El mal uso de la gama de contenedores de basuras
Antaño, la economía familiar era tan precaria que casi toda la basura era orgánica; se reciclaba como alimento de animales domésticos, y el resto se echaba en estercoleros. Desde hace unas décadas, en cualquier localidad se encuentran contenedores para diferentes tipos de basura (orgánica, plásticos y metales, vidrio, y papel), para facilitar su reciclaje, debiéndose depositar en bolsas diferentes. Sin embargo, por desidia hay quienes echan todo en una bolsa.
También ocurre que un voluminoso envoltorio conteniendo plásticos, para evitarse la mínima molestia de verter su contenido por la abertura al efecto, se deje encima de ella, o a medio introducir, dando la impresión de que el contenedor esté lleno, induciendo a los demás a dejar su bolsa en el suelo. Así mismo, que en el depósito para el papel y cartón se introduzcan cajas sin aplastarlas previamente, ocupando con unas pocas de ellas su capacidad; o que se echen carpetas de plástico y objetos de madera. Por último, en el contenedor verde para el vidrio se depositen botellas y tarros sin quitarles los tapones y tapas metálicas, que deben ir en el contenedor amarillo.
Suele ocurrir que quienes no tienen la prevención de recubrir la bolsa de la basura orgánica con otra, pueden llevar líquidos chorreando por el camino; o dejar las bolsas en el suelo junto a los contenedores. Y que éstos sean objeto de vandálicos vuelcos e incendios, denotando el déficit de cultura cívica que se padece.
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