No hay palo que no se rompa ni político que no caiga
El Sexenio Democrático en Algeciras (1868-1874)
La pobreza social contrasta con la expansión del tráfico marítimo en el fondeadero algecireño durante el verano de 1871
La administración desestima la pensión de una viuda algecireña mientras crecen las quejas por el abandono de las obras públicas
La Perla y retrasos en la vía al Campo de Gibraltar
Y así, con las nada veladas amenazas de la administración provincial ante los retrasos en las obras de la carretera de Medina al Campo de Gibraltar -como así quedó reflejado en la anterior entrega-, en el Congreso de Diputados también se denuncian los retrasos de la política del Gobierno al recogerse en las actas correspondientes: “Ocúpense del mal estado de la Hacienda española, próxima muy próxima á la bancarrota, de los empréstitos á cencerros tapados, y de la imperiosa necesidad de establecer un sistema rentístico en armonía con la renta de los contribuyentes, sin desatender las verdaderas necesidades del país”. Mal panorama se ofrecía por parte de la oposición de su particular visión de la nación.
Y esa particular crítica opositora usa cualquier formato para hacerse patente, en este caso, hacia el recientemente nombrado como jefe del Ejecutivo, Manuel Ruiz Zorrilla, hombre que estuvo muy vinculado a Prim y a su idea de Estado: “En que piensa el exministro/ que envuelto en una bata ancha/ meditabundo pasea/ á lo largo de su estancia/ sin dar descanso á sus piernas/ ni dar respuesta á su alma/ ¿Qué tiene el hombre de Estado?/ ¿Qué tiene el varón ilustre honra y gloria de la patria/ ¿Sueña que los federales se le suben a las barbas?/ O ¿qué las huestes carlistas van á salir á campaña?/ Ya por él no queman incienso/ infinitas turba de parias/ que en todas partes ayer cantaban sus alabanzas/ Solo le quedan á estas horas/ para consuelo del alma/ de la prensa fronteriza la interesada alabanza/ No hay palo que no se rompa ni político que no caiga”.
Mientras los grupos opositores esperan la caída del Gobierno, en el doméstico nivel provincial se produce un importante cambio institucional cuando: “En vista de una comunicación del Excmo. Sr. D. Sebastián Rolandi de fecha 15 del corriente en el que participa que en el mismo día ha tomado posesión del gobierno de esta provª que S. M. el Rey se sirvió encomendarle por decreto del 11 de actual [...] se acuerda quedar enterada y que se manifiesta á dicha autoridad que correspondiendo a los ofrecimientos que se sirve hacerla, encontrará siempre en este Cuerpo la más franca y leal cooperación para todo lo referente al mayor servicio público haciéndole presente, con tal motivo, las seguridades de su más distinguida consideración personal”. El nuevo gobernador, como es inherente a su cargo, exigirá estar informado de las actividades de todos los colectivos de la provincia, incluso más allá de las posibles actividades políticas subversivas: “Se acordó contestar al Sr. Gobernador de la provª que en Sesión d 28 de Junio último, se evacuó el informe pedido por la Dirección General de Beneficencia sobre la asociación flamenca y patronato de D. Pedro de la O”.
Al mismo tiempo que pública e institucionalmente era celebrada la llegada de un nuevo y escrupuloso Gobernador Civil, también existía otra llegada a la capital de la provincia que si bien era auspiciada -nunca mejor dicho- por las instituciones, sin duda careció del mismo reconocimiento público que el nuevo cargo político, cuando: “Se concede ingreso en el Hospital de esta Ciudad (Cádiz) á Juan Rubio, natural de Algeciras impedido y pobre; á Diego Naranjo, vecino de Jerez Anciano y pobre…”. Y así una larga relación nominal de testigos y víctimas de una triste realidad social de su tiempo.
Pero no todo han de ser malas noticias. En aquel caluroso mes de agosto se registran las llegadas de nuevas compañías de vapores hasta nuestra ciudad provenientes de Cádiz: “Vapores de Segovia, Cuadra & Cía.= Para Algeciras, Málaga, Almería, Cartagena, Alicante, Valencia, Barcelona y Marsella”. Siendo su vapor estrella el llamado Guadalete, estando capitaneado por D. José Escudero: “Sale el viernes 11 de Agosto á las siete de la mañana. Admite cargas y pasajeros”. Esta empresa contaba con otro vapor más pequeño de nombre María, que tan solo hacía el trayecto de: “Cádiz, Tarifa, Algeciras y Gibraltar, siendo su capitán D. José Romero”. Zarpaba todos los jueves. También hacía escala en nuestra ciudad la también importante empresa naviera: “Vapores de Vinuesa & Cía.= Para Algeciras, Málaga, Almería, Cartagena, Valencia, Barcelona, S. Feliú, Palamós y Marsella”. Siendo, tal vez su vapor más conocido el denominado Andalucía, del que era su capitán D. Emilio Muñoz: “Sale el Martes 8 de Agosto á las siete de la mañana. Este buque admitirá carga y pasaje para Palma de Mallorca. Trasladándose á Valencia los correos”.
Y mientras el fondeadero algecireño aumenta -con sobradas razones-, sus pretensiones de convertirse en un puerto de referencia, otras pretensiones más humildes chocarán con insalvables y administrativos requisitos, cuando, previa instancia presentada en la Casa Consistorial y elevada a la superioridad se notifica: “Se acuerda desestimar la reclamación de Dña. Ana Rojas y Pacheco, viuda de don Cristóbal González Gómez, estándose á lo acordado por el Ayuntamiento de Algeciras en uso de sus atribuciones sobre la fecha en que debía principiar el disfrute de la pensión que la Corporación tuvo á bien concederle”. Afortunadamente para la solicitante ella y su familia no carecían de posibles. La reseñada viuda era hija de Francisco Rojas Melgar y de Juana Pacheco Duarte, conocidos propietarios de Algeciras que al morir repartieron entre sus hijos importantes inmuebles; por ejemplo a Francisco, el número 19 de la calle de Carretas (General Castaños), a su otro hermano Enrique, el número 30 de la calle Alameda; y a su única hermana, de nombre Amalia, el número 28 de la calle de Las Huertas. Esta última, además, contrajo matrimonio con el también gran propietario Francisco Guerrero Fontanilla, quién entre otras posesiones, era dueño de los cajones o puestos 17 y 22 de la plaza de abastos, casa número 20 de la calle Soledad (José Santacana), otra casa en calle Tarifa número 30; casa número 1 en calle Soria (Emilio Castelar); suerte de tierras en Los Canutos, en la dehesa de Las Abiertas (montes de Getares); o el llamado: Cortijo de Don Ramiro, junto al arroyo de Los Pastores.
Alejada la posible amenaza por desamparo económico que hubiera padecido la viuda de González Gómez, se daba la paradoja de que la administración general que le negó el pan y la sal a tan respetable señora, carecía del sólido respaldo económico del que gozaba su “desestimada víctima”, según se desprende del diario de sesiones de la alta Cámara, cuando un diputado expresó desde su estrado: “Tarea enojosa sería analizar una por una esas señaladas economías que representan el estado de desconcierto y miseria de nuestra esquilmada Hacienda, y la pobreza financiera de hombres que no encuentran más solución á la crisis que venimos atravesando que suprimir de una plomada, como ha sucedido con el presupuesto de obras públicas, la mitad del Cuerpo de Ingenieros, aplazando la realización de tantas y tantas obras de utilidad pública reclamadas con imperiosa necesidad por los pueblos”. Siendo una de aquellas obras la inacabable carretera de Medina hasta el Campo de Gibraltar.
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