La riqueza de las lagunas costeras

En el sendero de Los Lances hay una especie de marismas que atraen a numerosas aves y animales l parque natural La última playa atlántica de la península está situada en el mismo estrecho de Gibraltar, en el paso de millones de aves

Trabajos de reposición de la pasarela de Los Lances tras los temporales del año pasado.
Trabajos de reposición de la pasarela de Los Lances tras los temporales del año pasado.
E. C. / Algeciras

22 de mayo 2012 - 01:00

La primavera invita a ponerse vestimenta y calzado adecuados para realizar el sendero de Los Lances. La dificultad es baja y el camino se realiza sobre el entarimado que hay sobre la playa.

Los Lances es la playa más meridional de la península Ibérica, la última de la fachada atlántica que llega hasta el mismo Estrecho de Gibraltar. El recorrido es corto y se hace muy cómodamente por una pasarela de madera que cuenta con señalización, bancos y finalmente, un observatorio de aves. El sendero arranca en el aparcamiento de la playa de Los Lances que está junto al estadio municipal en el extremo noroeste del casco urbano. Todo el recorrido es un espacio protegido por diversas figuras legales nacionales e internacionales. Es el Paraje Natural Playa de Los Lances, que a su vez es Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) y Lugar de Interés Comunitario para la Unión Europea y, además, es parte de la Reserva de la Biosfera Intercontinental del Mediterráneo de la Unesco. La Consejería de Medio Ambiente de la Junta aclara que tantos títulos no son desde luego gratuitos, ya que es evidente que se trata de una zona que no solo es singular desde el punto de vista geográfico, donde dos continentes se miran de cerca y dos mares juntan sus aguas, sino también desde el natural y el cultural.

El recorrido es corto, pero suficiente para comprender el reconocimiento conseguido por el paraje. Avanzados 500 metros el senderista llegará al río de la Vega, que pasará por un puente un poco antes de dibujar sus dos últimos meandros, en busca de una desembocadura compartida con el río Jara. En la desembocadura se forman lagunas y encharcamientos, una especie de marismas que atraen a numerosas aves y otros animales, entre ellos las nutrias que recorren los ríos desde los canutos de las cabeceras hasta orillas del mar, refugiándose aquí entre juncos, espartinas o almajos. Los senderistas pasarán un bunker a la derecha y algunas zonas de descanso, hasta llegar a un punto en el que se interrumpe el entarimado, por lo que deberán caminar por la arena un tramo hasta volver a recuperarlo. El sendero se adentra algo hacia el interior para llegar a su final, cerca del cual se encuentra el observatorio de aves. También se podrá observar el sistema dunar, formado por dos cordones litorales que llegan a tener 300 metros de anchura, fijados hacia el interior por una repoblación de pino piñonero.

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