De estilo regionalista y modernista

Entre calle Monet y Duque de Almodóvar hay un casa que llama la atención por el espectacular pabellón cilíndrico. En el libro Historia Urbana de Algeciras, obra de Ana Aranda y Fernando Quiles, se recoge que el mirador es una coqueta adición de los años veinte a una casa que tiene impreso en el arco de la puerta la fecha de 1887.

De igual modo, los estudiosos inciden en que la planta de la vivienda que lo contiene ocupa por completo una manzana de forma triangular, eligiéndose su vértice más agudo para ubicar esta construcción que parece tener entidad propia, como una especie de girola en donde se funden materiales característicos de la arquitectura mudéjar con una clara intención ornamental a base de ladrillos, madera, tejas y azulejos.

Para Aranda y Quiles sin duda lo más novedoso en el paisaje urbano de Algeciras es la bóveda que corona el edículo, formada por una especie de tambor en el que una serie de vanos de medio punto marcan el ritmo, y que sostiene una cúpula apenas trasdosada, cuyo remate recuerda el yamur de una mezquita.

La conocida como Casa del Estanco, parece que contó en su día con una tienda donde se vendían géneros estancados, está en la calle Monet número 2, en la zona comercial aledaña al mercado Ingeniero Torrija. Según los datos recogidos en el catálogo de edificios protegidos del propio Ayuntamiento de Algeciras el inmueble data del siglo XIX y su autor es desconocido. El uso actual de este inmueble es residencial y comercial. Este edificio es un bloque exento de dos plantas, que ocupa una parcela triangular.

En el extremo agudo ante la calle Duque de Almodóvar destaca la esquina curva rematada por un pabellón cilíndrico.

El sistema constructivo y los materiales utilizados son muros de carga y cubierta de azotea. De igual modo, en el edificio destaca la nobilísima escalera de atrevida construcción de escalones exentos de piedra natural. La escalera posee una interesante decoración con solerías hidráulicas decoradas, zócalos en azulejos, barandilla de hierro fundido y pinturas al fresco en paredes y techo. En el exterior, destaca el cuerpo de la esquina, resuelto mediante un pabellón cilíndrico que vuela en la planta alta, con carpinterías, levemente modernistas, rematado con cornisas de tejas y cúpula. En las otras fachadas, más sencillas, aparecen cierros de hierro fundido con elementos modernistas. Una composición regular de huecos con recercados y apilastrados en las esquinas.

El estilo o corriente arquitectónica del inmueble es regionalista con inclusiones modernistas y resulta sorprendente su posible condición antecesora del estilo sevillano de la Exposición de 1929. Las modificaciones sufridas forman parte de las decoraciones comerciales de la planta baja. Se trata de un edificio muy singular, con detalles de construcción especialmente refinada en las escaleras. Lo más característico es la esquina desde la calle que viene del río.