EL PUERTO DE ALGECIRAS A TRAVÉS DE LA HISTORIA

Líneas regulares de navegación en el puerto de Algeciras durante el siglo XIX

  • Los vapores de ida y vuelta a Gibraltar convivía con los buques que unían la ciudad con Ceuta y Tánger e incluso Cádiz, Sevilla y Marsella

Litografía de la ciudad y el puerto de Algeciras realizada en 1859. Representa el embarque de tropas para la Guerra de Marruecos. (Litografía Hispana, C/ Asalto, nº 8).

Litografía de la ciudad y el puerto de Algeciras realizada en 1859. Representa el embarque de tropas para la Guerra de Marruecos. (Litografía Hispana, C/ Asalto, nº 8).

Algeciras-Gibraltar. Se tiene constancia de la existencia de una línea regular de navegación entre los puertos de Algeciras y Gibraltar en el año 1824. En aquel año, el viajero Isidore Taylor refiere que “la travesía de Algeciras a Gibraltar la hacen barcos de bellas líneas, cuyas cualidades náuticas son muy apreciadas por los marineros. La distancia es de unas tres leguas y se desembarca en un magnífico puerto siempre abarrotado de mercancías de las cinco partes del mundo…”

En el año 1850 se hace mención explícita al servicio regular de vapores existente entre los puertos de Algeciras y Gibraltar que efectuaban dos viajes de ida y otros dos de vuelta al día. El Iris, Boletín de Intereses Locales, Literatura y Bellas Artes, publicado en Algeciras con una periodicidad de, al menos, ocho números al mes, recogía el 2 de julio de 1850 la noticia de que “el vapor de hierro El Vencedor saldrá de ésta a las 7 de la mañana y 2 de la tarde, y de Gibraltar a las 11 de la mañana y 6 y media de la tarde. Los domingos de (Algeciras) a las 8 de la mañana y 6 de la tarde. De Gibraltar a la 10 y media de la mañana y 7 y media de la tarde”. Según la Guía Oficial de Cádiz, su provincia y departamento, del año 1883, citada por M. Rodríguez Barrientos, en aquel año se realizaban tres viajes diarios entre Algeciras y Gibraltar a cargo de los vapores de la Línea de Thomas Haynes cuyos nombres eran Calpe Foundry y Primero de Algeciras. Éste último vapor de rueda estuvo en servicio hasta el año 1901 En 1896, Rafael Gisbert, cuando entraba en la bahía a bordo del vapor correo El Apostol, procedente de Ceuta, dice: “Ya entrábamos en la bahía, cuando un vapor de ruedas que venía de Gibraltar, nos cruzó enfilando hacia un muelle alto, sobre pilares de armadura de hierro (?)”. En otro pasaje de su relato, Gisbert describe con estas palabras la embarcación en la que él hizo el viaje desde Algeciras a Gibraltar: “Nosotros seguimos también por ese muelle (de Madera) y pasamos al barco próximo a salir. Cuando me vi en aquella cubierta, llena de butacones de mimbre, bajo el toldo de colorines, y observé a los marineros en la maniobra con sus uniformes impecables, sentí una sensación rara que no puedo definir…”.

Cuando en el año 1892 se acabó la construcción de la Línea del Ferrocarril de Bobadilla a Algeciras y, dos años más tarde, se puso en servicio el muelle de Madera, la The Algeciras-Gibraltar Railway Company Limited, propietaria de la citada línea y del muelle, creó un servicio propio de vapores para unir el puerto de Algeciras con el de Gibraltar. Estos vapores hacían sus rotaciones en combinación con el horario de los trenes que partían o llegaban a la terminal ferroviaria del puerto algecireño. El primer vapor que hizo la travesía entre el muelle de Madera y el de Gibraltar fue el Elvira, que era un barco de ruedas de paletas que hacía cuatro viajes diarios entre los dos puertos. La travesía costaba 1 peseta, si se hacía en popa, y 0,50 si se hacía en proa. El Elvira había sido construido en el año 1892 en Glasgow. El casco era de acero y presentaba una eslora de 33,66 metros, una manga de 5,66 y un calado máximo a popa de 1,98 metros y a proa de 1,54. Disponía de una máquina de vapor de 70 caballos, alimentada por una caldera que quemaba carbón asociada a dos ruedas de paletas, una a cada lado, que le proporcionaban una velocidad de 11,5 nudos. Más tarde se unieron a este buque, los también vapores de ruedas Margarita y Aline. El Margarita, de similares características técnicas que el Elvira, aunque algo mayor, había sido construido en Glasgow en 1896. Ambos vapores navegaron bajo pabellón inglés hasta que el 11 de febrero de 1897 fueron matriculados en Algeciras.

Algeciras-Ceuta y Tánger. Aunque está documentada la existencia de un servicio regular de barcos para el abasto de Ceuta desde Algeciras o Tarifa, al menos desde principios del siglo XVIII, la primera noticia que se tiene sobre una línea regular de navegación entre Algeciras y la ciudad española del norte de África, data del año 1795, cuando el Barón de Bourgoing, que estuvo en Algeciras en el año mencionado, refiere “que sale dos veces por semana (desde Algeciras) un paquebote para Ceuta. Ese trayecto se hace a menudo en tres o cuatro horas, pero a veces tarde ocho o diez. Cuesta el pasaje cuatro reales”. En 1845, según Pascual Madoz, la correspondencia era enviada a Ceuta por medio de dos jabeques. “Suelen ir a Algeciras, permitiéndolo el tiempo, los domingos y miércoles –escribe, el que luego sería Ministro de Hacienda- y volverse los lunes y jueves”. En 1877 existía un servicio regular entre Algeciras y Ceuta realizado por los vapores María y Dos Hermanas, propiedad del armador gaditano Antonio Millán, que transportaba correspondencia oficial y privada, admitiendo también mercancías y pasajeros. En 1883 hacían viajes diarios de ida y vuelta, siendo consignados en Algeciras por don Eugenio Oncala y en Ceuta por don José Más. En 1900 ambos buques continuaban haciendo el mismo servicio. En 1896 dos vapores correo, uno de ellos de nombre El Apóstol, enlazaban los puertos de Ceuta y Algeciras. Rafael Gisbert, describe el buque cuando hizo el viaje hasta Algeciras. Dice el viajero ceutí que “era un vaporcito, como esos que pintan los niños, con dos palitos y una chimenea alta en el centro, montada sobre una especie de baúl. Tenía a popa un departamento con mesa central y sillas clavadas en el piso; a cada lado una serie de literas con cortinillas azules y ventanillos circulares protegidos por un cristal... El resto del pasaje se acomodaba como podía en la cubierta al abrigo de unas mamparas, entre rollos de cadenas y equipajes. Sobre la cámara de primera había una azoteilla que comunicaba por una ligera pasarela con el puente del capitán. A popa ondeaba la bandera española y en el palo mayor el gallardete de correo…. Dos horas largas duró el viaje: íbamos unos treinta pasajeros...”

La Compañía Trasatlántica Española. Fue fundada el 1 de junio de 1881 por Antonio López y López, primer Marqués de Comillas, conjuntamente con otros socios entre los que se encontraba Patricio de Satrústegui Buis. En 1861, la compañía, que entonces regentaba el Marqués, había logrado la concesión del transporte de comunicaciones marítimas, incluyendo correo y pasaje, entre España y las posesiones de Puerto Rico y Cuba, recibiendo para tal fin una subvención del Gobierno, concesión que le fue confirmada en 1868 mediante concurso público convocado para la adjudicación de dicha línea.

En 1890 se inició la construcción en los astilleros de Matagorda (Cádiz) del buque Joaquín Piélago, primer barco de la nueva Compañía, que debe su nombre al yerno del Marqués de Comillas. Fue botado el 9 de mayo de 1891, estando operativo, después de realizadas las pruebas de estabilidad y velocidad, el 16 de mayo de 1892. Fue destinado al servicio entre Cádiz, Tánger, Algeciras y Gibraltar, llegando por primera vez a Algeciras el 20 de agosto de 1892. En Algeciras fondeaba junto a la Isla Verde, teniendo que bajar pasajeros y mercancías en los faluchos que varaban en el río de la Miel. Como otros vapores de su época, estaba preparado para navegar a vela en caso de fallo de la máquina, disponiendo de aparejo constituido por dos foques, una vela estay y dos de cuchillo, con una superficie vélica de 510 metros. En 1893, el Joaquín Piélago salía de Cádiz los lunes, miércoles y viernes con destino a Tánger, Algeciras y Gibraltar, retornando a Cádiz los martes, jueves y sábado.

Cuando por Ley de 23 de julio de 1932 se anuló el contrato que la Compañía Trasatlántica Española y el Estado habían acordado el 21 de agosto de 1925 durante la etapa de Gobierno de Primo de Rivera, una gran parte de la flota quedó amarrada y fuera de servicio. En esas condiciones se encontraba el Joaquín Piélago en el puerto de Cádiz cuando estalló la Guerra Civil, permaneciendo allí mientras que duró el conflicto.

Otras líneas regulares. La privilegiada situación de los puertos de Gibraltar y Algeciras, en el interior de una extensa y abrigada bahía que ejercía de puerto natural, facilitó, a lo largo del siglo XIX, pero sobre todo desde la generalización del transporte marítimo por medio de barcos de vapor, su uso como puertos de escala de buques que enlazaban importantes destinos ubicados en la fachada atlántica con otros del litoral mediterráneo. En 1856, el vapor de hierro Ligero, de la empresa Juan González Peredo, cubría semanalmente la línea Cádiz-Tarifa-Algeciras-Gibraltar que se podía prolongar, ocasionalmente, hasta Málaga y, en 1863, el Diario Mercantil y Marítimo de Cádiz, daba noticia de un servicio semanal entre Sevilla y Marsella, con escalas en Cádiz, Algeciras, Málaga, Almería, etc., prestado por los vapores de hierro y hélice de la naviera Segovia Cuadra y Cia. En Algeciras solamente tocaban los viernes en el viaje de ida. En 1883 entre los puertos de Sevilla y Marsella operaban varios de estos barcos haciendo escala en Sanlúcar, Algeciras, Málaga, Almería y Valencia. Refiere Santacana que “estos vapores costeros que hacen escala tres o cuatro veces por semana, descargan sus mercancías en el muelle Viejo (mediante faluchos o barcas) o embarcan el corcho depositado en él para exportarlo al norte de Europa”. 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios