El milagro de devolver la vista a 178 etíopes en Makelle

Vinuesa y Andrés, del Punta de Europa, desarrollan durante tres semanas en África una acción asistencial, forman a especialistas y trabajan en medidas preventivas

Vinuesa y Andrés, durante una de las intervenciones quirúrgicas realizadas en Mekalla.
Vinuesa y Andrés, durante una de las intervenciones quirúrgicas realizadas en Mekalla.
E. Correa / Algeciras

08 de noviembre 2009 - 01:00

La solidaridad no entiende de fronteras. Los oftalmólogos Ignacio Vinuesa, del Punta de Europa de Algeciras, y Alejo Rodríguez, del Hospital de Jerez, así como la enfermera María Jesús Andrés, del Punta de Europa, vienen de Etiopía donde han realizado 178 intervenciones quirúrgicas, junto a compañeros de otros lugares.

La vista en África garantiza la supervivencia. Así lo estima, Vinuesa, que lleva seis años participando en Proyecto Visión. "Nuestros problemas son tonterías comparados con los que sufren los etíopes", reconoce. El día 9 de octubre el equipo médico partió hacia Makelle, al norte de Etiopía, en la frontera con Eritrea, y volvieron a casa el pasado 31. Ignacio Vinuesa explica que cada año la ONG Proyecto Visión Sur realiza seis u ocho expediciones. En Makelle disponen de un quirófano situado en un centro regentado por monjas. "Tenemos una clínica en sus instalaciones y allí los enfermeros de la región a quienes especializamos en Oftalmología nos preparan los pacientes para que trabajemos desde el primer momento y así atendamos al máximo número de afectados", aclara.

Durante las tres semanas que ha durado su presencia en uno de los países más pobres de África, el equipo médico ha tratado sobre todo cataratas, glaucoma, estrabismo y pterigium, causado por el sol, la sequedad y el viento.

El grupo se paga su viaje aunque el SAS -añade Vinuesa- les retribuye el permiso. Asimismo, gente privada, empresas farmacéuticas y laboratorios oftalmológicos aportan el instrumental necesario para garantizar a los afectados una buena visión. "El pueblo es sumamente pobre, pero es feliz y no piensa en emigrar. Es una zona bellísima con muchísimos contrastes", dice. El protocolo de estas tres semanas ha consistido en operar a todos los pacientes posibles. "Son muy agradecidos. Te ofrecen todo lo que tienen y recorren kilómetros para ponerse en nuestras manos", añade este oftalmólogo que ha compartido experiencia con su hermana, también oftalmóloga en Salamanca, María José Vinuesa.

Los etíopes llegan a la clínica con muchísima ilusión. Primero son operados y luego pasan a una sala llena de camastros donde se recuperan bajo la supervisión del equipo médico. Vinuesa destaca el buen café que ofrecen en una especie de ceremonia y el plato típico, injera, trigo de segunda calidad con el que hacen tortas a las que le añaden de todo. La expedición, por supuesto tiene que vacunarse de todo, aunque por ser una zona muy alta no hay malaria.

La única pena que traen es que llegan pacientes con enfermedades incurables tras pegarse una larga caminata. "Muchos piensan que tienen cataratas y no es así, padecen glaucoma pero han llegado al límite", lamenta mientras ya piensa en partir de nuevo el año que viene. "A más de uno lo mandaba yo allí una temporada", sentencia con la certeza de que la gente debería tomar conciencia.

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