El Taller de Bloques de la Isla Verde

Monumentos y edificios de Algeciras

Capítulo 19. En 1914, la Junta solicitó al Ministerio de Guerra la cesión de la Isla Verde como base para las obras del rompeolas que se proyectaba y no fue concedida hasta 1919

Construcción de bloques de mampostería con piedras calizas de la cantera y cemento en el Taller de la Isla Verde, hacia 1926.
Construcción de bloques de mampostería con piedras calizas de la cantera y cemento en el Taller de la Isla Verde, hacia 1926. / Archivo De La Apba
Antonio Torremocha

Algeciras, 29 de febrero 2020 - 06:01

La Isla Verde, donde desde el siglo XVIII, se hallaba establecido el Fuerte del mismo nombre, era propiedad militar y, como tal, dependiente del Ministerio de Guerra. A partir de que la Junta de Obras del Puerto decidió utilizar la isla como espacio de expansión para infraestructuras e instalación de almacenes, talleres y, sobre todo, desde que, de acuerdo con los proyectos portuarios redactados, la isla aparece como el lugar elegido para el arranque del rompeolas que iba a habilitar una gran extensión de aguas abrigadas en torno al muelle de la Galera, se iniciaron las gestiones para que el Ministerio de Guerra cediera la isla a la Junta.

En la sesión ordinaria de 8 de junio de 1914, la Junta solicitó al ramo de Guerra la cesión de la Isla Verde como base indispensable para las obras del rompeolas que se proyectaba. El 23 de diciembre del mismo año se reiteró la petición, en esta ocasión ante el Gobernador Militar del Campo de Gibraltar, alegando la próxima aprobación por la Superioridad del proyecto de construcción del rompeolas. En el mes de septiembre de 1918 el Comandante General del Campo de Gibraltar remitió un informe al Ministerio de Guerra por el que se mostraba favorable a la cesión temporal de terrenos y almacenes en la Isla. Sin embargo, transcurrían los meses y la cesión de los terrenos de la Isla Verde a la Junta no se hacía realidad. De nuevo, en enero de 1919, se reiteró la necesidad de la cesión de la Isla Verde como base de los trabajos del rompeolas.

Por fin en la sesión celebrada el 25 de febrero de 1919, el Comandante de Ingenieros comunicó a la Comisión Portuaria que tenía noticias ciertas de que había sido resuelta favorablemente la petición que la institución había elevado al ramo de Guerra sobre la cesión de la isla. En efecto, la cesión había sido aprobada, unos días antes, mediante una Real Orden suscrita el 14 de febrero. A cambio, la Junta se comprometía a construir un almacén para municiones y un polvorín en los terrenos que el Ministerio de Guerra poseía en la punta de San García (hoy Parque del Centenario) para que las municiones y el personal militar que se hallaba establecido en la Isla Verde pudieran trasladarse y dejar expeditas las instalaciones insulares.

Con tal fin se redactó un proyecto que fue presentado para su aprobación por la Junta el 8 de octubre de 1919 y que sería refrendado por la Superioridad por medio de una Real Orden de 20 de mayo de 1920. Antes de la aprobación oficial, en marzo de 1920, se habían iniciado los trabajos de relleno para habilitar un espacio ganado al mar en el litoral noroeste de la isla y establecer en él el taller de bloques y almacenes. El traslado de proyectiles y pólvora desde la Isla Verde a las nuevas instalaciones construidas en la punta de San García estuvo finalizado el 9 de diciembre de 1920, pasando el día 28 del mismo mes la Isla Verde a estar bajo jurisdicción de la Junta de Obras del Puerto.

Vista parcial del taller de bloques de la Isla Verde, con el Goliat y las vías para su desplazamiento, tanto longitudinal como transversal. Año 1926.
Vista parcial del taller de bloques de la Isla Verde, con el Goliat y las vías para su desplazamiento, tanto longitudinal como transversal. Año 1926. / Archivo de la APBA

Una vez finalizada la explanada para el Taller (con una extensión de 15.692 metros cuadrados), se procedió a edificar los almacenes y la fragua, a la espera de que se construyeran los embarcaderos del Saladillo y de la Isla y pudieran llegar las primeras vagonetas de obras con las piedras de la cantera, lo que acontecería en el verano de 1920. Unos meses antes se había redactado el Proyecto del Taller para la fabricación de sillares artificiales para ser empleados en la infraestructura del rompeolas. El proyecto preveía la preparación del patio del taller con un conjunto de vías paralelas sobre las que se depositarían los bloques construidos en una zona habilitada para ello en la parte suroeste de la explanada, junto al embarcadero, para que el polipasto Goliat –que aún se encontraba en Larache– pudiera tomar los bloques y conducirlos hasta la plataforma del carro transbordador que se hallaba situado sobre la vía de la grúa Titán en el arranque del rompeolas en construcción.

En lo que se refiere a la técnica de fabricación de los bloques, los proyectos más antiguos proponían la confección de bloques artificiales de hormigón de cemento lento, de tres tamaños. Unos con una longitud de 5 metros por 2 de latitud y 2 de altura y un peso de 50 toneladas; otros tendrían unas dimensiones de 4 x 2 x 2 y un peso de 40 toneladas, y otros unas dimensiones de 2,5 x 2 x 2 y un peso de 25 toneladas. Sin embargo, antes de iniciarse las obras del rompeolas, los técnicos decidieron sustituir estos bloques de hormigón por otros que se fabricaron con mampostería. Consistían en bloques de similares dimensiones, pero confeccionados con mampuestos de roca caliza tallados a modo de sillares paralelepipédicos aquellos que iban a constituir las aristas y esquinas del bloque, y amorfos y de menor tamaño los que iban a formar la mampostería interior (véase la fotografía adjunta). Unas tablas pareadas colocadas transversalmente habilitaban los huecos para que las tenazas del Goliat y luego del Titán pudieran agarrar e izar los bloques para su transporte.

El carro transbordador portando un bloque hasta las proximidades del Titán. A la izquierda, el espaldón del rompeolas en construcción. Sobre 1927.
El carro transbordador portando un bloque hasta las proximidades del Titán. A la izquierda, el espaldón del rompeolas en construcción. Sobre 1927. / Archivo de la APBA

El autor del Proyecto Reformado de 1922 justificaba el empleo de bloques de mampostería en que eran más resistentes que los de hormigón, más regulares y homogéneos, y más económicos, al necesitar menos cantidad de cemento. Sin embargo, el 31 de mayo de 1930, el contratista de las obras de prolongación del muelle de la Galera y del Rompeolas de la Isla Verde, don Adrián Bos, había solicitado a la Junta que se le autorizase a fabricar bloques de hormigón en vez de los acostumbrados de mampostería para la ampliación del muelle y para continuar otros veinte metros más el Rompeolas cimentando sobre hormigón en vez de hacerlo sobre escollera.

El Ingeniero Director manifestó que eran atendibles las modificaciones propuestas, ya que no afectaban esencialmente a la solidez y buena construcción de lo proyectado. Los bloques de hormigón, de diversos tamaños, se emplearon a partir de esa fecha en la construcción del rompeolas, tanto en lo que restaba del 2º trozo, como en el morro, según se desprende de la documentación gráfica conservada.

Una vez construidos los bloques, eran situados en unas calles que se habían habilitado en la zona de almacenaje, junto a las vías por las que se desplazaba el Goliat. Este polipasto los tomaba y los trasladaba al arranque del Rompeolas donde eran depositados sobre el carro trasbordador que los conducía hasta el extremo del dique en construcción. Allí los izaba el Titán y, guiados por el buzo, eran posicionados en el fondo de la bahía sobre la escollera preparada con antelación.

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