur de España, cuando las fronteras eran los ríos y cuando las casas protegían del calor entre sus muros anchos.
La estructura del relato, inspirada en las obras de García Márquez y otros muchos grandes de nuestra literatura, se organiza a partir de personajes. Se trata de una composición de capítulos cortos que nos presentan arquetipos sociales y familiares de la época, en un entramado perfecto en el que las relaciones se construyen en la mente del lector a fogonazos, a modo de retazos de memoria. Veintidós capítulos dedicados, cada uno de ellos, a 22 personajes principales -a los que habría que sumarle también los secundarios- con una imbricación imaginada que asombrosamente lleva al lector a la construcción de una historia lineal, la historia de Olivia, la protagonista. El tiempo no sigue un orden cronológico -pues la memoria no lo tiene- alternando flash back de distintos momentos de la vida de la autora en torno a un cálido y tórrido verano.
El espacio también debe ser comentado. Una antigua casa solariega, convertida en fonda de huéspedes y ubicada en una población fronteriza entre Huelva y Portugal, se convierte en el escenario principal de la novela. Se transmiten los olores de la cocina, de las plantas de los patios andaluces, de la lavanda en las habitaciones, de la humedad de los gruesos muros y de la penumbra en las zonas donde resguardarse del intenso sol. Todo ello transporta al lector con extraordinaria rapidez hasta los lugares de la memoria de Olivia. Otros espacios, como el colegio de monjas, las casas pesqueras al lado del río, las viviendas de las vecinas, completan este ir y venir de recuerdos. No falta la magia y la superstición, derivadas de la concepción de extranjería de la época, en la que todo lo distinto era habitualmente rechazado.
El estilo es dinámico e invita a seguir leyendo, aunque se detiene en hermosas metáforas y exquisita adjetivación, donde la metonimia representa quizás el recurso retórico más recurrido para expresar esa conexión de los sentidos de la vista, el olfato, el gusto alrededor de los recuerdos de la pequeña Olivia.
En definitiva, un apetecible viaje al centro de las emociones, a los lugares de la memoria y al inocente mundo de la infancia nos propone la autora de esta estupenda novela. Se trata, sin duda, de una historia bien contada, de un relato donde perdernos.
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