En la Sala dedicada al Medievo de la Colección Municipal del Museo de Algeciras (número de inventario 1.521) se expone una singular pieza que es testimonio excepcional de los ritos funerarios practicados entre los musulmanes andalusíes que habitaron la destacada ciudad de al-Yazirat al-Jadrá.

Se trata de una lápida de mármol de época almorávide (siglo XII), de dimensiones 680 x 175 mm, que se integra en la tipología de lo que se conoce como mqabriyya, esto es, una estela prismática de sección triangular achaflanada por ambos extremos que se emplazaba sobre la tumba (qabr, de donde deriva el término dialectal marroquí mqabriyya), a la manera de un pequeño túmulo. Como quiera que desarrolla un amplio costado, en él se dispone el epitafio destinado al difunto, escrito normalmente en caracteres cúficos –tampoco faltan ejemplares en caracteres cursivos a partir del siglo XIII-, si bien existen otros que carecen del mismo y, si acaso, únicamente llevan expresiones bien sonantes del estilo bendición, felicidad, prosperidad, etc. Casi siempre, como en este caso, en los lados más cortos figura también parte del texto epigráfico o decoración de ataurique.

Esta pieza, que fue donada al Museo por la familia de Marcos Villanueva, se encontró fragmentada en dos mitades en la algecireña calle Emilio Santacana. En este caso, un texto epigráfico recorre todo el cuerpo superior, mientras el inferior presenta un pequeño basamento escalonado de dos peldaños. Llama la atención la ausencia de decoración que no sea la epigráfica.

Su texto, en un elegante cúfico simple de tradición cordobesa emparentado con el que se escribía en ese mismo siglo XII en Almería, es el siguiente: “En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso, Dios bendiga a Mahoma. Esta es la tumba de [¿] ibn al-Mugir ibn Muhammad, murió en rabi’ al-ajir del año 522”.

Detalle de la inscripción en el mármol.

Tal fecha musulmana se corresponde con la cristiana de abril-mayo de 1128. De este algecireño que se enterró en ese primer tercio del siglo XII, poco podemos decir. Si acaso que tal vez fuera un beréber o amazigh de acuerdo con el nombre de pila que portaba (¿Dunas? ¿Duman?), difícilmente restituible además por estar parcialmente dañado.

La primera mqabriyya constatada en al-Andalus con fecha expresa es del año 1060 y procede de la ciudad de Almería, donde esta tradición arraigó con evidente éxito entre un pujante grupo de comerciantes que se relacionaban con los puertos del Norte de África. La tipología procede de la ciudad de Kairuán, en el actual Túnez, y llegó a la península ibérica como una moda entre una cierta élite que aceptaba estas innovaciones en los rituales funerarios. El mayor número de mqabriyyas encontradas en al-Andalus se sitúa de manera abrumadora en la misma Almería, si bien hallamos ejemplares en Málaga, Granada, Murcia o Mallorca. Que una pieza como esta se haya encontrado en una ciudad tan al occidente del territorio andalusí como Algeciras demuestra que los influjos de la vigorosa ciudad de Almería llegaron bien lejos.

Bibliografía: Virgilio Martínez Enamorado, “La mqābriyya almorávide del Museo Municipal de Algeciras”, Caetaria, 2 (1998), pp. 79-85.

Virgilio Martínez Enamorado, “Mqābriyya almorávide”, Algeciras Andalusí (siglos VIII-XIV). Catálogo de la Exposición, Fundación Municipal de Cultura “José Luis Cano”. Algeciras, del 3 de julio al 31 de diciembre de 2003, Algeciras, 2003, pp. 86-87.