Regalos Segura echa el cierre en Algeciras tras 70 años

Algeciras es una ciudad que, a lo largo de los años, se ha expandido a límites insospechados hace 30 o 40 años. En plena época de apogeo de los centros comerciales y las tiendas en línea, aún resulta complicado encontrar a alguien en la ciudad que no haya comprado nunca -o al menos conozca a alguien que lo haya hecho- en el Bazar Segura, que ahora cierra sus puertas para siempre.

Esta tienda, que el pasado 11 de septiembre cumple 70 años al servicio de los vecinos de la ciudad, se convirtió por derecho propio en la meca de los artículos de regalo, uno de los motivos por lo que acabó renombrándose a Regalos Segura.

Inaugurada en 1953 por Emilio López Segura, padre del actual propietario, Emilio López Lucuix, arrancó en la calle Alfonso XI. Allí, con apenas 14 años, empezó a trabajar la que acabó convirtiéndose también propietaria, María Cabrera Cueto. La jubilación ha puesto el punto y final al viaje que el matrimonio continuó con ilusión y mucho trabajo, los últimos 30 años en la calle General Castaños y que ha superado infinidad de crisis económicas y hasta confinamientos.

Cruzar el umbral de la puerta y escuchar el Para Elisa de Beethoven a modo de timbre traslada a una época en la que el centro de Algeciras era el epicentro del comercio de la ciudad, cuando los niños podían jugar en la calle sin problema y donde Internet era una palabra desconocida para casi todo el mundo. "El timbre tiene cientos de tonos, pero nunca lo hemos cambiado porque siempre me ha gustado escucharlo", explica Cabrera.

Contando los días para su cierre definitivo, la tienda lleva varios meses en liquidación, lo que muchos clientes han aprovechado para llevarse unas últimas joyas de sus preciosas estanterías. "Lo que más se han llevado son lámparas, cuadros y muebles, cosas que ya no se encuentran en otros sitios", detalla la propietaria de Regalos Segura.

La concentración del comercio en recintos comerciales de mayor tamaño y las empresas de paquetería han ido reduciendo la cuota de clientes del negocio durante los últimos años. "Ya apenas entraba gente a comprar", recuerdan con tristeza sus dueños. No son los únicos afectados por la evolución de las compras, ya que las empresas proveedoras que llenaban sus estanterías de objetos únicos también han sufrido esta situación. "Antes había una empresa de Madrid que nos enviaba las cosas y acabamos por tener que ir a recogerlas allí", explican.

El cierre de la tienda coincide con la jubilación de Cabrera, lo que hace que el matrimonio se sienta, aunque triste por cerrar este capítulo tan largo de su vida, orgulloso por haber sobrevivido, incluso, a una pandemia. "No sabes lo que yo he llorado estos meses", asegura emocionada la propietaria. Con el paso de las semanas han ido desapareciendo elementos de sus estantes, pero el cuidado del detalle en sus montajes sigue siendo un auténtica obra de arte, como inolvidables son los escaparates de Navidad montados por la propia dueña con productos importados desde Alemania. "Es una de las cosas que más se van a echar de menos", apunta.

Aunque López heredó la tienda de su padre, la pareja tenía claro que acabaría cuando ellos la dejasen. "Nuestros hijos son policías locales, sus parejas están trabajando y tienen su salario y este es un trabajo muy sacrificado y no se lo deseamos a ninguno de ellos", coinciden ambos.

Muy pronto las rejas del local número 26 de la calle General Castaños echarán su cierre definitivo, dejando en el interior miles de recuerdos y un pedazo importante de la historia de Algeciras y sus vecinos.