UD Sanse - Real Balompédica | La crónica

¿Quién dijo crisis? (0-2)

  • La Balona recupera su esencia y logra un triunfo incontestable 

  • Escobar cambia el sistema y maniata a un Sanse que solo lanza tres veces a puerta

  • Omar Perdomo y Jesús Muñoz anotan los goles y debuta el tarifeño Adrián Galindo

El tarifeño Adrián Galindo, en sus primeros minutos como balono

El tarifeño Adrián Galindo, en sus primeros minutos como balono

Pues no, no hubo quinto malo. La Real Balompédica Linense recuperó su esencia, su ADN competitivo, para hacerse con un triunfo vital en San Sebastián de los Reyes (0-2). Vital por lo que supone en la clasificación, pero también por lo que implica en el apartado anímico. La Balona ganó después de cuatro jornadas sin conseguirlo y lo hizo al más puro estilo Balona. Con disciplina, solidaridad, orden y esperando sus momentos. Y sobre todo con un cambio de sistema (con tres centrales) que vuelve a poner de manifiesto que el equipo de La Línea está en las mejores manos posibles. Alguno que ya estaban asomando para afilar el hacha va a tener que guardarla en el cajón, porque, para el desazón de esos pocos, hay Rafa Escobar para rato.

La Balona pone fin a su crisis (mini crisis como la denomina su técnico) con un triunfo incontestable en el campo de un rival que vuelve a ser directo y que además no solo venía lanzado, sino que parecía imposible hacerle un gol. Una victoria labrada de principio a fin con los valores de una plantilla que se palpa que está súper identificada con su club. Y con ese plus que proporciona tener sobre el campo a jugadores que son casi un seguro de vida como Jesús Muñoz. Por no hablar del partidazo de Borja López, al que por algún motivo extraño parece que sonroja reconocerle sus méritos. Un triunfo tranquilizador en el momento más oportuno.

Escobar planteó el partido con tres centrales (Borja López, Papa Cámara y Jesús Muñoz) y dos carrileros (de salida Loren y Joao Pedro) y desde el primer minuto se palpaba que era otra vez ese equipo que no hace concesiones. Por algo después de tres jornadas sin conseguirlo, volvió a dejar la portería a cero. Por algo volvió a ganar después de cuatro semanas de ayuno y abstinencia.

Como en otros desplazamientos, la Balona no tuvo reparos en dejarle el balón al rival (62%-38% en la posesión) que sin embargo estaba enredado, sin saber qué hacer con el esférico. Poniendo una vez más de manifiesto la milonga que es eso de la posesión. Durante muchos minutos parecía que no estaba pasando nada... que era precisamente lo que proponía la Balompédica.

En el 13' llegó uno de esos goles que solo están al alcance de los jugadores diferentes. En una acción que nació en un saque de banda el esférico le llegó a Omar Perdomo, que se perfiló y la colocó en el palo contrario y con efecto. Un auténtico golazo que abría las puertas del éxito.

A partir de ese momento, a esperar. A esperar sin sufrir porque esta vez no necesitó ni de las habituales grandezas de Alberto Varo. De hecho, hasta el descanso la única ocasión llevaba la firma de los forastero. Alhassan Koroma se revolvió en el área y le pegó abajo, pero Pedro López replicó con una parada de mucho mérito.

Nada más arrancar el segundo tiempo Escobar relevó a Papa Cámara después de un encontronazo por Nico Delmonte. La zaga se desajustó un poco y el fantasma de que los linenses volviesen a desaparecer después de un buen primer tiempo hizo un amago de asomarse. Por dos veces los locales le ganaron la espalda a la zaga. En la primera Jose Masllorens hizo una ayuda tan arriesgada como perfecta. En la segunda el disparo de Javi Gómez se marchó alto.

Precisamente en esos pocos minutos en los que se veía a la Balona un pelín dubitativa llegó el 0-2 (67'). En una jugada ensayada tras una falta a Álex Guti, que a ratos daba la sensación de tener el don de la ubicuidad. Tocó Omar Perdomo, Nico Delmonte desvió con la testa con enorme precisión y Jesús Muñoz, que se había quedado prácticamente solo, cabeceó de manera inapelable.

En realidad el partido acabó ahí, aunque a esas alturas nadie lo avisó. La media hora larga que restó de encuentro fue una demostración de solidez, de la mejor versión de la Balompédica, la que llevó de salir de las catacumbas para pasearse por la zona media de la clasificación. Hasta se permitió el lujo de hacer una peligrosa inmersión en el área rival (78') que quedó en nada.

Los balonos hicieron lo justo para que además se produjese el debut del tarifeño Adrián Galindo, que no es tan testimonial como pueda parecer. Sobre todo para el chaval.

La estadística dice que la Balona disparó más entre los palos que un Sanse (3 por 5) al que consiguió maniatar hasta tal punto que se puede decir que apenas tuvo una de esas que se pueden contabilizar como ocasiones de gol. Una victoria sin paliativos que devuelve la moral a la tropa. Un triunfo festejado con los aficionados que acudieron al Nueva Matapiñonera como se celebran los grandes logros. Y es que a veces espantar a los miedos es más importante que el escenario en el que se consigue. Ahora viene el Dépor, que acaba de despedazar al Badajoz. Pero después de esta victoria en Madrid ¿Quién dijo miedo?

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