El ciprés de los pantanos suma más de cien años en el Secano
Árboles y plantas con historia
Plantado por la familia de Percileon Churchill, primo bastardo de Winston Churchill, creció dentro de Villa Ena, casa habitada por el doctor Romero Abreu y su familia hasta 1973
El inmueble fue señalado como "casa encantada" por un infundio aclarado al encontrarse lechuzas en su interior
Un olivo de casi veintiún años recuerda la obra del padre Flores en Algeciras
El ciprés del Secano, a las puertas de la oficina principal de Correos en Algeciras, se alza imponente junto a la que fue carretera general antes que calle Ruiz Zorrilla. En ese lugar lleva unos cien años, según los cálculos de quienes jugaron bajo su sombra, como Manuel Romero Jiménez, hijo del doctor Romero Abreu, que ejerció la ginecología en la ciudad durante toda su vida. El árbol es otro de los recuerdos de la presencia inglesa en la ciudad, entre ellas la espía Elfrida Eugenia Churchill, a cuya familia se señala como autora de la plantación.
Hoy el ciprés está en zona pública, flanqueado por acera y asfalto, pero Manuel Romero lo recuerda como parte de su casa, Villa Ena. Una vieja fotografía, tomada en la segunda mitad de la década de los 70 del pasado siglo XX, muestra el árbol cubierto por yedra, dentro de la que fue una de las dos villas que daban al Secano y parte de una extensa propiedad del padre de Elfrida Eugenia, Percileon Churchill, enterrado en el cementerio viejo algecireño y primo por vía bastarda del recordado primer ministro británico, sir Winston Churchill.
Percileon, ingeniero de ferrocarriles, casado con Eugenia Bassadone, gibraltareña, llegó a Algeciras contratado por sir Alexander Henderson para trabajar en la línea de tren entre Algeciras y Bobadilla, como refleja el algecireño Juan Jesús Ladrón de Guevara en su documentada novela De Algeciras a los Dardanelos. Adquirieron una extensa finca denominada Villa Dagnino a la viuda de quien fue alcalde de la ciudad, Rafael de Muro, que urbanizaron y parcelaron. La familia Churchill vivió en Villa Aida, ubicada en la que hoy es calle María Auxiliadora y donde ahora se levanta un edificio de cinco plantas con el nombre de Villa Fernando. "Separada por un muro existía otra de características similares denominada Villa Balbina, en el actual pasaje Salesianos", recuerda Manuel Romero.
Ena, la villa donde vivieron de alquiler la familia de Romero Abreu, significa Eva en escocés, nombre por el que a sus padres les gustaba llamar a la reina Victoria Eugenia de Battenberg, bisabuela del actual Rey de España. Junto a esa casa estaba Villa Verde, en la que vivió la familia de Antonio Pérez Arriete, hermano de Juan Pérez Arriete, insigne cronista algecireño. Antonio era el padre de Enrique Pérez Benítez, compañero de juegos infantiles de Manuel Romero, fallecido hace meses.
"Había una especie de pórtico de columnas que sostenía las puertas que eran de madera verde. Pagábamos de alquiler 333 pesetas. Era el último precio, de 1973, porque empezó en 140 pesetas. Claro, 140 pesetas de 1940. Los dineros no eran los mismos. Había un seto vegetal que dividía las dos propiedades. Las dos tenían dos postes, más o menos artísticos, de puerta a puerta. La fachada estaba revestida de cantos rodados de color grisáceo, característicos de la construcción inglesa. Tenía un estilo muy british", explica Romero.
"La nuestra era una casa de tipo inglés con parqué de castaño. Tenía dos pisos, con una escalera de arranque. Como correspondía entonces los aseos eran muy malos. Me acuerdo de haberme bañado con una bañera, bueno, los años 50, con una bañera metálica y había un hogar de leña que se cargaba con las cajas de madera de vino, que entonces el vino se empacaba en cajas de madera con un envoltorio", añade.
La familia dejó la villa alquilada meses después de quedar viudo el doctor Romero Abreu. Mucho tiempo después, en 1979, corrió de boca en boca una historia de pura imaginación popular que señaló al inmueble como "la casa encantada". De su interior salían unos ruidos que terminó descubriéndose que emitían unas lechuzas que habían anidado en su interior. La gente se congregaba en grupo numeroso frente a la vivienda, movida por la curiosidad y, también, por el chismorreo.
"Aquello fue muy doloroso para nosotros. Aquel follón, que si los muertos... Era un show. Aquello nos sentó a cuerno quemado. Hice una réplica contundente a aquel infundio que quedó al descubierto cuando encontraron y sacaron a las lechuzas. Me pidieron disculpas", rememora el hijo del médico.
El ciprés de los pantanos (Taxodium distichum) procede del sudeste de Estados Unidos. Su hábitat es el de grandes zonas húmedas. Una de las razones que explica la existencia de un ejemplar de este tipo en el Secano de Algeciras es la comprobada localización de capas de agua que discurren en el subterráneo de la superficie, tal como sucede en otras zonas de la ciudad.
"Ese árbol con ese porte, que está pegándole el solazo todo el día, y que está como la araucaria de Posada, se explica por los acuíferos. También teníamos dos pinos, donde también había mochuelos, que hacían un ruido tremendo con su canto por las noches", señala Romero.
Manuel Romero Jiménez (Algeciras, 1942) se licenció en Derecho por la Universidad de Sevilla en la promoción de 1964, "la del expresidente Felipe González Márquez". Ganó las oposiciones como técnico de aduanas y ha mantenido destinos en La Junquera, Ceuta y Algeciras hasta su jubilación en 2006. Mantiene una muy buena memoria y expresa siempre el deseo de contar todo lo que recuerda "para contribuir". Rebate nombres como el de la playa de La Concha, porque sostiene que la familia Cervera, que fue propietaria de extensas parcelas en aquella zona de Algeciras, conocía aquella parte del litoral como playa de La Almeja.
La figura de Elfrida Churchill volvió a salir del olvido por una investigación del biólogo algecireño Pablo Pichaco, precisamente al interesarse por el ciprés del Secano. La espía tuvo seis nombres diferentes y el escritor Ian Fleming pudo usar su silueta para describir a la primera chica Bond. El ciprés, firme, que recordó Alberto Pérez de Vargas en varios artículos para Europa Sur, deja constancia de su historia, como también la de la familia Romero Abreu y Jiménez, sus vecinos Pérez Arriete y Benítez, y da pie a recordar otros inmuebles y construcciones que fueron señaladas referencias de ese lugar de Algeciras, como el almacén de materiales de construcción de Bartolomé González Márquez, el patio San José - que estuvo cerca de la Plaza Andalucía -, o del garaje internacional, con aquel arco mudéjar y escenario de algunos combates de boxeo, más próximo a las villas Verde y Ena.
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