Bienal de Flamenco 2018

La conciencia gitana en la garganta

  • José Valencia estrena este martes en el Patio de la Montería del Alcázar su nuevo espectáculo, 'Bashavel', fruto de su inmersión en la poesía española e internacional escrita en romané

José Valencia, este lunes durante el ensayo de 'Bashavel' en Santa Clara.

José Valencia, este lunes durante el ensayo de 'Bashavel' en Santa Clara. / Juan Carlos Vázquez

"A mis 43 años me encuentro en un momento personal muy bueno, con una serenidad que antes no tenía y con muchas ganas de hacer cosas, porque sólo se vive una vez, eso que se dice siempre y que uno escucha y dice claro, claro, aunque a veces sin comprenderlo de verdad, a fondo. Así que, después de un recorrido tan largo como el que llevo ya, y después de haber trabajado tanto para otros, yo creo que éste es el momento de arriesgarme un poco". Al otro lado del teléfono, José Valencia, una de las voces más poderosas y en forma del flamenco de los últimos años, hace un alto en el ensayo del espectáculo que estrenará esta noche en la Bienal de Flamenco de Sevilla.

Bashavel –en romané, "reunión" o "encuentro"– es uno de los tres espectáculos que gozará en esta edición del privilegio de desarrollarse en el hermosísimo escenario del Patio de la Montería del Real Alcázar. Un lugar de privilegio que el cantaor de Lebrija –nacido en 1975 en Barcelona "por accidente", como suele precisar– se ha ganado a pulso y a golpe de reconocimientos de la propia Bienal (Artista Revelación en 2004, Cante en 2012, Cante para el Baile en 2014 y Momento Mágico en 2016), hasta el punto de que ningún otro artista cuenta con más Giraldillos en su haber.

Este nuevo espectáculo, con dirección musical de su cómplice habitual, el guitarrista Juan Requena, y con la colaboración del cuarteto de cuerdas Millenium Arts Ensemble, José Valencia se propone "conjugar la música música gitana flamenca con otras tradiciones, como la música del Este", para propiciar, como adelanta ya el título del proyecto, "un encuentro de dos culturas, de dos músicas que caminan independientemente pero que beben de la misma fuente". Que no es otra que las raíces del pueblo gitano y su tradición lírica, a la que homenajea el cantaor seleccionando un ramillete de poemas de escritores no sólo españoles, y no sólo vinculados al flamenco.

El cantaor lebrijano y Karime Amaya (de espaldas, en primer término), durante el ensayo previo al estreno en el Alcázar. El cantaor lebrijano y Karime Amaya (de espaldas, en primer término), durante el ensayo previo al estreno en el Alcázar.

El cantaor lebrijano y Karime Amaya (de espaldas, en primer término), durante el ensayo previo al estreno en el Alcázar. / Juan Carlos Vázquez

"Hace unos años, viendo el telediario, supe que había sido premiada en el Festival de Cine de Berlín una película sobre la vida de Babuszka, una poeta gitana polaca, y me dije: bueno, y por qué no vamos a fijarnos nosotros también en ese muestrario poético gitano internacional. Por un lado, ha sido un ejercicio de investigación en mis propias raíces, claro, pero la idea era ir un poco más allá, mostrar cuál es la visión del mundo de los poetas gitanos, enseñar esa belleza, buscando la conexión entre ellos y de paso demostrando que hay otras formas maravillosas de música que están más cerca entre sí de lo que solemos imaginar", explica Valencia.

La propuesta de Bashavel está muy relacionada con otro trabajo anterior del cantaor, Gila ("poemas", en romané). Y es que, no en vano, el artista ha dedicado los últimos dos años a recopilar el material, tarea que a veces no fue fácil –por ser una lengua muy desconocida y en algunas partes del mundo prácticamente desaparecida– y en la que contó con la ayuda de amigos expertos como Miguel Ángel Vargas y Nicolás Jiménez.

"Siempre hay alguien que mete la pata, pero en cuanto a racismo el triángulo Lebrija-Sevilla-Cádiz es un edén", dice el cantaor

"A la hora de seleccionar los poemas, tuve claro que quería pensar más en la biofilia y en la vitalidad que en la pena, porque estoy cansado ya de escuchar siempre lo mismo que se habla de los gitanos: el lamento, la persecución, por no hablar de ciertas generalizaciones como la mendicidad o las drogas que directamente me envenenan... Y la pena y la persecución están ahí, motivos hay además, y por supuesto noto que el ambiente está enrarecido y una prueba evidente es el auge de la extrema derecha y de personajes como [Matteo] Salvini. Al final, el racismo en una una cuestión de clase social. Pero lo mismo yo no soy la persona más indicada para hablar de la pena y el lamento y las fatigas porque tengo la suerte de vivir en un edén, que es el triángulo Lebrija-Sevilla-Cádiz. Claro que uno se encuentra siempre con algún ignorante que, precisamente por eso mismo, por desconocimiento, mete la pata, pero en este sentido la zona donde yo vivo es un auténtico edén", dice el cantaor.

De todos los poemas seleccionados, obra de poetas españoles, canadienses o de los Balcanes, Valencia se queda con uno que, a su juicio, resume el espíritu de la poesía gitana yugoslavos, escrito por el serbio Rajko Duric: "Antes que nosotros / el agua no ahogaba / ni el fuego destruía / y el viento besaba las hojas / antes que nosotros".

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