La Perseverancia no encuentra licitadores

El Sexenio Democrático en Algeciras (1868-1874)

La crisis también llegaba al mundo de los toros, sin empresario para gestionar el flamante coso algecireño de 1866

Las autoridades provinciales reclamaron varias veces el presupuesto al Ayuntamiento de Algeciras, sin respuesta

Las oscuras actas del distrito de Algeciras

Aficionados taurinos en La Perseverancia a comienzos del siglo XX.
Aficionados taurinos en La Perseverancia a comienzos del siglo XX.

Dado que el nuevo Estado surgido de la revolución del 68 había realizado reformas tan progresistas como aprobar la llamada Ley Provisional del Matrimonio (18 de junio de 1870) siendo esta la primera disposición que estableció el matrimonio civil en España con carácter obligatorio, bien pudo motivar que Segovia Guisado, como buen previsor padre, del que se hizo una reseña en la anterior entrega, añadiera a su algecireña declaración lo que sigue: “No obstante lo dispuesto en la Ley del matrimonio Civil, respecto á la potestad que á falta de padre, tiene la madre sobre sus hijos legítimos no emancipados; para el caso de que esta disposición no alcanzare á mis hijos José y Vicente que han nacido antes de la promulgación de dicha ley, le nombro tutora y curadora á su madre Catalina García Ros”. Esta progresista para su tiempo norma o ley contenía en sus capítulos temas tan controvertidos como la nulidad, la disolución o el divorcio del sacrosanto matrimonio. Su vida sería muy corta, pues fue derogada por Cánovas del Castillo nada más comenzada la restauración borbónica en 1875.

Al mismo tiempo que el vecino de Algeciras Vicente Segovia actuó como lo haría “un buen padre de familia”, otros progenitores, sin los mismos recursos y ante la tradicional falta de soluciones por parte del Estado, optaban por otras vías para dar de comer a su prole, dando lugar a situaciones como las que siguen: “La barquilla auxiliar del pontón Algeciras, de la sección de guardacostas de este nombre aprendió en la madrugada del 1º del actual en los arrecifes de Punta Carnero un bote con 22 bultos de tabaco. El bote de vapor Liniers, de la misma sección aprehendió en la noche del 8 en los mismos arrecifes del Cucadero (proximidades del Chinarral), un bote con cuatro bultos de tabaco y dos sacos, uno con azúcar y otro con tabaco. La escampavía Fama, de la misma sección, capturó así en la noche del 12 en los mismos arrecifes una barquilla con 17 bultos de tabaco. El bote del pontón Algeciras, aprehendió en la misma noche, en aguas de la bahía, dos barquillas con 24 bultos del propio artículo”.

Mientras el ejercicio de mantener a la prole se hace “harto difícil” para los cabezas de familia de baja condición social, otros padres como “los de la patria” siguen dándole vueltas a los últimos resultados electorales; expresándoselos más exaltados del modo siguiente: “Traidores más que traidores son los que á la sombra de la libertad conspiran contra los derechos del pueblo; traidores más que traidores los que proclaman la soberanía nacional, se oponen á esa justa soberanía… Gobernantes de don Amadeo”. En definitiva, S.M. don Amadeo “el recién llegado”, se convierte en el blanco de las iras de los que no le otorgan legitimidad para ceñir la corona española así como de los enemigos de la monarquía la ciña quién la ciña.

Al mismo tiempo que el regio saboyano persiste en poner a buen rumbo a tan difícil nave hispana, a nivel provincial las nuevas autoridades progresistas intentan hacer lo mismo, sin carecer de su particular oposición exaltada, pero con aires más cercanos y domésticos, como así ocurrió con el siguiente asunto generado en nuestra ciudad: “Dada cuenta del expediente de Don Francisco Guerrero y Hermano, en alzado contra el Ayuntamiento de Algeciras por la imposición de derechos sobre el Aguardiente de Caña, acordó se prevenga á los recurrentes que en el término de diez días remitan Certificado de la Administración de dicha Ciudad en que se acredite la cantidad del líquido que hayan introducido con expresión de las fechas en que tuvo lugar y la procedencia de los artículos y clase de documentos de Aduana que los hayan acompañado, bien entendido que de no hacerlo en dicho plazo, les parará el perjuicio que haya lugar, procediéndose con arreglo á lo dispuesto en el artículo 51 del Reglamento de 20 de Abril del año último”.

Los hermanos Guerrero presentan recurso contra el Ayuntamiento de Algeciras.
Los hermanos Guerrero presentan recurso contra el Ayuntamiento de Algeciras.

Aquel desencuentro entre los almacenistas hermanos Guerrero y el Consistorio local venía de tiempo atrás. Esta resolución no era más que una ampliación del plazo de la que anteriormente habían tenido los recurrentes por ocho días, como así fue reseñado en una anterior entrega. También y aprovechando la sesión: “Se acordó se trasladase á la Alcaldía Constitucional de Algeciras resoluciones de la Dirección general de Administración sobre las cuentas municipales de -aún periodo isabelino- 1864 y 1865”. Es decir, independientemente del sistema político que rija al país las cuentas son las cuentas como debe ser; aunque entre estas haya cargos, supuestamente antagónicos con el principio constitucional de igualdad entre los españoles como el que sigue: “Enterada la Comisión permanente de la existencia en Caja de fondos provinciales desde fin de Marzo último hasta el día de hoy que asciende á la cantidad de 7.492 escudos, 797 milésimas, acordó la siguiente distribución para satisfacer las obligaciones del referido mes de Marzo, en los términos que á continuación se expresan...A D. Gerónimo Fuillerat, pensionado para la carrera de Yngenieros 33 escudos con 333 milésimas [...] A D. Manuel Juliá, pensionado para la carrera de leyes 16 escudos con 666 milésimas”. Solo figuran estos dos estudiantes como pensionados en las mencionadas cuentas provinciales para aquel pasado mes de marzo siendo ambos apellidos muy familiares en el padrón algecireño. En el caso de Juliá su nombre de pila -Manuel- es además coincidente con el del alcalde de la ciudad de Algeciras en aquella primavera de 1871.

Coincidencias, anécdotas o interpretaciones particulares de los conceptos constitucionales, la realidad algecireña en aquella primera estación del tercer año revolucionario (desde La Gloriosa del 68 y segundo desde la aprobación de la Constitución en el 69) poco o nada había variado. Y lo cierto era que el algecireño estaba a “lo suyo”. Y lo suyo, acercándose el mes de junio, era la feria y más concretamente los festejos taurinos a lidiar en la joven plaza de La Perseverancia inaugurada cinco años antes (1866). Anunciarse para el general conocimiento: “Se ha publicado previamente la subasta del arriendo de la plaza de toros de Algeciras, para las corridas que habrán de darse en los días 4, 5 y 6 del mes de Junio próximo en que se celebra la feria de dicha ciudad. El remate se verificará en la casa del Tesorero en Algeciras, D. José María Camacho, calle Imperial [...] adjudicándose al que bajo las condiciones establecidas ofrezca mayor cantidad”. Desgraciadamente la situación económica nacional también afectaba al mundo taurino local, por lo que días más tarde se vuelve a hacer público: “Plaza de Toros de la ciudad de Algeciras. Por falta de licitadores se publica de nuevo la subasta del arriendo de dicha plaza para las corridas que habrán de darse [...] el remate se verificará en casa del tesorero de esta Junta [...] El Presidente, José Méndez Barrera. El Secretario Benito M. Oliva”.

Si estaba en crisis el mundo taurino en nuestra ciudad, en la capital del reino de don Amadeo I la crisis política estaba más vigente que nunca y tenía nombre: El acta de Algeciras: “Leyóse el voto particular del Sr. Soler contra el Acta de Algeciras, y lo combatió el Sr. Delgado, individuo de la Comisión; defendiéndolo el Sr. Soler y sosteniendo que el Acta de Algeciras debía declararse grave. El Sr. Ministro de Estado habló también para protestar en nombre del gobierno de las suposiciones del Sr. Soler respecto á los actos ilegales cometidos por las autoridades; así como de la suposición de que el Ejército no votó con libertad”. Otro diputado que se une a la disputa política fue el federalista Díaz Quintero: “Apoyó el voto particular del Sr. Soler pidiendo la anulación del acta de Algeciras, diciendo que de lo contrario la mayoría se haría cómplice de las falsedades cometidas. Se puso á votación, y fué desechado por 141 votos contra 88. Díaz Quintero al ver el resultado de la votación dirigió algunos graves cargos á la mayoría y á la comisión á quién declaró cómplices de los delitos electorales toda vez que aprobaban, extendiéndose en graves consideraciones para combatir el dictamen de la comisión. El presidente del Consejo de ministros se levantó y con tono agrio y descompuesto dirigió amenazas e insultos á la minoría republicana, dando lugar á que desde los bandos de la oposición salieran apóstrofes calurosos. Y tras la refriega: El Sr. Figueras dirigió amonestaciones á la mayoría y al gobierno. Dióse por terminado el incidente y se aprobó el dictamen de la comisión sobre las actas de Algeciras”. La pugna se daba un descanso… por ahora.

Se ordena al alcalde de Algeciras a remitir el presupuesto sin excusa alguna.
Se ordena al alcalde de Algeciras a remitir el presupuesto sin excusa alguna.

El nombre de nuestra ciudad y distrito electoral había retumbado por cada rincón del hemiciclo casi tantas veces como seguían sus muchos problemas sin resolver. En otro orden de asuntos, la investigación sobre el aún reciente asesinato de Prim prosigue su curso. A comienzos del mes de abril de aquel 1871 quedan en libertad el comerciante Tomás Carratalá Llorens; Antonio García Lorero, cochero; el inspector de seguridad pública del Congreso, Andrés Valencia Trapero y el tabernero Ramón González Pelaez, entre otros.

En la Audiencia Nacional se intentaba esclarecer los hechos alrededor de la muerte del ex Jefe de Gobierno, en nuestra ciudad y con el mismo espíritu sanador, se recibe un oficio remitido desde la capital de la provincia en previsión de un nuevo brote epidémico, expresando el citado escrito: “Dada cuenta de un oficio del Excmo. Sr. Gobernador Civil de la provincia, trasladando la orden comunicada por la Dirección Gnral. de Beneficencia y Sanidad con fecha 27 de Marzo próximo pasado en que previene se participe inmediatamente la menor alteración que haya en la salud pública con carácter epidémico, ejerciendo gran vigilancia en todos los pueblos de la provincia; se acordó que dicha orden se tenga presente por si fuese invadido por desgracia de enfermedad epidémica algunos de los Establecimientos de Beneficencia”.

Al mismo tiempo que se pretende controlar un más que posible y muy habitual brote epidémico, desde la administración progresista provincial se pretende controlar el presupuesto algecireño que, sin que se conozcan los motivos, se resiste a ser enviado por el consistorio de la calle Imperial, por lo que: “Se acordó conceder al Alcalde 1º de Algeciras el término preciso é improrrogable de ocho días para la remisión del presupuesto adicional, sin admitirle excusa alguna y bajo su más estrecha responsabilidad”. Con mejor disposición que los munícipes algecireños para cumplir con la normativa presupuestaria se trasladaron hasta nuestra ciudad provenientes de Lisboa los cuñados Tomás David Gonzalves, ingeniero civil, y José Riveiro Guimaraes, abogado, para: “Realizar inventario tras el fallecimiento de Doña María de la Asunción Gonzalves (madre del primero y suegra del segundo), que fué de este domicilio. El Sr. Guimaraes en calidad de marido y representante de Dña Ana David Gozalves Guimaraes [...] domiciliada em Lisboa calle Moinho de Vento, número 38 [...] para que en la ciudad de Algeciras, tome posesión y recaudar los bienes que me deban pertenecer por el fallecimiento de mi madre la Señora Doña María de la Asunción Gonzalves y Marín”. Lo que traducido en cervantina versión bien podría ser definido por el Caballero de la Triste Figura, como: “Hijodalgos de solar conocido de posesión y propiedad”.

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