Trienio Liberal en Algeciras. Reparación del puente Viejo y gastos del Ayuntamiento

Historias de Algeciras

En esta época, las partidas municipales son escasas y algunos vecinos comienzan a pedir indemnizaciones en relación al reparto de tierras y a hacer reclamaciones por patriotismo

El puente Viejo comunicaba el distrito de la Caridad con el barrio de la Concepción.
El puente Viejo comunicaba el distrito de la Caridad con el barrio de la Concepción.
Manuel Tapia

15 de enero 2023 - 03:00

Y mientras se produce el dictamen de la Sociedad Médica sobre la controversia en la elección de cirujanos romancista o latinos en el distrito algecireño, la Casa Consistorial, sita en la calle Ancha, se dirige a las autoridades liberales provinciales reclamando: “Por los perjuicios que ha experimentado el pueblo en la parte que le cupo para gastos de la provincia [...] se acuerda que en el segundo reparto no se cobre la cantidad asignada á dicho Pueblo”.

Tras esta buena noticia para las arcas municipales algecireñas se remite a las mismas autoridades oficio del Jefe político del Partido sobre: “Reparación del puente de la miel (sic), que comunica de dicha ciudad con el barrio llamado de la Concepción, cuyo coste se calcula en la cantidad de cuatro mil y quinientos reales. Proponiendo como arbitrio para dicha obra la enajenación del edificio de la carnecería vieja y la de una pequeña habitación que se halla al otro lado del mismo río [...] y hecho cargo de la utilidad y conveniencia pública alegado por el Ayuntamiento en favor, necesidad y urgencia de la referida obra, se acuerda autorizar para su ejecución y para la venta de la finca que propone al intento; más notando que el valor de estas, según su aprecio, asciende a la cantidad de quince mil ochocientos tres reales por cuyo orden resultará un sobrante, después de cubierto el importe de la obra del río; se acordó se prevenga al mismo Ayuntamiento a que invierta en el acceso en la composición del muelle de dicha ciudad, que se halla cerrado según lo manifestó aquella corporación [...] se acuerda que la providencia se ponga en conocimiento del Gefe Superior político de esta provincia para que se sirva dar cuenta de ella al Gobierno a fin de que elevándolo todo a las Cortes en la próxima legislatura merezca su aprobación”. Las altas instancias liberales están por la apertura del llamado “muelle” algecireño, además de por la reparación del puente Viejo.

Siguiendo con la realidad económica de las siempre escuálidas arcas municipales comentar que por aquellas fechas del triunfal segundo año liberal, se remitieron a las instancias superiores el llamado estado de cargas e ingresos del Ayuntamiento de Algeciras en esta forma y modo: “Para sueldos y gastos de la Secretaría veinte y dos mil reales.= Para el médico cirujano, seis mil.= Para un maestro de primeras letras y gastos de escuela, ocho mil.= Para el Alcaide de la cárcel, cinco mil.=Para porteros y alguaciles, ocho mil y ochocientos.= Para un guarda de campo, tres mil seiscientos cincuenta.= Para el maestro encargado de las fuentes, tres mil trescientos.= Para el relojero, quinientos cincuenta.= Para el pregonero, mil y ciento.= Para las dos funciones religiosas y una cívica decretadas por las Cortes, cinco mil.= Para gastos de la milicia, doce mil.= Para eventuales, con inclusión de los de la provincia, juzgado de primera instancia, correo, contribuciones y cárcel, sesenta mil; por cuyo orden importando los gastos municipales que debe satisfacer el referido Ayuntamiento la cantidad de ciento treinta y siete mil cuatrocientos reales anuales [...] se acuerda haga la observación que tenga por conveniente sobre todas o cada una de las partidas que quedan designadas para en su vista determinar la que sea de justicia”.

Por aquellos días de rendiciones de cuentas, el Jefe Político del partido recibe en su despacho el siguiente oficio: “Real Orden del Ministerio de la Gobernación aprobando disposición [...] sobre formación de una compañía de Zapadores de la milicia nacional voluntaria al objeto de acudir á apagar los incendios [...] a fin de adoptar tan útil y benéfica medida como lo encarga el gobierno [...] según las circunstancias de los pueblos de la provincia”. Sin duda, estamos ante la génesis de la creación del cuerpo de bomberos.

En 4.500 reales se calculó el coste de la reparación del puente sobre río de la Miel (1822).
En 4.500 reales se calculó el coste de la reparación del puente sobre río de la Miel (1822).

En otro orden de asuntos, el liberal Ayuntamiento algecireño atiende la siguiente reclamación de uno de sus convecinos: “Instancia de Dn Bartolomé González, reclamando la indemnización de unas casillas de la plaza de abastos de esta Ciudad, que le han sido inutilizadas con motivo de la traslación de ella á otro paraje”. Tras lo cual, bien cabe deducir que el traslado de los puestos desde la plaza de la Verdura y calle Sacramento hasta la Plaza Baja o de la Palma, lo hizo personal contratado, pues de ser municipal constaría en la redacción (gastos) de los presupuestos municipales reseñados. Sea ello como quiera, el consistorio algecireño y el Subjefe del partido siguen recibiendo solicitudes de todo tipo: “Instancia del Presbítero Dn Bartolomé del Pino y Guerrero, solicitando una suerte de tierra mediante haberse inutilizado -¿discapacitado?-, en la asistencia de los militares enfermos en el hospital de Baeza, durante la guerra de la independencia”. Siguiendo con el asunto del reparto de tierras: “Solicitudes de Dn Manuel Álvarez, sargento retirado, relativa á la posesión de una suerte de tierra repartidas en Las Abiertas [...] se acuerda que para evitar los litigios que producirá la reclamación de Dn José de Lima por el derecho que tiene en la misma suerte con motivo de un colmenar y arbolado que ha formado en ella se verifique su medición dejando al Álvarez ocho fanegas, que es la verdadera cabida que le corresponde; y a Lima las seis de su concesión con lo que en ella tiene establecido y labrado y que después de practicada la operación resulta algún excedente sea adjudicado al mismo Álvarez”.

Si por patrióticos fundamentos no dejan de solicitarse porciones en el gratuito reparto de tierras; no es menos cierto que el patriotismo se dejaba a un lado para exigir la devolución de lo aportado para el establecimiento del nuevo sistema: ”Instancia de Dn Francisco Díez del Real, sobre que se le devuelvan los documentos que tiene presentados en solicitud del abono de siete mil treinta y tres reales y veintiocho maravedíes que hizo á las tropas (Riego) en Algeciras”. También y por aquellos días de patrióticas exigencias el consistorio algecireño recibe la siguiente reclamación con visos de degenerar en un cierto problema de carácter diplomático: “Oficio del Cónsul de Cerdeña en esta plaza [...] en queja del Ayuntamiento de Algeciras por haber detenido como prófugo del último sorteo á Dn Santiago Salomón Casinger, individuo de su Nación; y para resolver con el debido conocimiento [...] se ordena informe a la mayor brevedad posible y que se diga al Cónsul que en vista de lo que resulte se proveerá en justicia”. No fue solo el Cónsul de Cerdeña el único que presentó “instancia de protesta” ante el consistorio algecireño por el resultado del último sorteo de quintas: “Dn Antonio Palacios Oliva, vecino de Algeciras, se queja por no haberle admitido la excepción que ha puesto para exonerarse del servicio de quintas al ser hijo de viuda á quién mantiene; pues aunque tiene otro hermano, no puede cumplir esta obligación por ser clérigo presbítero con una escasa renta que apenas le alcanza para mantenerse [...] se adopta la disposición de la ley que sólo exceptúa al hijo único de viuda en cuyo caso no se haya Dn Antonio Palacios, y que vaya a servir la plaza de soldado que le ha tocado en suerte”.

Curiosamente y frente a los que le exigen al liberal sistema sus derechos pero no así sus obligaciones; aún quedan quienes de modo honesto expresan: “El vecino de Algeciras Juan Lares, solicita se le releve del empleo de Alférez de la milicia nacional en que ha sido electo, mediante no saber leer ni escribir [...] se considera que la causa no está marcada en las ordenanzas, es sin duda un óbice político y razonable para no ser oficial, pues el buen servicio para la Nación que exige este cargo, más disposición e instrucción que para el de mero miliciano [...] se acepta la exoneración que pretende”. Afortunadamente, y dado el ejemplo de honradez del vecino de Algeciras, no todo estaba perdido para la causa.

Al mismo tiempo que Lares, renuncia por patriótica convicción al empleo de alférez al que había sido propuesto; otros, mediante oficiales peticiones intentan sacar beneficio del servicio prestado obligando al consistorio local a realizar consultas a la superioridad sobre tales pretensiones: “Para resolver con el debido conocimiento consulta del Ayuntamiento de Algeciras, fecha veintidós de este mes, sobre si los milicianos urbanos que hicieron el servicio activo de campaña en aquel campo los años de ochocientos diez, once y doce, han de tener cabida en el reparto de tierras como efectivos militares; se decide prevenga al Ayuntamiento manifieste si aquel cuerpo fue declarado de línea ó si en razón á sus servicios les concedió el Gobierno alguna prerrogativa, expresando cuáles fueron”. En relación al mismo asunto sobre el reparto de tierras, la citada acta incluye: “Se dió cuenta de una consulta del Ayuntamiento de Algeciras […] sobre si los colonos de las dehesas del Novillero y Algarrobo son ó no acrehedores á que se les conceda la propiedad sin entrar en suerte de una de las varias que labran, sobre las que tengan construidas sus casas […] se acuerda diga al Ayuntamiento que no puede dar otra solución que la del artículo nueve del decreto de veintinueve de junio, según le manifestó en orden de 4 del mes último al remitirle los expedientes del reparto, añadiendo que la aplicación en las varias clases de mejoras que designa debe realizarla con la prudencia que corresponde, combinándola con el bienestar del reparto en general y en el menor perjuicio posible de los tenedores actuales de los terrenos y siempre que esta aplicación sea compatible con la última mejora que establece el decreto en su citado artículo”.

De vuelta a las quejas vertidas sobre el controvertido asunto generado con el traslado de las casilla al nuevo mercado municipal, el consistorio local elevó el siguiente informe que obtiene meses más tarde la siguiente resolución: ”Ayuntamiento de Algeciras en ocho de octubre último sobre la queja producida por Dn Bartolomé Gómez acerca de los perjuicios que se le han seguido en el derribo de tres casillas y puestos públicos que que poseía en la plaza de Abastos de aquella ciudad; se acuerda no haber lugar á deliberar en este expediente por cuanto según manifiesta el mismo Ayuntamiento, el Tribunal de Justicia ha tomado conocimiento de él”. Dentro del mismo contexto de quejas el consistorio local expresa: “Oficio del mismo Ayuntamiento de Algeciras, fecha 26 de junio último demostrando el error de que ha adolecido del reparto hecho para los gastos del juzgado de primera instancias [...] se archiva puesto que el reparto próximo ha de hacerse sobre bases distintas que las anteriores y que en el último no se ha cobrado cuota á aquel Ayuntamiento mediante su justa solicitud”.

Y mientras la administrativa maquinaria prosigue, acertada o desacertadamente pero nunca paralizada en su procedimiento, la vida diaria de los algecireños transcurre con su habitual normalidad como aconteció al vecino Don Juan Sánchez Barranco quién “obligado por su negocios a abandonar la ciudad” y dada la situación de “inestabilidad social y política existente”, procede a nombrar como su representante legal á Don Manuel de la Serrana, teniente agregado de la Compañía de Getares, con residencia en esta ciudad para que le represente ante las autoridades y tribunales”. Como muestra de la citada situación de inestabilidad política, también se recoge: “Francisco Pombo vecino de Algeciras [...] que siguiendo causa criminal de oficio en este expresado juzgado contra Remigio Arias, preso en la cárcel principal de esta propia Ciudad por la aprehensión que se le hizo a su primo Geraldo Arias de ocho cartas subversivas que le dirigió el citado Remigio en cuya causa se mandó providencia de poner en libertad bajo de fianza de cárcel segura al expresado Remigio Arias, y en la visita de este día con la obligación de que todas las noches se ha de presentar en el juzgado”. La vigilancia sobre los opositores al régimen constitucional era constante y la amenaza de los absolutistas sobre los liberales cada vez más evidente; algo se estaba cociendo.

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