Algeciras

El padre Cruceyra regresa a su casa de la parroquia del Carmen

  • Sus restos reposan a los pies de la Virgen. A los diez años de su fallecimiento es puesto como ejemplo de sacerdocio

El décimo aniversario de la muerte del padre Francisco María Cruceyra sirvió ayer para trasladar sus restos ya incinerados a la capilla de la Virgen del Carmen y para ponerlo como ejemplo de sacerdocio.

Los restos de este sacerdote de San Fernando reposan dónde él deseaba, en la que fue su casa durante más de treinta años, el tiempo en el que fue titular de la parroquia del Carmen. Relevó al padre Flores en 1964, fallecido en un accidente de tráfico. Su figura fue recordada ayer por su impulso a la Semana Santa de la ciudad, por su acercamiento a las viudas, por su compromiso con los más desfavorecidos y por sus lecciones como profesor de religión. Da nombre hoy al comedor social que está situado en la avenida de Agustín Bálsamo y que ofrece comidas a los más necesitados

Uno de los sacerdotes que celebró ayer la eucaristía en una abarrotada parroquia del Carmen aprovechó que este año se cumple el 75º aniversario de la llegada de la comunidad salesiana a la ciudad para reconocer la labor de los curas que titularon la parroquia del Carmen.

También creyó una buena ocasión para orar por las vocaciones sacerdotales. "Hoy sería un buen momento para ofrecer el testimonio del padre Francisco María Cruceyra que hubiera sido en los términos de que Cristo le eligió para servir el pueblo de Dios. Todos los sacerdotes nos identificamos con estas palabras. Actuamos por la gloria de Dios y no le dejamos de dar las gracias a él, al obispo y al pueblo cristiano".

Destacó la labor imprescindible de los sacerdotes en la comunidad cristiana y en la sociedad. "Los sacerdotes sabemos que la eucaristía nos llena de vida, nos une a Cristo. Hoy recordamos las maravillas del don del sacerdocio. El padre Cruceyra perdonó pecados, bendijo matrimonios y atendió a enfermos, lo que redundará en el progreso de la santidad y en el aumento de vocaciones". "El padre Cruceyra fue sacerdote de Cristo y sigue siendo sacerdote eterno", concluyó.

El 26 de noviembre de 1999 el padre Cruceyra falleció víctima de un paro cardiaco. El sacerdote se había jubilado en septiembre de ese mismo año, aunque no había dejado de frecuentar la obra más importante de su vida sacerdotal, el comedor del Carmen.

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