El varadero de la Isla Verde (1923-1946) y construcción de tinglados en el muelle de la Galera (1917-1920)
El muelle de la Galera estaba destinado a ser la base del futuro desarrollo del puerto de Algeciras
Hasta 1923, el único varadero se hallaba situado en el río de la Miel, en la parte trasera de la Capilla del Santo Cristo de la Alameda
El muelle pesquero del puerto de Algeciras (1933-1946)
Algeciras/Las seculares limitaciones y carencias que presentaba el incipiente puerto de Algeciras a principios del siglo XX, no sólo a causa de la inexistencia de las necesarias obras exteriores de abrigo, sino también por la escasez de superficies de muelle, de líneas de atraque y de calados fueron paliadas, en parte, con la construcción del muelle de la Galera, vieja aspiración de las autoridades municipales y de la Junta de Obras del Puerto desde su creación en 1906.
Acabada la primera fase de construcción del muelle de la Galera y habilitado el mismo para el atraque de buques de pequeño y mediano porte al disponer de suficientes calados, se hacía necesario dotarlo de instalaciones y servicios que dieran respuesta a la creciente demanda de los sectores comercial y pesquero y al tráfico de pasajeros. Por tal motivo, a partir del año 1916 comenzaron a redactarse proyectos de instalaciones destinadas a promover y atender el comercio, la pesca y el tránsito de pasajeros con Gibraltar, pero, sobre todo, con el norte de África. Estas instalaciones (tinglados, almacenes, casetas para la industria pesquera, etc.) tenían como principal objetivo permitir la explotación de las nuevas superficies de muelle y líneas de atraque que se estaban habilitando, al mismo tiempo que se lograba incrementar los ingresos por recursos propios de la Junta con el cobro de cánones, alquileres y arbitrios.
El muelle de la Galera estaba destinado a ser la base del futuro desarrollo del puerto de Algeciras y, en tanto que no se construyera un nuevo muelle destinado en exclusiva al sector pesquero, sería el que debería acoger todas las actividades portuarias. Y para ello era necesario dotarlo de instalaciones y de servicios adecuados.
1.- La Rampa-varadero de Isla Verde (1923-1946)
Desde 1920 se estaba asistiendo a un notable incremento de la flota pesquera. Esa circunstancia obligaba a dotar al puerto de un muelle dedicado exclusivamente a la pesca (véase el capítulo anterior) y de un varadero y talleres para la reparación de embarcaciones. Hasta el año 1923, el único varadero existente en el puerto de Algeciras se hallaba situado en el río de la Miel, en la parte trasera de la Capilla del Santo Cristo de la Alameda. En la sesión de la Junta celebrada el día 22 de febrero de 1918 se firmó el contrato de arrendamiento con la Compañía de Ferrocarriles Andaluces de los terrenos que ésta poseía en dicho lugar para habilitarlo como varadero provisional.
La llegada de compañías pesqueras del norte de España para establecerse en Algeciras con sus embarcaciones de pesca de altura, como la viguesa de “Hijos de J. Barreras”, y la mejora de la flota local, creó la necesidad de habilitar un nuevo varadero para atender a dichas embarcaciones. En el mes de marzo de 1923 se aprobó por la Junta de Obras la construcción de un varadero para la limpieza y reparaciones de embarcaciones dedicadas a la pesca. La construcción se haría con las subvenciones destinadas a las obras del Rompeolas o con fondos propios. El proyecto consistía en la instalación de un varadero en la Isla Verde para embarcaciones de hasta 300 toneladas. Fue presentado a la Junta por el Ingeniero Director el 6 de agosto, siendo informado favorablemente acordándose que se ejecutaría por el sistema de administración. En documentación de la Junta consta que estaba en funcionamiento desde el año 1927.
Pero, como la actividad pesquera asistía en aquellos años a un notable incremento y la capacidad del varadero quedó pronto superada, la Junta encargó al Ingeniero Auxiliar la redacción de un nuevo proyecto para la ampliación de la Rampa-Varadero de la Isla Verde, para que pudiera acoger a barcos de hasta 500 toneladas. En la Memoria del citado proyecto, el Ingeniero Eiriz Beato, para justificar la necesidad de la ampliación, refiere que, a pesar de la limitada capacidad del actual varadero, constituye uno de los ingresos más importantes de la Junta, señalando que, durante el último cuatrienio, ésta había percibido por los servicios prestados a particulares en el varadero -principalmente barcos de pesca- un total de 81.194 pesetas.
El proyecto fue presentado a la Junta en la sesión del día 1 de junio de 1933. Sin embargo, fue devuelto por el Ministerio para ser reformado y ampliado, de manera que el 19 de septiembre de 1934 se remitió el citado reformado con un presupuesto de contrata que ascendía a 684.209 pesetas. Sin embargo, hasta el día 17 de abril de 1936 el Ministerio no designó la fecha, el 4 de mayo, para llevar a cabo la subasta de las obras de la nueva Rampa-Varadero.
El día 9 de mayo de 1936 fueron adjudicadas definitivamente las obras a la empresa de don Mariano Aznares Tován en la cantidad de 608.193 pesetas. A pesar de la quiebra que supuso el inicio de la Guerra Civil para las obras del puerto, como se había recibido con antelación al 18 de julio de 1936 una gran parte de la subvención destinadas a la Rampa-Varadero de la Isla Verde, pudieron iniciarse las obras en el mes de noviembre de 1936, aunque debieron suspenderse en abril de 1937; hasta que el 23 de julio de ese año el Ingeniero Director comunicó a la Junta que las obras de la Rampa-Varadero se volverán a emprender el 2 del próximo mes de agosto con la participación 80 obreros. En el informe de Ingresos y Gastos relativos al año 1936 aparecen certificaciones abonadas por la Junta hasta que se volvieron a paralizar los trabajos en el mes de marzo de 1938. Hubo que esperar hasta agosto del año siguiente para que se reanudara las obras de la Rampa-Varadero. Con algunas paralizaciones, el 30 de julio de 1946 se aprobó el acta de recepción definitiva de las mismas.
2.- Instalación de tinglados metálicos del muelle de la Galera (1917-1920)
Los dos tinglados construidos en el muelle Comercial entre los años 1913 y 1914 pronto quedaron obsoletos al mismo tiempo que la superficie del muelle de la Galera se incrementaba. Por ello era una necesidad dar cobijo a la cada vez mayor cantidad de mercancías que entraban y salían por el puerto.
El 20 de diciembre de 1917 se presentó a la Junta el Proyecto de Tinglados metálicos para el muelle de la Galera, redactado por el Ingeniero Director. Este proyecto se tramitó por vía de urgencia, formando parte de la terminación del citado muelle. Por Real Orden del 24 de diciembre se aprobaba por la Superioridad dicho proyecto, autorizándose a la Junta a llevarlo a cabo por el sistema de administración. Y el día 26 del mismo mes, un oficio del Director General de Obras Públicas comunicaba el libramiento de 24.600 pesetas para la ejecución de las obras.
Entre los motivos alegados por el Ingeniero Director para la urgente realización de los tinglados se encontraba la necesidad de resguardar las mercancías de la intemperie durante el tiempo que tardan en ser retiradas o embarcadas, o mientras se obtienen los despachos de Aduana; y a la de guarecer a la tropa durante su embarque y desembarque. La función de embarque de tropas está también documentada por el Ministerio de Guerra, que instó a la Junta a que el tinglado en cuestión se instalara en el extremo del muelle de la Galera, lugar que éste consideraba muy a propósito para los embarques de tropas y material de guerra que tenían previstos. Esa necesidad de construir un tinglado en el muelle era expuesta frecuentemente por el Ministerio de Guerra, dada la creciente importancia que estaba adquiriendo el puerto de Algeciras en relación con el abastecimiento del ejército español en el Protectorado. Entre las causas que justificaban la instalación del tinglado, el Ingeniero, Rodríguez del Valle, señala que también el ramo de Guerra ha reclamado algunas veces un lugar a propósito donde guarecer de la lluvia y vientos a la tropa que, con destino a África, embarca y desembarca por este puerto.
El tinglado proyectado, que se construyó en la cabecera del muelle de la Galera, consistía en una edificación abierta de dos naves con elementos sustentantes y armadura de hierro y cada nave con cubiertas a dos aguas de chapa ondulada (véase la ilustración adjunta). Una linterna corrida a lo largo de toda la cubierta remataba el tejado de cada nave. En el tejado se habilitaban veinte lumbreras de cristales que proporcionaban luz natural al edificio. Los materiales serían proporcionados por la empresa Larios Hermanos de La Línea.
No se sabe con exactitud cuando comenzaron a estar operativos los tinglados, aunque aparecen terminados en fotografías del año 1921. Ambos tinglados fueron ocupados, mediante el pago del preceptivo canon, por la “Sociedad Esparto-Corchera Ibérica” para el almacenamiento de corcho hasta el momento de su exportación.
Como el almacenamiento de mercancías aconsejaba el cierre de los tinglados para evitar que la humedad las afectara y librarlas de posibles hurtos, la Junta decidió acometer su cerramiento en el mes de febrero de 1924. Dicho cerramiento debía convertir los dos tinglados en un almacén con muros, aunque no se llegó a realizar, al menos con la finalidad y la cronología previstas. La llegada del ferrocarril al muelle de la Galera entre 1925 y 1926 y la necesidad de contar con un edificio para la Estación Marítima iban a convertir los dos tinglados metálicos en la estructura sobre la que se edificaría la futura Estación del Puerto, de la que se tratará en otro capítulo de esta serie.
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