Operación de la Policía Nacional y Europol en Algeciras

El yihadista detenido en La Piñera, miembro de grupos de mensajería con terroristas en activo

  • La Policía Nacional relaciona a Nabil E. A., de 51 años, con Daesh y halla documentos sobre explosivos, vehículos y armas para su formación

  • Los vecinos resaltan su carácter discreto

Momento de la detención del miembro de DAESH, en Algeciras

Una puerta enrejada de metal sin cristales, bloqueada por dentro con un pestillo y un cerrojo, junto a un buzón gris vacío y sin etiquetas da acceso a una empinada escalera pintada de rojo por la que se llega a la planta alta del número 228 de la calle Andalucía, en el populoso barrio de La Piñera de Algeciras

De allí salió el pasado miércoles Nabil E. A., de 51 años, esposado y fuertemente custodiado por varias unidades de la Policía Nacional tras su detención por su presunta participación en delitos de enaltecimiento, autoadoctrinamiento y por su pertenencia a la organización terrorista Daesh.

En el desarrollo de la operación contra el yihadismo, que contó con la colaboración de un analista de Europol, se practicó el registro de la humilde casa en la que se hallaron documentación y manuales sobre el uso de explosivos, vehículos y armas con los que formarse para cometer atentados, según anunció ayer la Policía Nacional.

Además de material informático, los agentes localizaron pruebas de la publicación por su parte del juramento de obediencia al califa Al Baghdadi y, por consiguiente, a Daesh. Una muestra más de su peligrosidad, ya que este tipo de compromiso entre los miembros de la organización que se hallan en suelo europeo ha supuesto en ocasiones el paso previo a la comisión de atentados.

Nabil E. A. ingresó en prisión provisional sin fianza. Según la Policía, mostraba una intensa actividad en redes sociales y grupos de mensajería dedicados a descargar y acumular contenidos en favor de la organización terrorista. Entre el material que almacenaba y visionaba se hallaban vídeos y manuales para instruirse con la supuesta intención de cometer actos terroristas con información detallada para elaborar explosivos con medios caseros o cómo atentar empleando armas blancas o vehículos.

Ninguno de sus vecinos, sin embargo, sostenía ayer haber tenido indicios de lo que supuestamente sucedía de puertas para adentro en la vivienda alquilada donde Nabil residía desde hacía tiempo. “Al principio pensábamos que se trataba de un asunto de drogas. Nadie nos dijo nada hasta que hoy –por ayer– lo hemos visto en Facebook y en el Telediario”, explicó uno de los residentes en la calle, quien no ocultó cierta “intranquilidad” tras conocer los entresijos de la operación que llenó la zona de policías.

El acceso a la vivienda del número 228 de la calle Andalucía, ayer. El acceso a la vivienda del número 228 de la calle Andalucía, ayer.

El acceso a la vivienda del número 228 de la calle Andalucía, ayer. / Erasmo Fenoy

En la planta alta, dos ventanas de pequeño tamaño permanecían abiertas y se intuían unas cortinas amarillas. Ni rastro de un precinto. El silencio que presidía la calle Andalucía a primera hora de la tarde del sábado –apenas unas horas después de haber sido anunciada la detención por parte de las autoridades– solo quedaba roto por el canto de unos gallos de un descampado cercano en el laberinto de viales de esta parte de la zona sur de Algeciras.

Nadie entre los consultados por este periódico supo (o quiso) poner nombre al arrestado, al que describieron como un hombre que mantenía un contacto “mínimo” aunque siempre con un trato correcto. “Yo no sé nada. Aquí cada uno hace su vida y nadie se mete en la de nadie”, zanjó uno de los residentes mientras arreglaba una reja de la fachada de una casa a medio terminar.

La detención fue a las 13:58 del miércoles 18, tal y como corroboró un adolescente tras consultar en su móvil una fotografía tomada desde lejos del momento del arresto. “La calle quedó cortada totalmente un buen rato antes, estuvieron bastante tiempo”, agregó otra testigo. Además de los extremos del tramo de Andalucía, también hubo cerco policial en la calle Tartessos, la que da a la trasera de la vivienda de alquiler donde Nabil E. A. llevaba “algún tiempo” residiendo con una escasa relación con sus vecinos aunque siempre correcta, remacharon desde las casas cercanas.

Un Volkswagen Passat azul oscuro de unos quince años permanecía aparcado en la puerta. Los residentes aseguraron que pertenece al arrestado. En las imágenes facilitadas por la Policía se observa el cacheo de uno de los agentes al ahora en prisión, apoyando sus manos sobre el costado del turismo momentos antes de ser esposado y de presenciar el registro de la casa.

Actividad en redes

La investigación policial sostiene que Nabil E. A. llegó a estar integrado en más de una veintena de grupos de mensajería de distintas plataformas. Dentro de estos tenía acceso a algunos extremadamente exclusivos y solo aptos para personas consideradas integrantes de la organización. Chats donde conversaba con otros miembros de Daesh que se encontraban en zona de conflicto.

La detención de Nabil E. A., el pasado miércoles 18, en La Piñera. La detención de Nabil E. A., el pasado miércoles 18, en La Piñera.

La detención de Nabil E. A., el pasado miércoles 18, en La Piñera. / CNP

Un ejemplo de su nivel de compromiso con las directrices de la organización era su inclusión dentro de grupos de carácter muy restringido donde se han vertido las amenazas más recientes en castellano contra España y algunas de sus instituciones. Amenazas elaboradas por las principales productoras del aparato propagandístico de Daesh.

Todo lo destacado anteriormente, y el hecho de no intentar ocultar su afinidad por Daesh y sí exteriorizar abiertamente su animosidad a los valores occidentales, eran un indicativo de la amenaza real que suponía el detenido, según la Policía. Los vecinos contrapusieron no saber apenas nada.

“Sin un trabajo regular, dedicaba la mayor parte de su día a acceder de manera compulsiva a estas redes sociales al objeto de descargar, almacenar y visionar manuales, vídeos proyihadistas y a difundir sus opiniones en contra de Occidente”, resaltaron las autoridades. También frecuentaba el cercano barrio de El Saladillo.

Alejado del perfil de otros detenidos más jóvenes que desarrollaban estas conductas delictivas en la red, para los investigadores, el detenido mostraba “un elevado proceso de radicalización” y un alto estado de autodoctrinamiento y autocapacitación.

Según las autoridades, aludía a que residía en “Al- Andalus”, en vez de en Andalucía y manifestaba que “lo recuperarían con la ayuda de Alá”. Además, no dudaba en mostrar como imagen de sus perfiles a Abu Bakr Al Baghdadi, líder de Daesh, o a menores de edad armados vestidos con emblemas de la organización y uniformes paramilitares.

Frente a esta descripción, los consultados en la calle Andalucía coincidieron en que nada les hacía indicar que su vecino guardaba supuestos lazos con el terrorismo del autodenominado como Estado Islámico. “Nos hemos quedado a cuadros”, terminó otro de los consultados en la barriada. 

La Piñera

Un joven camina por la calle Andalucía de La Piñera, este sábado. Un joven camina por la calle Andalucía de La Piñera, este sábado.

Un joven camina por la calle Andalucía de La Piñera, este sábado. / Erasmo Fenoy

La Piñera forma parte del conglomerado de barriadas de la zona sur de Algeciras, donde hay claros signos de abandono, exclusión social y desempleo. Se trata de uno de los barrios con mayor población de la ciudad algecireña, con unas 11.000 personas censadas al sur del Puente del Matadero que marca uno de los límites del intrincado trazado de calles con casas de planta baja y bloques de unas cuatro plantas sin ascensor.

Los índices de exclusión social llevaron a la Junta de Andalucía a declararla, en 2007, como una zona de Rehabilitación Integral de Barriadas (RIB) y más tarde Zona con Necesidad de Transformación Social (ZNTS). Es, además, una de las barriadas algecireñas con mayor porcentaje de población de origen extranjero, con una estimación del orden del 20% donde una persona como el ahora detenido pasa totalmente desapercibida.

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