Un nuevo barrio en tierra de nadie
En Sotorrebolo hay residentes desde hace unos dos años, pero la urbanización aún no está recepcionada por el Consistorio porque está a la espera de una serie de mejoras. Esta indefinición perjudica a los vecinos
Lo que no se cuida, se acaba rompiendo. Los alrededores de la urbanización Sotorrebolo se construyeron hace alrededor de dos años cuando empezaron a entregarse las primeras viviendas que allí se levantaron, entonces la empresa constructora se encargó de acondicionar aceras, calles, rotondas e incluso pequeñas zonas verdes. En la actualidad, como cualquier cosa que no se cuida, empieza a aflorar el desgaste, el abandono y los brotes verdes.
Esta zona, ya extendida como si fuera una barriada más de la ciudad, cuenta actualmente como otro núcleo urbano en el que reside una gran población y, además, su vial principal conecta la variante del acceso sur con San García. Sin embargo, sigue estando indefinida ya que el Consistorio aún no ha podido recepcionarla.
Al no pertenecer el suelo a la administración pública carece de servicios municipales provocando que los residentes de Sotorrebolo alerten de la erosión que está sufriendo la barriada siendo prácticamente nueva. Desde el Ayuntamiento se explicó que aún no se ha recepcionado ya que esperan que la empresa lleve a cabo un proyecto integral -en el que se incluye alumbrado público, mejora de pavimentación, limpieza y jardinería-, con lo cual una vez esté adecuada al uso público la urbanización el Ayuntamiento se haría cargo de la misma.
Si bien, mientras este paso no se da y tras meses esperando que se lleve a cabo, una cantinela que los vecinos han escuchado en múltiples ocasiones, Sotorrebolo se ha convertido en una de las zonas más abandonadas del municipio, una situación tan peculiar como que apenas tenga dos años y ya las aceras estén erosionadas, las calles desgastadas y llenas de baches, fruto de la falta de mantenimiento.
No disponen de cubos de basura en la urbanización, tienen que desplazarse hasta el final de la misma, en la entrada a San García por la 28 de Febrero. En este mismo lugar existe un a rotonda rodeada por un acerado que parece que llevara 30 años levantado, incluso los pequeños deslizamientos de tierra y piedras impiden andar en algunos puntos por la misma. Si bien, una vez se continúa el paseo por Sotorrebolo se aprecia como en lugar de árboles existen brotes de maleza y los restos de basura se acumulan por las calles, especialmente excrementos de perros y plásticos.
En cuanto a la seguridad vial, existe una gran confusión entre las señales del suelo y las verticales, también motivado por el desgaste de las líneas que delimitan los carriles, pese a ser el acceso nuevo a San García tan anunciado por el Consistorio. Las zonas verdes, que disponen de bancos, son escombreras de restos de obra y basura y la rotonda central parece una muestra en miniatura de la capacidad de crecimiento de las malas hierbas. En definitiva, lo nuevo también se rompe.
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