Detenido en Abu Dabi Dritan Gjika, el capo albanés acusado de intentar pasar cientos de kilos de cocaína desde Ecuador a través de Algeciras

Lideraba la gran red criminal que fue desarticulada en febrero de 2024 con la operación Pampa, con dos empresarios arrestados en Algeciras

Trece detenidos en España de una trama que introducía cocaína de Ecuador a través del Puerto de Algeciras

Un retrato de Dritan Gjika sobre una imagen de la operación Pampa
Un retrato de Dritan Gjika sobre una imagen de la operación Pampa / E.S.

21 de febrero de 2021. El registro de un contenedor con fruta procedente de Guayaquil (Ecuador) en el Puerto de Algeciras desvela un cargamento oculto de cocaína. El hallazgo confirma una línea de investigación que la Policía Nacional, Vigilancia Aduanera e Interpol seguían desde hacía meses. Una ruta de la droga desde Colombia a Europa a través de empresas exportadoras de productos hortofrutícolas ecuatorianas -casi siempre, plátanos- con destino a puertos europeos como el de la Isla Verde.

La llamada operación Pampa parecía terminada en febrero de 2024 con la detención de 32 personas -13 en España, 18 en Ecuador y uno en Reino Unido- pertenecientes a una estructura criminal a la que en ese momento se le atribuía la incautación de 3.210 kilos de cocaína en diversos países, así como 200 kilos del estupefaciente introducidos en el continente a través del puerto algecireño.

Pero de aquel operativo, en el que participaron más de 800 agentes, consiguió escapar el considerado por los investigadores como líder de la red transnacional de narcotráfico y lavado de activos: Dritan Gjika. Este lunes, cinco años después del inicio de la investigación, el albanés fue detenido en Abu Dabi, Emiratos Árabes Unidos (EAU) para ser extraditado a petición de la Justicia ecuatoriana.

La detención de Gjika, de 47 años y prófugo de la justicia ecuatoriana, se realizó en Abu Dabi (capital de Emiratos Árabes Unidos) gracias a la coordinación entre las policías de ambos países y al intercambio de información de EL PAcCTO 2.0, el Programa de Asistencia entre Europa y Latinoamérica contra el Crimen Transnacional Organizado, según detalló en un comunicado el Ministerio del Interior de Ecuador.

Se supo después que Gjika había salido de Ecuador en 2023 rumbo a Turquía, iniciando una fuga que lo llevó por distintos destinos hasta su arresto en Emiratos. Está pendiente de ser juzgado por el denominado caso Pampa, por el que otras diecisiete personas ya han sido condenadas por su vinculación con la mafia albanesa.

El caso Pampa es producto de una colaboración entre las autoridades ecuatorianas y españolas que derivó en un operativo conjunto realizado a inicios de febrero del año pasado, donde fueron detenidas 32 personas de nacionalidades ecuatoriana, española, argentina, colombiana, albanesa y china. En España, la organización contaba con dos empresarios para realizar la introducción de droga a través del Puerto de Algeciras, que fueron detenidos y vinculados con el narcotráfico en anteriores operaciones.

Asimismo, Gjika también está acusado en un segundo proceso por lavado de activos relacionado con la mafia albanesa por valor de aproximadamente 43,4 millones de dólares (unos 41,7 millones de euros).

Al albanés también se le vinculó al difunto empresario Rubén Chérres, asesinado en marzo de 2023 tras salir a la luz que eran socios. Compartían la propiedad de varias empresas, supuestamente dedicadas al lavado de dinero de sus actividades de tráfico de drogas. Chérres apareció dentro de la trama de corrupción del denominado caso Encuentro o Gran Padrino, en el que el empresario Danilo Carrera, cuñado del expresidente ecuatoriano Guillermo Lasso (2021-2023), fue condenado a diez años de cárcel.

Operación Pampa contra el tráfico de cocaína.

Gjika colaboraba con un empresario italiano residente en Marbella. Ambos dirigían empresas productoras y exportadoras de fruta desde Ecuador a todo el mundo, con un volumen de negocio de cientos de contenedores exportados al año, lo que permitía una cobertura perfecta a su holgada situación económica, con gastos millonarios como la adquisición de inmuebles en lugares exclusivos de Marbella, Guayaquil o Dubái o la apertura de nuevas vías de negocios, como el ocio nocturno o el deportivo, y el disfrute de un altísimo nivel de vida.

Las indagaciones de los agentes permitieron revelar que ambos individuos aprovechaban las exportaciones de sus empresas para ocultar cocaína en los contenedores, para lo que contaban con la colaboración de personal en los puertos que ejercían como informantes y ayudaban a los criminales a camuflar y contaminar contenedores de mercancías con las sustancias ilícitas, bajo el método del gancho ciego, modificando los sellos después de las revisiones oficiales sin dejar rastro visible. También, de empresarios dedicados a la importación de fruta, que simulaban una relación lícita de comercio para introducir la droga en sus países.

La organización estaba perfectamente estructurada. El empresario albanés era el encargado de introducir la droga desde Colombia a Ecuador. Tenía, según los investigadores, un contrato con sus suministradores colombianos para recibir 4.000 kilos de cocaína al mes, preparando posteriormente los contenedores para su envío a diversos países. Para ello contaba con personas de la organización, tanto en las empresas exportadoras que controlan, como en el propio puerto de Guayaquil para asegurar la salida de los contenedores.

Según su registro migratorio, Gjika llegó a Ecuador por primera vez en 2009 con una visa de visitante temporal. Con el tiempo se convirtió en uno de los hombres más buscados del país, al convertirse en el gran jefe de la organización criminal.

El investigado asentado en Marbella presuntamente se encargaba de proveer la logística de sus empresas de exportación para realizar envíos de cocaína y de coordinar el entramado financiero dirigido al blanqueo de capitales, contando con un gestor especializado en esta materia, realizando diversas recogidas de dinero en metálico para introducirlos en el mercado legal.

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