Viernes de Feria: Algeciras vive la recta final con intensidad

Trabajadores que por fin pueden salir de fiesta, jóvenes que llenan los toros y familias que apuran las últimas horas

El recinto ferial encara su despedida sin perder el ritmo

Galería: Búscate en las fotos del viernes en la Feria Real de Algeciras

Un grupo de mujeres disfrutando la feria.
Un grupo de mujeres disfrutando la feria. / Claudio Palma

El viernes de Feria en Algeciras huele a últimas oportunidades. Para muchos es el día reservado por obligación: el trabajo les impidió disfrutar antes; pero el fin de semana les regala aún dos jornadas para hacer suya la Feria. Otros en cambio, se toman un respiro antes de afrontar con fuerzas el sábado, el cierre.

A las seis y media la iglesia de San Antonio repicaba sus campanas mientras decenas de jóvenes ya ocupaban el recinto de botellón en Magallanes. La escena, habitual a esas alturas, era toda una declaración de intenciones. A esa hora, las nubes cubrían por momentos el sol, algo que se agradecía como tregua a su intensidad. Aunque la humedad, persistente, mantenía el calor en el aire.

Aficionados camino de la plaza de toros.
Aficionados camino de la plaza de toros. / Claudio Palma

Los taxis se convirtieron en aliados indispensables para muchas mujeres que preferían ahorrarse el paseo en tacones. Al mismo tiempo, un grupo de amigos, cargado con neveras y cojines, se dirigía a la plaza de toros con un entusiasmo contagioso: "Hoy es el día", decían, como si toda la Feria se concentrase en esa corrida.

A la entrada, la música indie que sonaba desde la caseta El Pito daba la bienvenida a quienes llegaban al recinto. En esa esquina se notaba el relevo generacional: muchísima gente joven se animó este año a acudir a los toros, con una mezcla de curiosidad y tradición.

Tomando el fresco en la portada de Los Buyitas.
Tomando el fresco en la portada de Los Buyitas. / Claudio Palma

En la caseta Los Estrellaos, decenas de personas coreaban con una sola voz el mítico Chiquilla que tan alegremente interpretaba el grupo La Mala Hora, dispuesto a animar una noche que no quería apagarse. Y escenas similares se repetían en numerosas casetas.

A medida que el sol se ocultaba, llegaban las familias, los grupos de amigos, los que aún no habían venido y los que no quieren que la Feria se acabe. Pocas horas quedan ya, pero las ganas, a estas alturas, parecen no haberse gastado.

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