Álvaro Urios: "Los Buyitas estamos dando el callo para que no se pierdan las fachadas artísticas en la Feria de Algeciras”

Los Buyitas mantienen viva la tradición de embellecer el recinto ferial y pide un local donde trabajar sus obras de arte

Premios, comidas y emociones: así se vive el martes de Feria en Algeciras

Álvaro Urios, presidente de la peña Los Buyitas, frente a la fachada de su caseta.
Álvaro Urios, presidente de la peña Los Buyitas, frente a la fachada de su caseta. / Erasmo Fenoy

A la caseta número 22 no le hace falta altavoz que la anuncie. Este año, en la Feria Real de Algeciras, hay una fachada que brilla con luz propia: la de Los Buyitas, ganadora del primer premio a la mejor fachada y también al mejor interior. Y no es casualidad. Tras ese doblete hay más de dos décadas de historia, mucho trabajo, toneladas de ilusión y una misión clara: que no se pierda la tradición de hacer arte en el ferial.

Los Buyitas nacieron en 2002 y desde el primer momento tuvieron claro que apostarían por la tradición de crear fachadas artísticas. Pronto convirtieron su caseta en una referencia de creatividad y buen hacer. Quienes eran niños en aquellos años quizás lo recuerden: caminar por calles como Castañuela o Volantes era adentrarse en un mundo de decoraciones imposibles. Construcciones casi teatrales que dejaban con la boca abierta a cualquiera. Entre ellas, destacaba siempre la de Los Buyitas.

Unas señoras en la fachada de Los Buyitas.
Unas señoras en la fachada de Los Buyitas. / Erasmo Fenoy

“Cada vez es más complicado”, reconoce Álvaro Urios, presidente de la peña, quien hace una pequeña pausa para atender a Europa Sur entre raciones de callos que reparte a los comensales de este martes de feria. “Antes había muchas más casetas que se implicaban con la decoración, como Los Camborios o Los Especiales. A mí, de verdad, me gustaría no ganar un año porque haya cuatro mejores. Sería una buena señal, significaría que esto sigue vivo”.

Este año, la idea llegó de forma inesperada. Urios conducía de noche cuando vio algo que le atrapó: la silueta del nuevo Centro de Interpretación Paco de Lucía. Le echó una foto con el móvil y la envió al grupo de decoración de la caseta. “Ya teníamos otro diseño pensado, pero les dije que me gustaba más esta idea. Y me sorprendió que me contestaran que era fácil de hacer. Así que tiramos palante”.

El cielo de guitarras de Los Buyitas.
El cielo de guitarras de Los Buyitas. / Erasmo Fenoy

Y menudo acierto. La fachada de Los Buyitas reproduce con fidelidad la del centro dedicado al guitarrista universal, que se alza en el centro de la ciudad. Un guiño directo a la cultura, a lo local y al alma de Algeciras. Por dentro, el homenaje se prolonga: un techo cubierto por 220 guitarras hechas a mano, cuadros y hasta una maqueta del centro real, rodeada de fotografías que documentan todo el proceso creativo.

Porque sí, aquí nada está comprado. “Todo está elaborado a mano”, cuenta con orgullo el presidente de la peña. “Lo puedes ver en ese rincón: hay fotos de cómo empieza todo y cómo acaba. Cada pieza tiene detrás muchas tardes de trabajo”.

Rincón con las fotos del proceso de elaboración.
Rincón con las fotos del proceso de elaboración. / Erasmo Fenoy

La odisea empezó en marzo con la fabricación de las guitarras. Luego tocó encontrar un lugar donde poder trabajar la fachada. La suerte quiso que un amigo les prestara una nave en el Cortijo Real. A principios de abril ya estaban allí, dándolo todo. Cada tarde, entre cuatro y cinco horas de trabajo. Casi la mitad de los 60 socios se implicaron directamente. “Los hombres se encargan de la fachada, las mujeres se encargan de las telas. Hace años hicieron incluso un techo de crochet precioso”, recuerda Urios.

Y el resultado está a la vista. Literalmente. Basta asomarse a la entrada de la caseta para saber que aquí hay algo especial. Pero es dentro donde se comprende del todo: techos artísticos, ambiente familiar, arte, calor humano. “Aquí no hay portero. No hace falta. No tenemos problemas de ningún tipo y tratamos a los simpatizantes como si fueran socios”, explica Álvaro, mientras decenas de personas comparten mesa, risas y almuerzos.

Una de las mesas celebrando una comida en Los Buyitas.
Una de las mesas celebrando una comida en Los Buyitas. / Erasmo Fenoy

En un momento en el que la espectacularidad de las casetas parece menguar, Los Buyitas siguen empeñados en resistir. En demostrar que la feria no es solo música alta y rebujito, sino también esfuerzo, memoria y arte colectivo. Lo suyo no es nostalgia: es una propuesta que mira al futuro sin renunciar a lo mejor del pasado.

“Estamos dando el callo para que no se pierda”, insiste el presidente de la peña. Y, aunque la falta de un local estable para trabajar les pone las cosas difíciles, cada año se superan.

En Los Buyitas no hay nada regalado. Hay trabajo, manos que pintan, cortan y cosen. Y una ciudad que, por un momento, puede sentirse orgullosa de cómo se celebra su feria. Con identidad, con corazón y con un cielo lleno de guitarras.

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