Fraude de subvenciones

Un amigo de Serrano declara que sabía que no tenían las máquinas cuando se pidió la ayuda, pero lo achaca a su ex socio

El interior de la estructura de la fábrica de pellets en Niebla, sin acabar.

El interior de la estructura de la fábrica de pellets en Niebla, sin acabar. / D. S.

Un amigo del ex líder de Vox en Andalucía Francisco Serrano, que está siendo investigado por un presunto fraude de subvenciones de 2,5 millones relacionado con una ayuda del Ministerio de Industria para la construcción de una fábrica de pellets en Niebla, ha declarado ante el juez que Serrano sabía cuando se solicitó la ayuda que no tenían la maquinaria para la elaboración de este material, pero en su declaración asegura que la aportación de las máquinas correspondía a uno de los ex socios, en concreto, a Enrique Pelegrín.

Para la Fiscalía de Sevilla, el hecho precisamente de que no se contara con la maquinaria a la hora de solicitar la subvención es un hecho determinante de la presunta comisión del delito, por cuanto ya ha afirmado en algunos escritos remitidos al juzgado que "los elementos del tipo del delito" que se investiga "constan acreditados desde el momento en que se objetiva que la maquinaria que se entregó en concepto de aportación no dineraria para la constitución de la sociedad no se encontraba a disposición de los investigados, por lo que el capital social de la mercantil se incrementó de forma ficticia y ello repercutió en el importe del crédito Reindus que recibieron, que podría ser hasta el triple de dicho capital social".

Para la Fiscalía, también consta que el proyecto por el que se solicitó y concedió el crédito "no ha llegado a ejecutarse, empleándose el importe recibido para fines distintos de aquellos para los que fue concedido". De hecho, un reciente informe del arquitecto municipal de Niebla ha corroborado que la nave de la fábrica está sin acabar y el edificio de oficinas sólo con la estructura más básica y los ladrillos a la vista.

El edifico de oficinas de Biowood Niebla, con la fábrica sin acabar al fondo. El edifico de oficinas de Biowood Niebla, con la fábrica sin acabar al fondo.

El edifico de oficinas de Biowood Niebla, con la fábrica sin acabar al fondo. / D. S.

El testigo que ha declarado en el juzgado de Instrucción número 16 de Sevilla es el abogado mercantilista José Luis S. R., quien ha sido propuesto por la defensa de Francisco Serrano. El letrado ha afirmado que Serrano estaba "muy ilusionado" en el proyecto de Biowood Niebla, aunque él le recomendó que no entrara en el mismo porque "no sabe absolutamente nada de este asunto y no tenía nada que ver con su formación y su actividad, pero él estaba muy ilusionado y confiaba absolutamente en el proyecto", cuya gestión, según el testigo, correspondía al otro socio también investigado en esta causa, Javier López Ballesteros.

El abogado, que ha reconocido que no tuvo ninguna intervención directa en el proyecto de Biowood Niebla -lo que conoce es por lo que le contaban Serrano y Ballesteros, porque al tercer socio, Pelegrín, ni siquiera lo conoce-, opinó que el despacho de Serrano "soportó financieramente los gastos del proyecto" y Enrique Pelegrín era quien "se encargaba de aportar las máquinas, porque su experiencia era en el sector de los biocombustibles y los pellets", añadiendo que los ideólogos y promotores del proyecto eran Ballesteros y Pelegrín.

El amigo de Francisco Serrano también explicó en su comparecencia que Serrano le mostró su preocupación porque las máquinas no terminaban de llegar. "Paco empezó con una ilusión tremenda en el proyecto y luego se fue desinflando ante las evidencias de que aquello no arrancaba, no estaban las máquinas y estuvo muy preocupado", aseveró, al tiempo que indicó que a su juicio el despacho de Serrano no se ha lucrado porque "estuvo costeando los gastos de todo y al final no ha sacado nada; creo que le ha costado dinero este asunto".

Según el abogado mercantilista, Pelegrín le dijo a Serrano que las máquinas eran de su "competencia" y que no se preocupara, porque "preparar unas facturas proforma aunque no hubieran llegado las máquinas era una cuestión habitual en los expedientes ante el Ministerio de Industria", pero la preocupación de Serrano con este asunto se produjo "antes y después" de que se obtuviera el préstamo del Reindus.

Una vez que llegó el préstamo, el testigo le dio un consejo a Serrano. "Le sugerí que no se le ocurriera tocar la cuenta de la sociedad y del préstamo porque si no ha intervenido en nada, lo mejor es que no tocara absolutamente nada. Sé que su preocupación fue antes y posteriormente, y creo que él abandona la sociedad después de haber obtenido la subvención".

Además, insistió en que fue Javier Ballesteros quien gestionaba el procedimiento de subvenciones así como "contratar a los ingenieros, hablar con el Ayuntamiento para el suelo, todo eso era competencia de Javier", dijo el testigo, que explicó que si hipotéticamente hubiese sido Javier Ballesteros el autor material de la firma lo haría porque había "confianza, con el conocimiento y autorización de Serrano".

El testigo afirmó, con respecto a la salida de Serrano de la sociedad, que Javier Ballesteros le dijo que "Serrano había sido tonto porque había vendido por un euro su participación en una sociedad -tenía el 30%- que contablemente estaba valorada en más de seis millones de euros".

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