"Sánchez Arcas es el proyectista y el autor del mercado de Algeciras, y Torroja el ingeniero"
CARTA DE ALVAR HARO, NIETO DE MANUEL SÁNCHEZ ARCAS
El nieto del arquitecto denuncia que la nueva placa del mercado de abastos de Algeciras tergiversa la historia y exige que se reconozca el papel real de su abuelo en la obra
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Alvar Haro, nieto del arquitecto Manuel Sánchez Arcas, ha remitido a Europa Sur una carta en la que muestra su disconformidad con la placa que, en homenaje a su abuelo, el Ayuntamiento de la ciudad ha inaugurado en la mañana de hoy, 1 de septiembre, en el mercado de Algeciras, donde se identifica a aquel como mero director de las obras y no como coautor: "Ruego, e incluso conmino, a que se subsane este error y se sustituya la placa por otra que deje claras las funciones de cada cual y el orden en que se produjo el proyecto: primero Sánchez Arcas, proyectista; después Torroja, ingeniero", afirma.
Este es el contenido de su escrito:
"En calidad de representante de la familia del arquitecto Manuel Sánchez Arcas, y en relación con la colocación de la placa con su nombre junto al del ingeniero Eduardo Torroja como autores del mercado de abastos de Algeciras, me veo en la necesidad de manifestar lo siguiente:
Lo que debía haber sido hoy, lunes 1 de septiembre de 2025, una jornada de celebración, tanto para nosotros como para la Cultura en general, tras 90 años de silencio y olvido en torno a la figura de Sánchez Arcas, se ha visto amargamente ensombrecido. Una vez más, sin querer especular sobre las causas, se tergiversa la historia en detrimento de mi abuelo y de su obra.
En la placa recién colocada se afirma que el proyecto corresponde a Eduardo Torroja y que Sánchez Arcas se limitó a dirigir las obras, como si hubiera sido un capataz o, a lo sumo, un aparejador.
Hablamos de uno de los arquitectos más destacados del siglo XX español. Su forzosa partida al exilio tras la Guerra Civil truncó una carrera meteórica de prestigio nacional e internacional, aunque dejó en nuestro suelo una valiosa serie de obras maestras que todavía hoy son referencia en las escuelas de arquitectura. Entre ellas se encuentra, sin duda, el mercado de Algeciras.
El proyecto original es de Manuel Sánchez Arcas. Él ideó la forma: teniendo en cuenta la proximidad marítima y la función del edificio, optó por una planta democrática y sin jerarquías, octogonal y casi circular a la vista, con puertas abiertas en todas las orientaciones, concebido como un espacio de paso, reunión y acogida ciudadana. Pensó la cúpula como cobertura protectora, como un caparazón que salvaguardara el suministro de alimentos, amable y sinuosa, ligera y volátil como un toldo de mercado al aire libre o como las velas de un barco. Conocía bien la tradición constructiva mediterránea de la cúpula —como la del Panteón de Agripa en Roma, con su óculo central—, y decidió que la luz entrara desde un lucernario diseñado por él mismo, difundiéndose por las paredes blancas y curvas. Proyectó los espacios interiores y exteriores, eligió el blanco como color de la luz, de la navegación, de la higiene… Y para el cálculo estructural y la viabilidad constructiva recurrió a su amigo y colaborador en otros importantes proyectos, el ingeniero Eduardo Torroja Miret.
Ruego, e incluso conmino, a que se subsane este error y se sustituya la placa por otra que deje claras las funciones de cada cual y el orden en que se produjo el proyecto: primero Sánchez Arcas, proyectista; después Torroja, ingeniero
Ambos perfilaron juntos los detalles e hicieron posible un diseño con un sello conjunto e inconfundible que sería admirado en Europa durante décadas. Lograron lo que hasta entonces parecía imposible en cuanto al diámetro de la cúpula y la tensión de su curva. Sin los conocimientos estructurales de Torroja y sin el empeño inicial de Sánchez Arcas en su diseño, no habría sido posible. Fueron uno de los tándem más felices, admirados y envidiados de la arquitectura española. Su colaboración ejemplifica el valor del trabajo entre iguales y de la amistad mantenida a pesar del exilio.
Insisto, repito: Sánchez Arcas es el proyectista y el autor, y Torroja el ingeniero. Invertir los términos revela un desconocimiento absoluto de cómo funciona la arquitectura. Pienso que es un error; no creo en conspiraciones. Ya sufrimos 40 años de un borrado intencionado y programado de la memoria, prolongado después por desidia e inercia.
Toda administración tiene la obligación democrática de manejar datos veraces. Ruego, e incluso conmino, a que se subsane este error y se sustituya la placa por otra que deje claras las funciones de cada cual y el orden en que se produjo el proyecto: primero Sánchez Arcas, proyectista; después Torroja, ingeniero.
Entiendo el arrastre y el peso mediático que tiene el nombre de Torroja, pero los hechos fueron como expongo.
Y no lo pido como un familiar herido, sino como ciudadano que valora el rico patrimonio —antiguo, contemporáneo e incluso industrial— que posee nuestro país y que debemos defender y cuidar para las generaciones venideras. El mercado de Algeciras es una de las joyas de la arquitectura moderna y lo merece. Hagámoslo bien, en aras de la verdad histórica y cultural, de la conciliación y de la vida".
Alvar Haro Sánchez. Escultor, pintor y crítico de arte, hijo del escultor Juan Haro y de una de las hijas de Sánchez Arcas, María Sánchez Cruz-López.
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