El tráfico de pasajeros y mercancías por el Puerto de Algeciras entre los siglos XI y XIV

Algeciras, una ciudad portuaria en el estrecho de Tarifa (siglos VIII-XIX)

Los barcos en los que embarcaban los pasajeros eran los mismos en los que se transportaban las mercancías

Desde el puerto algecireño, en los siglos XII y XIII, se exportaba higos y pasas de uva, pescado salado (atún), sal y cerámica fina

Algeciras y su puerto: bajo soberanía nazarí (1306-1328)

Pescadores andalusíes (Miniatura de las Cantigas, Biblioteca de El Escorial).
Pescadores andalusíes (Miniatura de las Cantigas, Biblioteca de El Escorial).

De las noticias recogidas por las fuentes históricas y geográficas árabes se desprende que la construcción de las estructuras portuarias (muelles, muros de cerramiento, arsenales, almacenes) era potestad de los emires que, al mismo tiempo, nombraban a los funcionarios encargados de su mantenimiento y de imponer la legislación mercantil (alcaides, ‘amil o agente fiscal, contables, maestros de obras, etc.).

Una cita del sevillano Ibn Abdún (siglo XII) nos inclina a pensar que las zonas portuarias en las ciudades andalusíes eran, como lo son en la actualidad, espacios de propiedad estatal que, bajo ninguna circunstancia, podían ser ocupados por particulares. Refiere este tratadista que “debe protegerse el espacio donde está situado el puerto marítimo evitando que se enajene ninguna parcela o se edifique ninguna construcción. Esta zona es, en efecto, el punto vital de la ciudad, el lugar por donde salen las mercancías que exportan los comerciantes y el arsenal para reparar los barcos y, por tanto, no ha de ser propiedad particular, sino sólo del Estado”.

El tráfico de pasajeros desarrollado entre los puertos andalusíes está bien documentado en los diccionarios biográficos y en obras de carácter geográfico o de viajes. La obligatoriedad de la peregrinación a la Meca una vez en la vida, los viajes de estudio realizados por ulemas y sabios entre puertos de Occidente y Oriente, los contactos diplomáticos y las migraciones forzosas al norte de África desde que los castellanos comenzaron a ocupar el valle del Guadalquivir, generaron un intenso tráfico de personas entre puertos andalusíes, norteafricanos y orientales que es mencionado por las fuentes escritas. De este tráfico, el puerto de Algeciras, estratégicamente situado en una de las orillas del Estrecho y en el extremo occidental del mar Mediterráneo, participaba de una manera destacada, como recogen los diccionarios biográficos publicados por las arabistas Manuela Marín y Maribel Fierro.

Barco mercante y de pasajeros andalusí. (Maqamat de al-Hariri. Siglo XIII. Biblioteca de Francia. Manuscrito 6094).
Barco mercante y de pasajeros andalusí. (Maqamat de al-Hariri. Siglo XIII. Biblioteca de Francia. Manuscrito 6094).

A través de sus estudios conocemos los nombres de viajeros que, o bien partieron de Algeciras hacia el Magreb u Oriente, o bien desembarcaron en el puerto algecireño procedentes de la otra orilla, como el poeta Abu Muhammad al-Yazirí, que embarcó con destino a Oriente en el año 1174; Abd Allah al-Laytí, sabio de Algeciras que embarcó en su puerto en el año 1045 o Abd al-Malik al-Tanyí, que desembarcó en el puerto algecireño procedente de Tánger en el año 1114. Aunque estos casos sólo representan un pequeño porcentaje de los numerosos viajeros anónimos (estudiosos, poetas, hombres de religión, comerciantes, militares, etc.) que debieron partir o arribar al puerto algecireño entre los siglos XI y XIV. Sin contar la continua avalancha de inmigrantes norteafricanos que desembarcaron en Algeciras con los almorávides, almohades y meriníes. Es probable que el continuo tráfico de pasajeros entre los puertos de Algeciras y Ceuta y Tánger posibilitara la existencia de líneas de navegación permanentes entre estos puertos en unos días y con unos horarios previamente fijados.

El tráfico de mercancías

Los barcos en los que embarcaban los pasajeros eran los mismos en los que se trasportaban las mercancías, como refiere el juez Iyad de Ceuta en el siglo XII. El sevillano Ibn Abdún señala que “los marineros no deben poner mucha carga en los barcos, ni obligar a los pasajeros a remar, porque son ellos quienes han de contratar las gentes que carguen y hagan avanzar el navío”.

A diferencia de las fuentes cristianas medievales en las que las noticias relativas a la actividad comercial desarrollada por mar son muy abundantes, las fuentes árabes se muestran muy parcas a la hora de aportar datos sobre la actividad mercantil en relación con el comercio marítimo, que, por otra parte, debió ser muy intenso en la Plena y Baja Edad Media, sobre todo entre las dos orillas del Estrecho, a tenor de las noticias sobre intercambios comerciales, tratados de comercio y existencia de consulados en puertos de mar contenidas en el Archivo de la Corona de Aragón y en la ciudad de Génova.

En la Edad Media, tanto en el ámbito cristiano como musulmán, la mayor parte del tráfico comercial se hacía por vía marítima. El puerto de Algeciras, aunque en las etapas almorávide, almohade y meriní-nazarí era frecuentado por embarcaciones procedentes de otros puertos andalusíes, del norte de África e, incluso, portugueses, catalanes, mallorquines e italianos, por su privilegiada situación geográfica debía canalizar la mayor parte del tráfico de pasajeros y de mercancías hacia los vecinos puertos de Ceuta y Tánger. A través de Algeciras se importaba, desde el norte de África, trigo, caballos, pieles, cueros, lana, plata y joyas de coral. Según C. Torres Delgado, en el siglo XIV estos productos entraban en el reino nazarí a través del puerto de Algeciras.

Moneda de época emiral (siglo IX). En esa época la casa de la moneda de Córdoba acuñaba las monedas con la plata importada desde Tánger a través del puerto de Algeciras.
Moneda de época emiral (siglo IX). En esa época la casa de la moneda de Córdoba acuñaba las monedas con la plata importada desde Tánger a través del puerto de Algeciras.

Desde el puerto algecireño, en los siglos XII y XIII, se exportaba higos y pasas de uva, pescado salado (atún), sal y cerámica fina, según Miguel Ángel Ladero Quesada. Durante el período meriní (siglo XIII) embarcaban en el puerto algecireño, con destino a los puertos del norte de África, cautivos cristianos, como refiere Pero Marín en sus Miraculos romançados. Por Algeciras entraban ovejas merinas procedentes del Magreb.

Sin embargo, uno de los principales productos de exportación desde el norte de África hacia al-Andalus a lo largo de toda la etapa musulmana, fue el trigo. Comerciantes establecidos en Ceuta eran los intermediarios encargados de transportar esta mercancía hasta los puertos de Algeciras y Málaga. Los marineros percibían, por regla general, un salario variable que dependía del valor de la carga transportada y de la distancia a la que se hallaba el puerto de destino, teniendo acceso, para su manutención, a las vituallas que transportaban, lo que provocaba frecuentes abusos y pérdidas a los propietarios de las mercancías. A finales del siglo XII, en Ceuta, se hicieron algunas reformas, propiciadas por el juez Iyad, tendentes a que los marineros percibieran un sueldo fijo, “sin tomar para su mantenimiento de lo que transportaban, a cambio de un aumento en las cuotas sobre la carga”.

De la misma manera que en las ciudades se cobraban los derechos de paso de mercancías por funcionarios que se ubicaban en las puertas de entrada de las mismas, en los puertos marítimos se debía pagar el derecho de aduana por las mercancías desembarcadas, así como unas cantidades abonadas por el uso de servicios prestados por el Estado (zonas de atraque, prácticos marítimos, trabajos de reparaciones en las atarazanas, etc.). El musrif del puerto de Algeciras (supervisor) era el encargado de cobrar los derechos de aduanas a los mercaderes que arribaban y atracaban en el puerto.

Mapa con las principales rutas comerciales de al-Andalus en los siglos XII y XIII.
Mapa con las principales rutas comerciales de al-Andalus en los siglos XII y XIII.

La actividad pesquera

En al-Andalus la existencia de marineros especializados era poco frecuente. Los marinos dedicados a la pesca se reciclaban como marinos mercantes y, cuando era necesario, en marinos de guerra. Pero en época de paz, los marinos que no se hallaban enrolados en barcos mercantes, se dedicaban a la pesca. Como refiere el ceutí al-Idrisi, sólo existía un tipo de pescadores especializados: los que trabajaban en las almadrabas.

Aunque el pescado no era un alimento que formara parte destacada de las dietas de los musulmanes norteafricanos, en al-Andalus, al menos desde el siglo XI, era uno de los productos básicos de la alimentación de las poblaciones costeras y aún de las del interior. La tradición pesquera y la existencia de las almadrabas en el sur de la península se mantuvo en el litoral andaluz y en las dos orillas del Estrecho durante la Edad Media, lo que explica los términos de origen árabe que se conservan en el vocabulario de las labores de las almadrabas, como jábega, arráez, almokaenes y almoceros.

El almeriense al-Arbulí se refiere a las especies de pescados que se capturaban y consumían en al-Andalus. Menciona, entre otros, al sábalo (al-sabuli), al pargo (al-bagar), al jurel (al-sural), a la boga (al-buqa), a la caballa (al-sarada), a la sardina (al-sardin) y a la melva (al-malba).

Despiece de atunes en la almadraba de Conil según Hoefnagel (Facsímil del Servicio Geográfico del Ejército).
Despiece de atunes en la almadraba de Conil según Hoefnagel (Facsímil del Servicio Geográfico del Ejército).

En la zona del Estrecho era la pesca del atún y su preparación industrial el tipo de pesca a la que se dedicaba la mayor parte de los pescadores establecidos en Algeciras y Tarifa. Para la pesca del atún rojo se usaban dos tipo de artes: la red larga o almadraba de tiro (sabaka), de donde procede el término jábega, y la almadraba propiamente dicha (al-madraba), red fija que se colocaba en medio del mar unida con sogas a la playa.

En el siglo XII, el geógrafo al-Idrisi describe con estas palabras la pesca de atunes en una almadraba: “Existe cerca de Ceuta lugares dedicados a la pesca... Se cuentan muchas especies de peces diferentes, dedicándose principalmente a la pesca del gran pez que llaman atún. Se le pesca a golpe de lanzas. La punta de éstas tiene forma de alas abiertas que se enganchan en el pez y ya no lo sueltan. Estos pescadores son tan experimentados y hábiles en su oficio que no tienen rival en el mundo”.

Parte de los atunes capturados se consumía en fresco, aunque la mayoría de ellos se secaban para ser exportados como mojama o en metidos en salmuera. Por una carta enviada por el Vizconde de Castellnou al rey Jaime II durante el cerco de Algeciras de 1310, sabemos que uno de los defensores de la ciudad asediada se había pasado al bando cristiano y comunicado al rey de Castilla que “en la ciudad no había cosa alguna de comer, ni aceite, ni higos, ni manteca, ni atún salado del que solía haber mucho, pero que por causa de vuestras galeras no habían podido pescar”.

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