Algeciras

Irene Delgado Jiménez: Viena, a un ritmo muy 'especial'

  • La joven algecireña dirigirá el próximo junio un concierto de la orquesta Tonkünstler en la capital austriaca

  • Su proyecto 'Thalassa' pretende crear lazos entre profesionales y amantes de la música en el Campo de Gibraltar

Irene Delgado, durante un ensayo

Irene Delgado, durante un ensayo / Cedida por la artista

Viena, la capital de Austria, es una de las cunas de la música clásica, por cuyas calles han pasado algunos de los más geniales compositores de la historia como Wolfang Amadeus Mozart, Johann Strauss o Beethoven. Allí se encuentra, desde hace casi  tres años, la algecireña Irene Delgado Jiménez, con tan solo 30 años y que ha encontrado su pasión en la dirección de orquesta.

Como muchos en el Campo de Gibraltar, sus inicios fueron con el instrumento con el que se hizo famoso el genial Paco de Lucía: “Mi primera experiencia con la música fue en un garaje, con mi padre y unos amigos suyos que tenían guitarras eléctricas y yo me volví loca, cogí una de ellas y me puse a tocarla como si no hubiera un mañana. Me sangraban hasta las manos, pero no me importaba nada. La guitarra fue mi primer instrumento”, recuerda la directora.

“Luego empecé a tocar el piano y hasta los 12 años estuve entre el conservatorio de Algeciras y el de La Línea, pero a esa edad me cansé mucho de la música”, continúa Delgado. “Cuando tenía 14 años murió mi madre y volví a necesitar la música otra vez, de una manera muy fuerte. A los 17 años tuve una llamada muy fuerte por el género clásico y llegué un día a casa y le dije a mi padre que quería ser directora de orquesta, porque creo que es la forma de música más rica que hay, la que tiene más colores, la más potente. Quería ordenar el sonido”, explica.

En eso consiste su profesión, en poner orden: “Soy el oído de la orquesta, colocada en medio, y mi función es reaccionar al sonido que los músicos me dan, ordenarlo y darle sentido. Aunque parezca que solo muevo los brazos, doy muchísima información a las personas que dirijo y unifico lo que hace cada uno de ellos individualmente”.

La directora abandonó Algeciras a los 19 años para estudiar en Barcelona, y desde entonces ha trabajado en Cataluña, Austria, Alemania, Argentina, Italia, Reino Unido y Suecia: “No he parado de moverme porque es lo que implica esta profesión. Si eres músico puedes conseguir una plaza en una orquesta y vivir todo el año en el mismo sitio, pero en mi caso, hasta que no eres bastante mayor no te dan la titularidad y la mayoría estamos de invitados y vamos viajando de orquesta en orquesta”.

Irene resalta que la dirección es una carrera de largo recorrido: “Hasta los 45 años te consideran un director joven y a partir de ahí te empiezan a decir de mediana edad. A partir de los 60 es cuando ya se te considera un director maduro”. Delgado habla varios idiomas: español, catalán, inglés, alemán, “un poco de francés y me defiendo para ensayar en italiano. Bueno, para ensayar y echar broncas”, comenta con un carcajada. “Ahora tengo que aprender a leer en ruso, el idioma original de Mavra de Stravinsky (obra que dirigirá en mayo)”, añade.

La algecireña considera que se encuentra en un buen momento de su trayectoria profesional: “Estoy en un punto de mi carrera al que tenía ganas de llegar, con una de las mejores orquestas de Austria, la Tonkünstler de Viena. Me gusta trabajar con profesionales y a un nivel muy alto”. “Si en algún momento pudiese dirigir una orquesta como la Filarmónica de Berlín, no me quejaría. Pero si trabajara en España y me lo valoraran bien, también sería más que feliz”, afirma Delgado, que el próximo 27 de marzo dirigirá el Réquiem de Mozart en el teatro La Fábrica de Sant Pere de Vilamajor (Barcelona).

Irene Delgado. Irene Delgado.

Irene Delgado. / Cedida por la artista

Irene no olvida la tierra que la vio nacer: “Intento ir con frecuencia a Algeciras. Antes de venir a Viena iba mucho más, pero siempre volvía por Navidad, Semana Santa, verano y alguna fecha más. Me gustaría ir más. Lo que más hecho de menos es a mi familia y amigos... Y el mar... He llegado a llorar echando de menos el mar, su olor, el sonido de los barcos... Y por supuesto la comida”, añade.

El pasado agosto hizo su última visita a Algeciras: “Estuve bastante encerrada porque no quería poner en riesgo a nadie con el coronavirus. No le di ni un abrazo a mi padre. Me di un paseo por la playa y vi a dos personas”. Sobre qué playa de la ciudad prefiere, afirma que “me gustan tanto Getares como El Rinconcillo. Me gusta esta última porque iba mucho de pequeña con mi madre y mi padre, pero Getares también es especial. Cerca del faro están las cenizas de mi madre, así que tengo hueco para las dos”.

A sus treinta años ya ha dirigido en varios países. A sus treinta años ya ha dirigido en varios países.

A sus treinta años ya ha dirigido en varios países. / Xavi Olivé

El mar es importantísimo para Irene y su proyecto Thalassa Project Music, con el que quiere poner en contacto a profesionales y amantes de la música en el Campo de Gibraltar, está muy relacionado con él: “Thalassa significa mar en griego, porque el mar tiene ese vaivén que la música también posee. Las personas que estamos cerca del mar tenemos una manera de sentir y una pasión muy especiales, nunca mejor dicho. Quiero que sea un proyecto muy ligado al lugar del que sale”.

En su página de Facebook del mismo nombre que el proyecto habrá información periódicamente acerca de grandes y desconocidos de la historia del arte sonoro. El pasado viernes tuvo lugar la primera charla-coloquio telemática, cuya intención es repetir una vez al mes: “Pondremos un tema sobre la mesa y cada uno dará su opinión. La idea es juntar a profesionales con gente a la que le guste la música. No es condición saber de música para participar”, explica Delgado sobre el proyecto, que cuenta con la colaboración de los también directores Laura de Arenzana (Barcelona) y Rodrigo Cob (Burgos), además de su padre, Ignacio Delgado.

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