De almuerzo en las corchas a la mesa
El refrito barreño alimenta durante décadas a las cuadrillas durante la temporada de descorchel tradición culinaria Los corcheros ya no pernoctan en el monte, pero el refrito sigue siendo un plato muy consumido en la Villa.
El refrito barreño es uno de los emblemas gastronómicos de la Villa junto con los chicharrones y los dulces de la calle La Plata. Este popular plato ha sido usado durante décadas como sustento principal de las cuadrillas durante la temporada de descorche cuando éstas pernoctaban en el monte durante los meses de verano. Hoy, el refrito barreño es uno de los almuerzos más populares del invierno, cuando el frío invita a estar en casa, debido a su contenido calórico. Con todo, se trata de un plato muy sano y cuyas propiedades nutritivas están más que demostradas tras servir de plato principal para varias generaciones.
El refrito barreño también es muy consumido durante la feria de San Isidro, en el mes de mayo, ya que varias peñas suelen prepararlo en sus casetas para sus socios e invitados. La romería, que se celebra un par de semanas antes de las fiestas mayores, también es otro de los momentos de mayor consumo. Las tradiciones y gastronomía van de la mano.
Preparar un refrito barreño, además de económico, es fácil. Aunque cada cocinero tiene su particular toque, la receta básica se compone de un sofrito de cebolla, ajo, pimiento verde y tomate al que se agregan espárragos verdes -muy presentes en los montes de la localidad-. Con el paso del tiempo, una de las variantes consiste en añadir almejas al sofrito. Un poco de agua bastará para cocinarlas. El punto exacto de cocción lo indicarán la apertura de las almejas -desechar las que no se abran tras un tiempo prudencial- o cuando los espárragos estén tiernos, en el caso de que se opte por no darle el toque marinero. Mientras se prepara la sopa, se coloca una base de migas de pan cateto, por ejemplo de la vecina barriada algecireña de Pelayo, en un cuenco de madera macizo denominado dornillo. Servir el plato en el dornillo confiere un sabor especial que ni la más lujosa de las vajillas puede aportar.
Llegados a este punto, la sopa de verduras y almejas estará lista. Es entonces cuando se agregan dos huevos batidos o escalfados, al gusto. El preparado se mezcla junto con el pan. En algunos casos se incluyen además patatas panadera que adquieren una textura muy sabrosa al absorber parte del caldo.
Este exquisito plato se comía en tiempo del descorche siguiendo el tradicional ritual de la cucharada y paso atrás. En el monte, el dornillo se colocaba en el centro como plato común y los trabajadores acudían, de uno en uno, a tomar una cucharada compartiendo el resto con los demás corcheros, como símbolo de hermandad que perdura hasta nuestros días. De ahí también que se recurra a él como almuerzo netamente familiar o para los momentos festivos.
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