Cuentan las crónicas que, en época medieval, la ciudad de Algeciras estaba dividida en dos mitades y el cuchillo que la atravesaba era el río de la Miel. "El tramo más próximo a su desembocadura era utilizado como refugio para las embarcaciones convirtiéndose en el embrión de un puerto del que formaban parte unas atarazanas ubicadas en su margen izquierda", recuerda Juan José Yborra en un bello artículo titulado 'El río de Algeciras'.

Aquel urbanismo natural en torno al río de la Miel desapareció a principios de los setenta, cuando el cauce fue desviado y soterrado. 

Esta Navidad, los miembros de la asociación belenista de Algeciras 'Oro, incienso y mirra' han sacado a relucir todo su romanticismo y han rescatado la vieja desembocadura para recrear su nacimiento. "Cada año, tenemos que ingeniárnoslas para sorprender a los visitantes", cuenta uno de los integrantes del grupo. "En esta ocasión, hemos tenido que documentarnos a conciencia para reproducir aquella Algeciras que ya no existe ni se le parece", añade.

El belén se sitúa, por tanto, en lo que ahora se conoce como calles Segismundo Moret y Juan de la Cierva, el paseo de los ahorcados como muchos le llaman, por el tétrico diseño de sus farolas.

"Cada año, tenemos que ingeniárnoslas para sorprender a los visitantes"

'Oro, incienso y mirra' ha representado, al detalle, la antigua lonja que se ubicaba en la desembocadura, llena de gigantescos atunes, mejillones, gambas y otros regalos del mar expuestos en cajas alrededor de las cuales rondan los gatos. 

En otra esquina, unos niños juegan con un barco de madera entre redes de pescar y palomas que picotean el adoquinado. Las embarcaciones de vela, mientras, se balancean suavemente según sube o baja la marea gracias a un mecanismo ideado por la asociación de belenistas. Otro dispositivo logra que el cielo se aclare u oscurezca, con una luna en cuarto menguante asomando sobre las azoteas blancas.

Vendedores de pescado y atunes gigantescos en la antigua lonja.

Los Reyes Magos y un rebaño de ovejas cruzan por el puente Viejo o del Cristo, junto al que luego se levantó el puente de la Conferencia. El puente del Matadero también se contempla al fondo de la escena. 

El belén culmina con una recreación de la capilla del Cristo de la Alameda donde se refugian San José, la Virgen y el niño Jesús al abrigo de un brasero y rodeados por puestos de frutas y verduras. 

La Anunciación se encuentra algo más lejos, bajo un bosque de alcornoques y viejos edificios que, según los miembros de 'Oro, incienso y mirra' reproducen antiguas fachadas que había en la barriada del Cobre. "Esta escena es un homenaje a la gente del campo", apuntan mientras el ángel se ilumina.

En el mercado Hotel Garrido

"La asociación está formada por 80 personas, pero somos unas 30 las que fabricamos el belén", explica uno de los creadores. Casi todas las piezas y construcciones están hechas en corcho. "Trabajamos en este nacimiento todo el año y de forma colaborativa. Es bonito", asegura.

Una visitante fotografía el belén, este viernes por la mañana.

Este belén monumental se encuentra en la sala polivalente del mercado municipal Hotel Garrido, en la calle Lanzarote. Una estrella de Navidad siempre iluminada indica dónde encontrar la entrada. El horario de visita es de 11:00 a 13:30 y de 17:30 a 21:00, excepto los días 24, 25 y 31 de diciembre y 1 de enero, en los que permanecerán cerradas las dependencias. Puede verse hasta el 5 de enero, la víspera de Reyes.

El pasado mes de octubre, la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte inscribió en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, como Bien de Interés Cultural (BIC), el Belenismo en Andalucía, "un bien patrimonial intangible en constante evolución y con fuerte arraigo en la comunidad", según se expuso en aquel momento.