El Plan de Estabilización aprobado por Decreto Ley de 21 de julio de 1959, que supuso una ruptura con la política autárquica, impregnada de fuerte nacionalismo, seguida por el régimen de Franco hasta esa fecha y la liberalización de la economía nacional, hay que relacionarlo con el cambio de gobierno realizado en 1957 y con la entrada en él de ministros y técnicos superiores de la administración vinculados con el Opus Dei y de reconocida solvencia en el campo de la economía.

Las medidas propuestas en el citado Plan se concretaron, a partir del año 1964, en los Planes de Desarrollo Económico y Social que, en esencia, consistían en una serie de medidas económicas basadas en la planificación, la búsqueda del equilibrio de la balanza comercial y en un ambicioso proyecto de industrialización, apoyado en los Polos de Desarrollo, que se pusieron en marcha a partir de 1964.

Aunque las medidas tomadas por el Gobierno de la Nación de reactivación de la economía de la comarca fueron previas al cierre de la frontera con la colonia británica, algunos autores piensan que el Primer Plan de Desarrollo del Campo de Gibraltar, aprobado por Decreto de 28 de octubre de 1965, obedeció a una estrategia de tipo político vinculada a la presión que se venía ejerciendo sobre el Reino Unido y al citado cierre que se llevaría a cabo en el año 1969.

Pero fuera por motivaciones políticas o como resultado del proceso de liberalización de la economía y de potenciación del desarrollo regional español, lo cierto es que el Campo de Gibraltar, en 1965, era una comarca necesitada de fuertes inversiones y de un verdadero proyecto de desarrollo en todos los órdenes. En aquellas fechas, la comarca presentaba índices de subdesarrollo muy acusados. Al fuerte crecimiento de la población que se observa en la primera mitad el siglo XX, sobre todo entre 1940 y 1960, no correspondió una evolución similar de los sectores económicos y de los factores que se utilizan para medir el nivel de bienestar social. La situación de la enseñanza, los servicios sanitarios, las vías de comunicación, los servicios de distribución y abastecimiento de agua a las poblaciones, la recogida de residuos sólidos urbanos, el sistema de canalización y depuración de aguas residuales, la red de instalaciones industriales y de establecimientos comerciales, etc., dejaban mucho que desear, hallándose en buena medida en unos evidentes niveles de subdesarrollo.

Era, por tanto, la comarca del Campo de Gibraltar, en la que el puerto de Algeciras constituía el principal motor económico, una zona deprimida en la que con toda justicia y máxima urgencia se hacía necesario implantar los planes de desarrollo económico y social que se venían pergeñando en el Gobierno de la Nación desde principios de los años sesenta. Y, por la misma relevancia que había tenido y tenía el puerto en la vida económica de la zona, sería esta institución la que tendría un especial protagonismo en el desarrollo de los citados planes.

Los Planes de Desarrollo Económico y Social del Campo de Gibraltar tendrían, por lo tanto, una importancia capital en el proceso de crecimiento del puerto de Algeciras en todos los órdenes, comenzando por la mejora de las infraestructuras necesarias para el desarrollo de los tráficos (nuevos muelles comerciales, ampliación del dique de abrigo y mejora de calados, nueva estación marítima, pantalán de Refinería, desembarcaderos de carbón y de chatarra, etc.) y el rápido incremento de algunos de ellos, hasta esos años de débil crecimiento, como era el tráfico de gráneles líquidos y sólidos, sin contar con el aumento exponencial del tráfico de pasajeros y vehículos y la implantación de nuevos tráficos comerciales, como el de contenedores.

Lo reducido de su hinterland debía ser compensado de alguna manera si se quería convertir al puerto de Algeciras en el motor de la economía de la zona, generador de mano de obra directa, indirecta e inducida y en la puerta de entrada/salida de mercancías y de pasajeros (la pesca se encontraba en 1964 iniciando su decadencia). Sería con el establecimiento de industrias potentes en al arco de la bahía (Refinería Gibraltar de Cepsa y sus industrias derivadas, operativa la primera desde 1967, Petroquímica Española y desde 1976 la Intercontinental Química; Acerinox, activa desde 1973; Central Térmica Bahía de Algeciras, puesta en marcha en 1970; Gibraltar Intercar, activa desde 1985 y Maersk España desde 1986) cuando se lograrían reactivar los tráficos portuarios y, con ellos, los ingresos del puerto de Algeciras (luego Puerto de Algeciras-La Línea y, más tarde, Puerto Bahía de Algeciras).

La mayor parte de estas industria se instalaron en la bahía atraídas por el Decreto 1.325 de 28 de mayo de 1966 que declaró al Campo de Gibraltar como Zona de Preferente Localización Industrial, aunque no podemos ignorar que, además de las ventajas fiscales que se otorgaban a las empresas que elegían la comarca para su establecimiento, las enormes posibilidades que ofrecía la bahía de Algeciras por su privilegiada posición geográfica jugaron un papel fundamental en el desarrollo de la zona y en el éxito sin paliativos que tuvieron los Planes de Desarrollo, al menos los dos primeros. Pero, al margen de la importancia que para la institución portuaria que estudiamos tuviera el asentamiento de tan importantes industrias en el litoral de la bahía, hemos de analizar de manera prioritaria la repercusión que para el puerto tuvieron los Planes de Desarrollo comarcales y la evolución que en infraestructuras y en los tráficos generaron dichos Planes en los años que van desde 1965 a 1977.

La primera noticia sobre los futuros Planes de Desarrollo del Campo de Gibraltar aparece recogida en el acta de la sesión ordinaria de la Junta celebrada el 27 de abril de 1960, cuando se dio cuenta a la Comisión Portuaria de la Orden Ministerial por la que se había creado en Madrid una Comisión Interministerial para la redacción de un Plan para elevar el nivel de vida de la zona de la Bahía de Algeciras. En la reunión del día 30 de abril de 1964 se dio cuenta de haberse recibido en la Junta un ejemplar del Plan de Puertos 1961-1967 realizado en el marco del Plan de Desarrollo Económico y Social del Campo de Gibraltar. En la Junta en Pleno, celebrada ocho días antes, el Ingeniero Director había señalado las cifras de los tráficos y recaudaciones obtenidas en los años anteriores, así como las cantidades invertidas y las obras incluidas dentro del Plan de Desarrollo, elevando a la Superioridad diversas peticiones relacionadas con la necesidad de contar el puerto con un remolcador y acelerar el inicio de las obras de la nueva Estación Marítima.

Antonio Torremocha. Doctor en Historia Medieval. Académico de número de la Academia Andaluza. Director del Museo de Algeciras (1995-2007)