Pilar Cernuda
La mayor corrupción jamás conocida
Los distintos caminos rurales que discurren por término municipal de Los Barrios, además de permitir dar paseos al aire libre -cómodos al discurrir sobre senderos y con bucólicos paisajes dentro del bosque de alcornocales como ambiente-, permiten conocer algo más sobre la historia de la vida en el campo, en algunos casos hace apenas unas décadas.
Entre ellos se encuentra la vía que recorre la finca El Palancar, dentro de los montes de propio del pueblo, a la que se accede por la vía de servicio de la Autovía A-381, antes de alcanzar el pantano de Charco Redondo. Una recua de borricos en apariencia salvajes suele dar la bienvenida a los visitantes nada más entrar al sendero, sin asustarse lo más mínimo, e incluso pueden llegar a acompañar a los caminantes unos metros.
El itinerario marcado alcanza pronto uno de los primeros hitos naturales del camino: una tumba antropomorfa prehistórica, probablemente de un niño, según la información que la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento, financiada con fondos europeos, ofrece al visitante.
En unos pasos, continúan las clases de historia con un tipo de vivienda tradicional, denominada morisco, igual que el antiguo punto de información del Parque Natural de Los Alcornocales de la avenida José Chamizo. Una réplica de este tipo de vivienda primitiva se erige en uno de los márgenes del camino, desde donde se divisa una panorámica de la presa barreña. Muros de piedra, vigas de madera o de quejigo y techumbre de brezo son los materiales con los que se fabricaban aquellas viviendas, según continúa explicando la señalética.
Pero los refugios que llaman más la atención son los que están excavados en la piedra, a modo de verdaderas cuevas. Para alcanzarlas hay que apartarse de la vereda, ya que el valle que las alberga, llamado Las Llanadas, se encuentra más escondido, aunque continúa siendo fácil orientarse. Las casas cueva son tres refugios y uno presenta un tabique que cierra la cavidad, con una puerta y una ventana, que lo convierten en una vivienda y en cuyo interior se fue excavando.
Hasta hace pocas décadas las casas cueva estuvieron habitadas por dos o tres familias que prácticamente vivían aisladas. Los paneles explican que sólo el recovero, un comerciante ambulante, eran pocos los que se acercaban. Hoy, los amantes de la naturaleza llegan a todos sitios.
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