Almuerzo inglés y servicio de fontanería para Algeciras

El Sexenio Democrático en Algeciras (1868-1874)

Las compraventas de casas, los pleitos por la propiedad del suelo y la planificación de la Feria Real dibujaban el pulso cotidiano de una Algeciras que miraba al futuro en pleno 1871

Un puente de hierro y declaración municipal de pobreza

Los hermanos David González tenían una casa en la calle Río.
Los hermanos David González tenían una casa en la calle Río. / E.S.

Algeciras/Así mismo y en la misma línea de claridad legal, procedieron —como el reseñado prestamista de la anterior entrega— Tomás José Rivero y José David González, cuñados, y en representación de su esposa y hermana, respectivamente, Ana David González, vecinos todos de Lisboa, quienes: Son dueños mancomunadamente de casa principal de tres pisos en la calle del Río de esta Ciudad, número 4 [...] la vendenal precio de 6.000 pesetas.

Y mientras los expresados quedan, contractualmente, sujetos a tan importante venta, en el algecireño Juzgado se generará un expediente, también sujeto a sus servidumbres legales, que finalizará en una mesa ministerial, cuando: "Se dio cuenta del expediente que remite el Sr. Gobernador Civil de la provincia [...] a virtud de la competencia suscitada en el Juzgado de 1ª Instancias de Algeciras en el interdicto de recobrar, incoado ante el mismo por D. Cayetano Herrera y Adrada, contra D. Manuel Martín Manso Reynoso para obtener la posesión de unas tierras [...] Siendo incuestionable el derecho que asiste a la Administración para conocer de este asunto con sujeción a las Reales disposiciones que cita en un dictamen el negociado, se acordó informar al Excmo. Sr. Gobernador de la provincia que ha estado en su lugar al provocar la citada competencia: que debe insistir en ella y dirigirse de nuevo al Juzgado de Algeciras para hacerle conocer esta resolución remitiendo el expediente al Excmo. Sr. Presidente del Consejo de Ministros, conforme a lo prevenido en el artículo 66 del Reglamento de 25 de Setiembre de 1863".

Al mismo tiempo que se iba calentando —hasta llegar a las más altas esferas del Estado— el reseñado litigio abierto en nuestra ciudad, también iba tomando temperatura el ambiente para la celebración de la próxima Feria Real de aquel 1871, o al menos así lo entendía el avispado industrial algecireño Salinas, cuando a mediados de mayo hizo inserta el siguiente anuncio en Gibraltar: Feria de Algeciras y corridas de toros. El abajo firmante, propietario del reconocido y establecido desde hace mucho tiempo Hotel Británico, conocido como el de “La Marina”, frente al embarcadero, ruega informar a sus amigos y visitantes de esta roca al acercarse la feria de aquella ciudad que almuerzos, cenas, etc., serán servidos al estilo inglés, en todas las horas durante los tres días de feria. Las provisiones, vinos y bebidas espirituosas, cerveza inglesa, limonada, etc serán de la mejor calidad y se dispensarán en términos moderados. Bernardo Salinas. El afamado establecimiento se encontraba situado en el número 7 de la Marina, posteriormente pasaría a denominarse Hotel Victoria, siendo heredado por sus hijas Ana y Emilia Salinas Grein. Ana contrajo matrimonio con Antonio Morilla Peña; y al quedar este viudo, volvió a contraer matrimonio en segundas nupcias con su cuñada Emilia. Con la primera tuvo dos hijos: Emilio y Teresa; y con la segunda a su hija Adelaida. Emilio Morilla Salinas llegó a ser alcalde de Algeciras, ya entrado el siglo XX.

Aprobación de la subasta para el servicio de fontanería en Algeciras.
Aprobación de la subasta para el servicio de fontanería en Algeciras. / E.S.

Y puestos a adelantar celebraciones, bien pudo el progresista alcalde algecireño celebrar la siguiente resolución provincial motivada por el expediente que surgió de la Casa Consistorial por él dirigida, cuando: "De conformidad con lo propuesto por el Negociado se acordó conceder la propiedad de tres fanegas, once celemines, ocho estadales de terreno que con destino a un hato de vacas posee D. Manuel Juliá en el sitio nombrado Reijanosa y dehesa de Majadal alto, término de Algeciras con el canon correspondiente a tenor de lo prevenido en la ley de 6 de Mayo de 1855, debiendo otorgarse al interesado las correspondientes escrituras de propiedad sin perjuicio de tercero, del arbolado mide las servidumbres públicas. Siendo en su origen Ejido público, se enmarca en las limitaciones hechas por el Ayuntamiento en 1821".

Pero no todas las resoluciones tuvieron tan óptimos resultados para el tan afortunado primer edil, pues, respecto a las 20 fanegas que solicita también D. Manuel Juliá se declaren de su propiedad y que pertenecen a los terrenos comunales del Majadal alto, se acordó negar dicha pretensión conforme con lo acordado por el Regidor Síndico y Ayuntamiento de Algeciras en 20 de Enero y 15 de Julio de 1866. Y así, con la segura alegría para Juliá por la primera resolución y posible tristeza por la segunda, se aprobó para el general interés económico de la comarca y poblaciones cercanas la siguiente propuesta: "Quedaron igualmente aprobadas las diligencias preliminares instruidas por el Ayuntamiento de San Roque para la subasta de un real en carga de las que pasen por la puerta de la Línea a la plaza de Gibraltar en el año económico próximo".

Puestos a evaluar el valor de un real, ni a tal pequeña cantidad llegaba el aprecio que en la Villa y Corte se le prestaba a sus majestades. D. Amadeo I y su señora y reina esposa Dña. María Victoria; especialmente en las tertulias que la exiliada aristocracia madrileña mantenía en la casa-palacio de los marqueses -proborbónicos- de Alcañices, José Osorio y Silva, y su rusa esposa Sofía Sergeïevna Troubetzkoy, quien además de ser considerada la introductora en nuestro país del hoy tradicional árbol de Navidad, también lideró la protesta contra los que en su casa era considerados advenedizos e ilegítimos monarcas: Macarroni I y la reina Húmeda. La tal señora con tan impronunciable nombre —defensora de Dña. Isabel II y su consorte D. Francisco de Asís, alias la Frescachona y Paquito Natillas, respectivamente— lideró la castiza Rebelión de las mantillas, cuando en aquellos primeros meses de 1871, en pleno Paseo del Prado, acudieron al vespertino paseo las principales damas ataviadas con la tradicional prenda española; accesorio, que por otro lado, había despertado el interés —según la rusa princesa y sus seguidoras— de la advenediza y húmeda reina; vistiendo todas las damas paseantes la tan española mantilla sujeta con un más que visible broche adornado con la flor de lis, símbolo borbónico.

Sofía Sergeïevna marquesa de Alcañices  y enemiga de la nueva dinastía real de Saboya.
Sofía Sergeïevna marquesa de Alcañices y enemiga de la nueva dinastía real de Saboya. / E.S.

Al día siguiente y contratadas por Felipe Ducazcal, empresario y también líder de la violenta Partida de la porra o ultras del régimen, el citado paseo se vio desbordado con la masiva presencia de prostitutas luciendo sus mejores galas mezclándose entre las señoras de la alta alcurnia; siendo mayor el número de las primeras que el de las segundas. La maniobra tenía como objeto convertir al “refinado” Paseo del Prado en la “alegre” calle de Ceres (o del Amor, según recogió Pío Baroja en su obra: Aurora Roja). Se dijo, se dice, se comentó y se cuenta, que si bien el plan lo ejecutó el Ducazcal, la idea partió de los ministerios de Fomento y Gobernación, liderados por Ruiz Zorrilla y Sagasta también respectivamente.

Y mientras en la capital del reino andaban sus excelencias con sus cortesanos enfrentamientos en tan elegantes y vespertinos paseos, en la lejana Algeciras, no exenta de necesidades de todo tipo, al expediente promovido por su Ayuntamiento, respondió la provincial administración con la resolución siguiente: "Examinado el expediente de la subasta del servicio de fontanería en Algeciras durante el próximo año económico, se acordó aprobar el remate que aparece celebrado a favor de D. Ramón García Romero por la suma de 1.301 pesetas 40 céntimos devolviéndose el expediente al Alcalde para que cuide del cumplimiento de las condiciones establecidas".

La positiva y localista resolución no se aprobó sola, también y para alegría de la comarca en general, la acompañaba otra que demostraba la cada vez más cercana terminación de la tan esperada vía que sacara del aislamiento al antiguo Campo de San Roque, cuando: "Se vio un oficio del Yngeniero Director de Carreteras provinciales encareciendo la necesidad de derribar algunos árboles que se encuentran en medio de la Carretera de Medina al Campo de Gibraltar".

Y con la misma formalidad que el citado “yngeniero” propuso el derribo de los citados árboles, en nuestra ciudad Manuel Sánchez Solís y José Román del Valle, propietario el primero y comerciante el segundo, actuaron del mismo modo cuando: "El Sánchez Solís en representación del vecino de Sevilla José Solís Miñana [...] ambos dueños de una casa baja situada en el número 6 de la calle del Calvario de esta ciudad, compuesta de sala, alcoba y cocina, con su frente al campo o Paseo de la Feria [...] Y vende a D. José Román del Valle la expresada casa con sus costumbres y servidumbres en precio y cantidad de 1.000 pesetas". Del Valle estaba casado con Felipa Cozárnego, que en aquellos momentos se encontraba embarazada de un varón que nacería cuatro meses más tarde, concretamente el 23 de septiembre de aquel año de 1871; y al cual se le impondría el nombre de José —José Román Cozárnego—, en un futuro aquel niño se convertiría en un referente cultural de la ciudad de Algeciras.

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