Algeciras

El temporal se come las playas

  • La unión de la borrasca, el intenso oleaje y una marea con un coeficiente de 106 ocasiona importantes destrozos en los chiringuitos de la capital y en paseos del casco histórico

La pleamar inunda el Paseo Marítimo de Cádiz en torno a las tres de la tarde de ayer.

La pleamar inunda el Paseo Marítimo de Cádiz en torno a las tres de la tarde de ayer. / julio gonzález

La unión de la borrasca Emma con una marea con un coeficiente de 106 se convirtió ayer en un cóctel explosivo que arrasó con las playas de Cádiz capital y provocó graves destrozos en el paseo Fernando Quiñones y en la entrada de la Punta de San Felipe, frente al IES Náutico. Un espectáculo de la naturaleza con olas de siete metros que saltaron con facilidad a la calzada del Campo del Sur y llegaron a inundar el Paseo Marítimo en los alrededores del Hotel Playa Victoria, cebándose con los chiringuitos de las playas de la Victoria y Santa María del Mar, los grandes perjudicados de la jornada.

La ciudad se acostó el miércoles con el temor de lo que iba a pasar durante la madrugada al estar en alerta naranja. La realidad superó a las predicciones de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) y al aviso de la Policía Local de no circular ni por la zona del Campo del Sur ni por el Paseo Marítimo. Incluso, se alertaba de la posibilidad de cerrar estas vías al tráfico si fuera necesario.

Emma se notó desde el miércoles en todo el frente marítimo orientado hacia el Océano Atlántico una vez que se hizo de noche, con especial incidencia en el momento de la pleamar. Los daños más graves se produjeron durante la madrugada. En la entrada de la Punta de San Felipe, junto a la muralla de San Carlos, se cayó al agua parte del murete por la virulencia de las olas, que llegaron hasta las inmediaciones del IES Náutico. Durante la mañana, operarios de la Delegación Municipal de Mantenimiento Urbano se afanaron en retirar todos los desperfectos que se habían producido antes de que la pleamar volviera a inundar este espacio sobre las tres de la tarde. La zona quedó acotada para que los transeúntes no pudieran pasear por ella y evitar riesgos, sobre todo porque la valla metálica se había quedado colgando.

Por su parte, el acceso al paseo Fernando Quiñones quedó cerrado al tránsito de personas por el desprendimiento de un trozo de la muralla a la altura del Puente Canal. El riesgo de que se produjeran más derrumbes era muy alto, por lo que se cerró el paso, aunque más de un valiente se acercó durante la jornada a ver lo que había sucedido.

Por su parte, la arena se apoderó de la entrada por la puerta de La Caleta. De hecho, la Peña Flamenca Juanito Villar ha tenido que suspender un acto que tenía previsto en el día de hoy.

En la otra punta de la playa, el mar también ocasionó daños en la muralla que defiende el Club Caleta. Los socios se dedicaron la mañana a salvar todas las barcas posibles antes los destrozos que habían sufrido varias de ellas. De hecho, tal y como explicó el contramaestre de este club, Ángel Sánchez, se tuvieron que ubicar todas las embarcaciones posibles en el patio. "No es normal lo que ha pasado. Hemos tenido que meter en el club todas las barcas que hemos podido para evitar que se rompieran", señaló Ángel, que añadió sobre el alcance de la marea en pleamar que "si te pones arriba del club, te vas a mojar".

"Es un siniestro", expresaba en la tarde de ayer el propietario del Grupo Potito, Miguel Ángel Sánchez, sobre cómo habían quedado los tres chiringuitos que regenta: Beach Club Potito, Potito y Tuna Beach. Las dos embestidas que sufrieron durante las dos pleamares provocaron cuantiosos daños, que en un primer repaso, a la espera de que vuelva la calma, cuantificó en unos de 60.000 euros. De nada sirvieron las barreras que prepararon durante la mañana porque el mar reclamó su espacio en su momento más álgido. Un show que congregó a muchos curiosos mientras que los empleados de estos negocios intentaban salvar todo lo que podían de manera infructuosa. Con todo, Sánchez, al igual que Iván Periano, propietario del chiringuito Pikachos, lamentó que los establecimientos no estén ya sobre pilotes, ya que habrían podido solventar la acción del mar.

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