Un grafiti pinta en la calle Salamanca recuerda desde hace unos días a Carli, el vecino de la zona que murió el pasado 27 de mayo al precipitarse desde el hueco de un ascensor en un edificio de viviendas de la avenida Virgen del Carmen. 

Carli vivía con su familia en una casa de la calle Salamanca, muy cerca del colegio Salesianos, del que fue alumno. Desde joven comenzó a padecer problemas mentales que se agravaron por el consumo de drogas. Pasó varias veces por un centro de rehabilitación de la ciudad, sin éxito. 

Todo el barrio le conocía porque solía pedir dinero a la puerta de los comercios. Recibía una pensión, que no le llegaba, según explicaron desde la iglesia María Auxiliadora, donde el día después de su fallecimiento se ofició una misa en su memoria. 

Muchas noches no dormía en casa. "Era un alma libre", como decían en el barrio.