Algeciras

Un año y medio de prisión para un policía nacional confidente del ‘Messi’ del hachís

  • El agente nacional admite haber colaborado con Abdellah el Haj y un lugarteniente de este que estaba detenido

  • Asume también nueve años de inhabilitación

Policías en el Saladillo

Policías en el Saladillo

La red de contactos establecida por el denominado mayor narcotraficante del Estrecho, Abdellah el Haj, incluía “estrechas relaciones de amistad” con miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Así lo aseguraba la Brigada Central de Estupefacientes de la Policía Nacional en 2014, cuando inició una investigación sobre la organización presuntamente liderada por el conocido como Messi del hachís. Los investigadores alertaban de que estos miembros de los cuerpos de seguridad podrían estar facilitando información reservada al grupo para la realización de sus actividades delictivas. Cinco años después, uno de ellos acaba de ser condenado por revelación de secretos y encubrimiento, con una pena (aceptada por el acusado) de un año y medio de prisión y nueve de inhabilitación.

El condenado, A. G. P., era policía nacional adscrito a la Brigada Local de Policía Científica en la Policía de Algeciras en junio de 2014, cuando se produjeron los hechos. Según recoge la sentencia que lo condena, a la que ha tenido acceso Europa Sur, para esa fecha la Policía Nacional llevaba meses con los teléfonos móviles de Messi y otros investigados intervenidos por orden judicial y de ahí que detectasen dos llamadas del agente al móvil de Abdellah el Haj, las que han servido para condenarle.

El 11 de junio se encontraba detenido en la comisaría local uno de los individuos investigados por la Policía Nacional, un subalterno según la sentencia. Se encontraba allí por su posible implicación en un tiroteo en el que había muerto un joven en el Saladillo. A. G. P. se dirigió a la comisaría fuera de su horario de trabajo y llamó desde allí al número de teléfono de Abdellah el Haj que estaba intervenido. El objetivo de la llamada era transmitirle la información contenida en el atestado policial, por qué había sido detenido y el hecho que se le imputaba.

A requerimiento de Abdellah, el acusado se dirigió entonces a la zona de calabozos, donde estaba custodiado el subordinado. A petición del policía condenado, el agente encargado de la custodia sacó al detenido y A. G. P. y el arrestado se introdujeron en una habitación reservada utilizada para hacer las reseñas dactilares.

Desde ahí, el policía llamó de nuevo al teléfono de El Haj y le pasó el teléfono al detenido. Este le explicó a su interlocutor los efectos que le habían sido intervenidos y le pidió que destruyera las posibles pruebas que guardasen relación con sus actividades delictivas, ocultas en un garaje de la barriada del Rinconcillo.

Como resultado de esas llamadas, remarca la sentencia, “se produjo un grave y manifiesto perjuicio a las diligencias policiales y penales incoadas para esclarecer la muerte violenta” del joven del Saladillo, que quedaron finalmente sobreseídas.

Por estos hechos, y con la conformidad del acusado, la sección algecireña de la Audiencia Provincial condena a A. G. P. como autor de un delito de revelación de secretos, por el que le impone una pena de un año de prisión e inhabilitación especial para empleo o cargo público por tres años. También lo considera autor de un delito de encubrimiento, por el que le impone seis meses de prisión y seis años de inhabilitación absoluta.

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