Zakariae Bennejma, de la oscuridad a un futuro brillante: “Nunca pensé que viviría en España”
Ciego de nacimiento y llegado solo desde Marruecos con 19 años, ha rehecho su vida en Algeciras gracias a la Fundación Cruz Blanca: hoy trabaja en la ONCE, estudia Derecho y ha aprobado el B1 de inglés
Cinco horas en Tánger
Zakariae Bennejma se acomoda en el puesto de vendedor de la ONCE ubicado en la céntrica avenida Blas Infante de Algeciras. Sonríe con esa mezcla de timidez y orgullo sereno de quien sabe que ha recorrido un largo camino para llegar hasta aquí. Tiene 24 años, habla un castellano fluido y pausado, con la cadencia de quien se ha hecho a sí mismo en una lengua que no es la suya.
Nació en Rincón del Medik, una ciudad costera del norte de Marruecos, y llegó a España con 19 años, completamente solo, sin conocer el idioma ni tener familia que lo acogiera. En Algeciras, sólo tenía a su tía Fátima. Ciego de nacimiento, dejó atrás una infancia con luces y sombras —“momentos buenos y momentos malos, como todo el mundo”, cuenta para Europa Sur— y un entorno familiar complicado. No planeaba venir, pero la vida lo empujó. “No pensaba que algún día viviría en España. Para alguien como yo, con discapacidad, cruzar la frontera es muy difícil. No lo puede hacer cualquiera”.
Durante casi tres años vivió en el centro de acogida de la Fundación Cruz Blanca en Algeciras, dentro del proyecto de atención a personas sin hogar. Allí encontró algo más que un techo: encontró estabilidad, afecto y un equipo técnico que lo acompañó en cada paso. “Tuve muchos sufrimientos, claro. Lo más difícil al principio fue el idioma. No entendía nada”, recuerda.
Pero hoy Zakariae es otra persona. Hace unas semanas, la Fundación recibió un mensaje que resumía el fruto de años de esfuerzo: acababa de aprobar el B1 de inglés en la Escuela Oficial de Idiomas, tiene un trabajo fijo en la ONCE y está matriculado en el primer curso del grado de Derecho. “Aún no he aprobado las asignaturas, me ha costado adaptarme, entre el trabajo y todo. Pero estoy en ello”, asegura.
Empezó a trabajar en la ONCE a finales de mayo, y aunque lleva poco tiempo, se siente satisfecho. “Estoy contento, claro. Cotizando, trabajando… A ver si en la ONCE están también contentos conmigo”, dice con humildad.
Durante su tiempo en la Fundación no se quedó quieto: participó en dos campañas de la Operación Paso del Estrecho como traductor, dio clases de español a sus compañeros y tejió una red de vínculos que hoy le sostienen. En un mundo que a menudo mira con recelo lo que viene de fuera, su historia es una prueba de que la acogida, el acompañamiento y las oportunidades reales transforman vidas.
Desde la Fundación Cruz Blanca lo resumen así: “Cuando hay apoyo y perseverancia, el cambio es posible. Hoy ganamos todos. Hoy el mundo es un poco mejor”.
Zakariae Bennejma no buscaba ser ejemplo de nada. Pero lo es. Sin pretensiones. Feliz en la sombra. En el centro. Bajo el sol de Algeciras.
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