Cuarteles militares de Algeciras (y II)

El Parque de Artillería se instaló en 1904 en unos barracones situados al noroeste del casco antiguo, en la actual calle Vicente de Paúl; años después se anexionó los terreros del llamado Cuartel del General Castaños, sito en la calle Fuente Nueva, en donde se había alojado el Grupo de Artillería de Montaña del Campo de Gibraltar. Antes fue ocupado como almacén del Parque de utensilios de Intendencia, como se explicó anteriormente.

Este acuartelamiento consistía en varios barracones, en cuyas paredes se abrían numerosas ventanas, en los que se instalaron diversos talleres, en torno a una gran explanada central. La fachada contaba con un gran portalón y sobre él discurría una gruesa cornisa y un pretil con el escudo de Artillería en su centro. Actualmente está abandonado y en lo que fue cuartel del General Castaños se instaron las dependencias de Algesa. El proyecto futuro es construir en estos terrenos el Conservatorio de Música.

En cuanto al cuartel de Infantería, hay que mencionar, en primer lugar, que, al comienzo de la reconstrucción de nuestra ciudad, una compañía de Infantería se asentó en las ruinas de lo que quizás fuera alcázar medieval, en la meseta del barrio de la Matagorda, actualmente de San Isidro. En 1736 se instaló en una dependencia del antiguo cuartel de Caballería o del Pozo del Rey.

En 1860 se inaugura el nuevo cuartel de Infantería, situado en el extremo este del llamado paseo de El Calvario, actual avenida de Blas Infante. Por su lado sur quedaba limitado por la calle Alférez Villalta Medina, popularmente conocido como callejón de la Cruz Blanca. A lo largo de gran parte de sus paredones se adosaron viviendas en la acera norte de la citada calle. Por su lado este, parte posterior, limitaba con la prolongación de la calle Cmte. Gómez Ortega, popularmente llamada Munición; por el lado norte se extendía con una construcción de una sola planta, seguida por otra de dos plantas, que era la vivienda del coronel del regimiento. Esta vivienda poseía en la planta alta un mirador de mampostería en su centro. A continuación, se encontraba el economato, de una sola planta; después se levantaban las edificaciones dedicadas a juzgados militares, las seguían las tapias de los patios interiores, donde se abría un gran portalón precedido por una garita de forma tronco piramidal.

El edificio del propio cuartel consistía en una construcción cuadrangular de dos plantas, con una parte que sobresalía con respecto al paramento lateral derecho, en la calle Alférez Villalta Medina. Su fachada principal se disponía en tres calles, separadas por falsas pilastras; en la planta superior central se abrían tres vanos con balcones sobre voladizos, y dos en las laterales, sin voladizos; todos con vanos adintelados. En la planta baja, se abrían en cada extremo unas ventanas enrejadas y una gran puerta, con arco escarzano, que daba acceso a un gran vestíbulo en el interior, el cual servía para acceder a los distintos departamentos del cuartel. Estaba precedida por dos garitas almenadas tras la última reforma; unos bancos adosados a la pared y unas pérgolas completaban la planta baja.

Sobre el arco de la entrada se extendía un gran letrero de azulejos, con la leyenda "Todo por la patria", y sobre los dinteles de los vanos superiores, otro letrero con las palabras "Cuartel de infantería". La fachada se coronaba por un sencillo pretil. Se cubría con tejado de tejas árabes a cuatro aguas.

Este cuartel era el único que estaba constituido por un verdadero edificio con unidad arquitectónica, ya que los otros acuartelamientos estaban formados por barracones o pabellones dispersos. Tras abandonarlo el Regimiento de Extremadura nº 15 en 1978, quedó en desuso; fue demolido en 1996. Al demolerse fueron hallados los restos de las fortificaciones medievales de la antigua ciudad, destruida en 1379. Aparecieron el foso, las barbacanas, parte de las murallas y de los torreones y el puente mudéjar que daba acceso a la puerta de Gibraltar. Como curiosidad he de comentar que la prolongación de la calle Munición se construyó sobre los restos de uno de los torreones inclinados y que en el muro que servía para contener la nivelación de los cimientos del cuartel en su fachada trasera, a la que se habían adosado pequeñas viviendas de una sola planta, salieron a la luz gruesos sillares de las citadas fortificaciones.

Este acuartelamiento fue sede en los años 1918, 1943 y 1963 del Regimiento de Infantería Extremadura nº 15 (en 1959 se denominó Agrupación de Infantería Extremadura n º15), hasta su traslado a Almería en 1978. En 1939 se alojó el Regimiento de Infantería de Montaña nº 7.

En la actual calle San Bernardo se encontraba el barracón del cuartel de transeúntes, cuya parte posterior miraba hacia el río de la Miel. Una tapia con pilastras, en la que se abría la puerta de acceso al interior, lo separaba de la acera de la calle. Se destinaba al alojamiento de la tropa en su trasbordo a Ceuta. Era un edificio muy húmedo, por su cercanía al rio y bastante insalubre, fruto de una época de necesidad y carencia de medios para disponer de instalaciones adecuadas.

En la zona próxima a la barriada de pescadores se encontraba el cuartel de la Compañía Regional de Transmisiones de la 2ª Región Militar, en la calle Reyes Católicos, al cual se le conocía como el cuartel de las Eras de las Torres. Limitaba por su costado este con los terrenos de la parroquia de San Pedro y de San Francisco Javier, de la citada barriada. También consistía en unos barracones, como la mayoría de los acuartelamientos algecireñas. Estuvo en uso militar hasta en año 2001, en que se abandonó; en 2007 fue ocupado por el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de forma temporal. Actualmente, tras su derribo, permanece como un gran solar abandonado.

Al final de la pista militar nº 7, entre la barriada de Pelayo y la carreta hacia el faro de Punta Carnero se hallaba un acuartelamiento de Artillería de Costa, hoy día abandonado; para camuflar esta pista con el fin de que no se divisara desde la bahía, se construyeron las pantallas militares en 1942, cuyo constructor fue el comandante don Enrique Letang.

Para concluir este repaso por los acuartelamientos militares de nuestra ciudad me referiré al que aún se mantiene en uso, el cual se encuentra en la parte alta de la barriada de la Granja, al final de la avenida Bella Vista. Esta zona posee un alto valor histórico, ya que, durante la Edad Media, en el asedio a la ciudad por parte de la tropa de Alfonso XI, se instaló un campamento cristiano. En su cumbre se erguía la torre de los Adalides, destruida en 1898 en la guerra contra Estados Unidos y de la cual quedan algunos restos de su barbacana en el interior del citado acuartelamiento. Esta zona antaño se denominó cortijo Zarza del Moro.

En 1901 se proyectó construir un cuartel de Infantería, pero no se llevó a cabo, aunque sí hubo una granja militar, que dio nombre a la barriada actual. A este cuartel se le llamó Casita de las palomas, debido a que a mediados del siglo XX en sus instalaciones existía un servicio colombófilo militar, con palomas mensajeras, que comunicaba Algeciras con Ceuta. Entre 1967 y 1991 se instaló el recién creado Destacamento Adalides, una unidad de observación del Ejército del Aire, el cual disponía de un radar. En la actualidad se encuentra allí el acuartelamiento de Adalides, del Ejército de Tierra, sede del Batallón de Guerra Electrónica.

En cuanto a la tipología arquitectónica, es preciso comentar que consiste en unos pabellones distribuidos en torno a una explanada central; en uno de sus extremos se conservan las mencionadas ruinas de la torre de los Adalides.

Algeciras nunca contó, por desgracia, con grandes edificios castrenses, como sí los tuvieron otras poblaciones. Nuestra ciudad, desde su renacer en el siglo de las Luces, estuvo muy marginada por los diferentes poderes. Actualmente ya solo cuenta con estas instalaciones militares de Los Adalides, habiendo perdido por diversas causas y circunstancias todos los demás acuartelamientos.

La asociación La Trocha tiene a bien sugerir la recuperación, en todo lo posible, del material militar que existió en estos acuartelamientos con el fin de integrarlos en un gran museo del Ejército. Nuestra ciudad tiene contraída una enorme deuda con el Ejército español, puesto que gracias a él resurgió de sus ruinas medievales; forma parte de nuestra historia y debemos sentirnos orgullosos de ello.