Donde viven los cuentos: el parque María Cristina de Algeciras se convierte en un bosque de historias

El II Festival Literario Infantil Calenduleando, organizado por la librería La Caléndula, transforma este sábado el corazón verde de Algeciras en un reino de letras, imaginación y juegos para toda la familia

El festival literario infantil bajo los árboles encantados del parque de Algeciras, en imágenes

El II Festival Literario Infantil Calenduleando, en el parque María Cristina.
El II Festival Literario Infantil Calenduleando, en el parque María Cristina. / Andrés Carrasco
G.S.G.

17 de mayo 2025 - 14:45

Algeciras/Durante unas horas, el parque María Cristina no fue un parque. Fue un libro abierto. Un lugar donde personajes de todas las edades y épocas convivieron sin que nadie se extrañara. Mowgli compartía sombra con Matilda. Baloo dormitaba cerca de la bruja del Oeste. Max, el de Dónde viven los monstruos, corría tras Caperucita. Harry Potter leía en voz alta para quien quisiera escuchar.

Este sábado 17 de mayo, Algeciras celebra el II Festival Literario Infantil Calenduleando, una jornada organizada por la librería La Caléndula con la colaboración del Ayuntamiento, que ha convertido el parque en un escenario vivo. Más de diez horas de actividades pensadas para que los niños —y sus familias— se acerquen a los libros desde el juego, la creatividad y la experiencia compartida.

Hay cuentos contados a viva voz, talleres en los que la imaginación se toca con las manos y conciertos donde la música se mezcla con las palabras. Muchos de ellos gratuitos. Otros, con una pequeña aportación. Todos, pensados para que leer sea algo más que un acto solitario.

Una historia que huele a tierra y mermelada

Uno de los momentos más especiales del día ha sido el taller La maceta encantada, dirigido por la escritora Gemma Camblor, autora del libro del mismo nombre junto a la ilustradora Esther Gili, que también ha participado en la actividad.

La propuesta era sencilla y delicada: leer juntos el cuento, trabajar con materiales naturales, crear en familia, detenerse un momento. Los niños fabricaban sus propias macetas mientras escuchaban una historia que hablaba de vínculos, de cambios, de afectos que crecen como plantas. Una invitación a parar y observar. A florecer, como en el libro.

A lo largo del día, el parque ha ido llenándose de voces pequeñas, de mantas en el césped, de padres que bajaban el ritmo. De libros abiertos y juegos compartidos. Calenduleando no pretende imponer grandes discursos sobre la importancia de la lectura. Solo crea el espacio. Los demás lo llenan.

Lo que sucede este sábado en María Cristina no es un milagro. Es trabajo y compromiso, es una librería independiente que decide arriesgarse y un grupo de personas que responde. No hace falta decorado: bastan árboles, una buena historia y tiempo para escucharla.

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