La herencia que dejó el abuelo en Alemania
Una mujer inicia una batalla legal después de que su antepasado nunca reconociera legalmente a su madre, pese que lo iba a hacer antes de morir
Una gaditana ha iniciado un proceso legal para reclamar una herencia de tres millones de euros a una familia alemana. Esta mujer, que está representada por el abogado Fernando Osuna y que prefiere mantenerse en el anonimato, tiene 50 años y es la nieta biológica de un ciudadano alemán que residía entre su país natal y Cádiz.
La historia se remonta a principios del siglo XX y tiene su origen en la historia de amor que vivieron el abuelo biológico de esta mujer y la abuela de la gaditana, llamada Rosario. Entre ambos tuvieron cuatro hijos y entre ellos estaba Ana, la madre de la reclamante.
Rosario era una joven natural de Chiclana que trabajaba en Cádiz en la casa de la familia alemana, donde ella estaba interna. Aunque el abuelo biológico de la demandante estaba casado, vivía con su madre porque desde el primer día de su matrimonio no convivió con su esposa, según el relato de Fernando Osuna.
Allí empezaron una relación y nacieron sus hijos. Toda la familia alemana y sus amistades eran conocedores de esta relación, ya que no ocultaban y hacían vida de pareja ante la sociedad.
Así estuvieron juntos hasta que Rosario falleció, momento en el que el hombre se hizo cargo de los hijos, aunque los dejó en casa de familiares.
Cuando estos fueron creciendo, el abuelo biológico tomó la decisión de ir a Alemania, a Hamburgo, a llevarse en un principio a su hijo menor, hecho que tuvo lugar en marzo de 1953 aproximadamente. Desde ese año la familia del alemán mostró su desacuerdo por reconocer públicamente a su hija Ana, es decir, a la madre de la demandante gaditana. A pesar de todo ello, desde que se marchó a Alemania, siempre volvía a Cádiz de manera periódica unas tres o cuatro veces al año y pasaba largas estancias en la casa de su familia biológica.
En el año 1961 y por razones de salud ya no pudo regresar más a Cádiz. No obstante, envió una carta a Ana diciéndole que era su hija, misiva que conserva la reclamante.
A finales del verano de 1964 el abuelo biológico quiso ponerles a su hija y a su nieta los apellidos y hacerlas súbditas alemanas. Sin embargo, mientras se estaban llevando a cabo estos trámites, falleció su familiar alemán.
El abogado señala que ésta es la principal razón por la cual "la demandante gaditana siente un deber moral y sentimental para volver a encauzar por el camino de la justicia la filiación materna y así se haga cumplir la voluntad del abuelo biológico alemán".
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