Un acercamiento a la iconografía de la Virgen de la Merced
Los mercedarios acogieron la representación de María como protectora de sus hijos, los esclavos, que se ha representado como Virgen de Misericordia o Mater Omnium
La obra de Manuel Trens Iconografía de la Virgen en el Arte Español publicada en 1942 en su primera edición sigue siendo, sin dudas, el mejor estudio hasta la fecha sobre iconografía mariana. Dada la festividad que celebramos hoy es por lo que considero oportuno acercarnos y poder saber un poco más sobre la representación de la Virgen de la Merced.
La Orden mercedaria recogió un aspecto, muy importante en la Edad Media, de la protección de María hacia sus hijos. Fue la protección a los cautivos, a los que caían prisioneros de los turcos y sarracenos. En España, tan próxima a la costa africana e invadida por los moros, el peligro de esclavitud y apostasía era inminente.
La Virgen, siempre oportuna en su compasión, se apareció en la noche del 2 agosto de 1218 a san Pedro Nolasco, a san Raimundo de Peñafort y al rey Jaime I el Conquistador, a fin de ayudarles a poner en práctica el plan que vagamente ya habían concebido, de fundar una orden destinada a redimir a los cristianos cautivos bajo el yugo de los infieles. Gracias a esta prodigiosa intervención de María quedó fácilmente fundada y aprobada la Orden de la Merced, y pronto su radio de acción fue inmenso. Se ha calculado en más de dos millones el número de cristianos rescatados por los miembros de esta Orden. El santoral mercedario cuenta con 1.533 mártires y está adornado con legiones de Confesores y Vírgenes, de todas las partes de Europa y de más allá del Océano.
La imagen titular, que se venera en su grandioso templo de Barcelona, se cree que fue labrada bajo la personal dirección de San Pedro Nolasco. Es un ejemplar gótico de rara belleza, por su calidad escultórica y por sus proporciones. La imagen que el santo fundador con tanto amor y solicitud personal mandó labrar para edificación de los fieles, un consorcio piadoso, regido por un criterio excesivamente ruralista, lo mantiene sepultado bajo unas vestiduras postizas.
Es muy natural que la Virgen de la Merced o Misericordia apareciera representada en la forma típica de las vírgenes de este título. Y así, en efecto, procedente de la antigua capilla de san Miguel (siglo XV), aneja a las casas consistoriales de Barcelona y derruida en 1870, figura en el Museo Diocesano de la misma ciudad una Virgen considerada como de la Merced, labrada en piedra y de unos dos metros de alto. Es un magnífico ejemplar de escultura gótica catalana de siglo XV, afeada actualmente por una capa de pintura. Resulta interesante por el hecho de llevar el Niño en el brazo. Debajo de su manto se cobija un grupo de concellers o antiguos regidores de la ciudad condal.
Un grabado del siglo XVIII representa, en forma más reducida, a la Virgen de la Merced bajo el aspecto de Virgen de Misericordia, pero con hábito mercedario y el escudo de la Orden. Debajo de su manto se arrodillan, suplicantes, ocho cautivos que esperan protección.
Una hermosa tabla del pintor sevillano Cristóbal Mayorga (primera mitad del siglo XVI), que se halla en una colección particular barcelonesa, constituye uno de los primeros monumentos en que la Virgen de la Merced es representada como Virgen de la Misericordia, llevando hábito y escudo mercedario. La tabla es en extremo interesante. Debajo de su manto se arrodilla un sinnúmero de santas vírgenes, que ciñen sendas coronas de flores. Entre las santas sólo hay dos que aparezcan claramente caracterizadas: Santa Catalina de Alejandría (con su rueda de tormento destrozada) y Santa María Magdalena (con su vaso de perfume). En el mar se divisan navíos y en la playa soldados armados atacan al papa, a un obispo, a un cardenal y a varias mujeres.
En realidad es una variante de la Virgen de los Conquistadores, de Alejo Fernández, en el Alcázar de Sevilla, y todo hace pensar que se trata de Santa Úrsula que hábilmente fue transformada en una Virgen de la Merced. De lo contrario, sería inexplicable la presencia de un papa (Ciriaco), cardenales y obispos en la playa, cosa que encaja perfectamente con la leyenda de santa Úrsula.
Aunque extranjera, merece darse a conocer aquí otra magnífica estampa de la misma época, grabada por Pierre de Jodde, en la que la Virgen de la Merced aparece como Mater omnium, Madre de todos, vistiendo el habito mercedario con las armas de Aragón. Bajo su manto, levantado por dos ángeles, se arrodillan todas las clases sociales, presididas por el papa Inocencio X y por Luis XIV, Ana de Austria y el Duque de Orleans. Arriba , el Padre Eterno, bendiciéndolos a todos. Abajo, los cepos que recuerdan la cautividad y el alto precio con que muchas veces era rescatada.
Las representaciones de la Virgen de la Merced como Virgen de Misericordia son muy numerosas, sobre todo en la parte del grabado, que con mayor facilidad se presta a la descripción pintoresca de las ideas. A partir del siglo XVI, la Virgen de la Merced deja la indumentaria clásica de las representaciones marianas, y toma el hábito de la orden mercedarios.
Véase por ejemplo, una interesante representación en el grabado del siglo XVIII, que ofrece la particularidad de que la Virgen lleva en su mano izquierda un ramo de olivo. A sus pies se postran san Pedro Nolasco y un cautivo.
Quede reflejado, pues, en esta pequeña reseña la evolución iconográfica de la advocación mercedaria.
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